La malaya y el piure son deplorables change my mind.
Necesitamos tener una conversación sobre los atributos de nuestra gastronomía y lo que necesitamos dejar de lada para siempre. En esta oportunidad dejamos de lado los completos, sopaipillas y otras recetas, para dar prioridad a otras preparaciones (algunas de ellas muy infames).
Lo más asqueroso
Queso de cabeza
No te dejes engañar por su consistencia gelatinosa porque no se trata de un lácteo. Sin embargo, efectivamente esta preparación utiliza los restos de la cabeza de un cerdo mezclándola con el corazón y tripas del animal condimentado con laurel, nuez moscada, pimienta y sal. Durante la época colonial era considerada una delicia que aprovechaba todos los restos del cerdo, pero conforme pasaron los siglos no entendemos por qué sigue existiendo y su elaboración seguramente convirtió a muchas personas hacia el veganismo. Se sirve frio como una especie de picoteo y es muy popular acompañarlo con pebre.
Cazuela de luche
La menos popular dentro de las cazuelas y se entiende bastante por qué. En la receta magallánica se hierve cordero, papas y algas durante horas teniendo un resultado bastante…particular. La combinación de espinazo de cordero hervido con alga deja bastante que desear siendo casi imposible encontrar una cazuela de luche en un restorán que represente nuestra gastronomía.
Malaya Fría
Otra receta típica chilena que no se encuentra en ninguna parte, ni siquiera en las fondas durante fiestas patrias. Solo un grupo etario específico se jacta de comer este “manjar” preguntándonos por qué el chileno siente preferencia por lo gelatinoso servido frio.
Arrollado de huaso
Es la versión cuica del queso de cabeza al utilizar partes del cerdo consideradas no desechables. Medio kilo de cuero de cerdo condimentado con vinagre y ají se considera un manjar dentro de la zona central. No confundir en el supermercado con el arrollado de vena.
Guatitas
Muchas madres se empeñaron en hacernos comer caldo de estómago de vaca hervido con arvejas ¿Por qué son así?
Panitas
Técnicamente las regalan en los supermercados y son aptas para personas hipogeusiacas (que han perdido el gusto). Su consistencia es tan deplorable que por más que las revistas gourmet han intentado generar recetas utilizando el hígado del pollo o el vacuno no han logrado convencer al público (y después de probarlas entenderás por qué).
Sándwich de potito
Tierno nombre para un sándwich compuesto de ano de vacuno y estómago de cerdo. Se sirve con mayonesa o mostaza siendo todo un éxito dentro de los amantes del fútbol que acuden al estadio para ver a su equipo favorito.
Piure
“Tengo ganas de comer piure con cebolla picada” dijo nadie nunca en cualquier restorán.
El café
Nos encontramos relativamente cerca de los mayores productores cafeteros del mundo (Colombia y Brasil) sin embargo, nos inclinamos por el café en polvo acompañado de una cantidad estratosférica de azúcar. La situación dista de cambiar culpando nuestra preferencia por el té el hecho de que dejemos al café en segundo plano.
Empanadas de macha
Las machas a la parmesana son una de las mayores exquisiteces de nuestro país. Nunca son suficientes. Sin embargo, su versión empanizada le quita brillo a uno de los productos marinos que se encuentra en extinción por culpa de hábitos que incluyen esta receta.
Lo regular
Ceviche
El ceviche chileno es rico, pero su preparación desmenuzada no puede con la competencia de nuestro país vecino. Sin embargo, es mucho más económico y el mejor aliado para pasar las resacas que nos dejan las largas noches en la playa.
Chorrillana
Bajón por excelencia, es demasiada cantidad como para comerlo estando sobrios y detenernos a mirar a conciencia lo que tenemos frente a nuestras narices.
Charquicán
Se dice que es la única comida 100% chilena sin algún tipo de influencia extranjera, aunque esto puede generar debate. El charquicán es una receta muy especial que solo podemos disfrutar a concho en nuestra casa y ningún restorán puede igualar los gustos particulares de cada persona y sus preferencias.
Empanadas de pino
Las empanadas al horno son exquisitas y estarían dentro de los primeros lugares si no hubiese caído su calidad con el correr de los años. Una empanada debería ser democrática, pero ahora las realmente buenas se limitan a lugares específicos donde la demanda sube su precio. El prejuicio sobre la dudosa procedencia de su carne y su plasticidad en cadenas de panadería, han puesto en peligro la reputación de la empanada.
Lo mejor
Pollo al barro
El pollo es barato y cada país tiene su preparación especial que lo define. Sin embargo, en Chile tenemos algo pendiente, le debemos algo y lo sabe: entregar pleno conocimiento sobre lo exquisito y desconocido que es un pollito marinado con vino blanco y especias cocinado a las brasas dentro de una coraza de greda. El proceso es lento y el resultado simplemente espectacular. Si se acompaña con papas también asadas untables en el propio jugo del pollo, tenemos una de las mejores recetas criollas.
Kuchen de murta
La pequeña colonia alemana que llegó hasta el sur de Chile dejó grandes influencias culinarias. La mejor de todas, es el kuchen de murta que mezcla la receta europea con el fruto característico del sur de Chile. La murta está considerada un súper alimento, así que aprovecha de comer todo lo que puedas antes de que se vuelva hípster y su precio se dispare.
Cancato
Pescado asado a la parrilla previamente marinado. Generalmente se usa salmón, pero con la reineta obtienes resultados impecables. Se suele incluir láminas de queso y tomate para acompañar el sabor ahumado. Ni hablar si agregamos papas fritas.
Cordero magallánico
Todo el ritual existente frente a la preparación de un cordero lo posiciona como una de las grandes experiencias que toda persona debiese vivir una vez en su vida: la familia, el vino, el atardecer y el sabor asado, son parte fundamental del misticismo patagónico propio del sur (ahya).
Caldillo de congrio
Pablo Neruda le hizo un poema porque es increíblemente llenador, purificante y marabeyonce.
El vino
Una de las cosas que no hacen sentir que somos el mejor país de Chile, es poder disfrutar de un buen vino por 3 mil pesos o incluso menos. Las variedades del vino son tantas en nuestro país que ningún trago se le compara, ni siquiera el pisco. Ya sea tinto o blanco, en el almuerzo o de noche, la oferta de vino es tal que nos enorgullece poder disfrutarlo a destajo tal como los españoles se llenan la panza de jamón ibérico, de un buen vino. Dios me lo bendiga, amén.