Así sería al menos en el campo del lenguaje y de acuerdo a un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en el cual se analizaron patrones de hablantes de diferentes idiomas. Acá te contamos cómo esto nos ayudaría a entender cómo nos comunicamos.

La gran mayoría de los estudios que mapean la red del lenguaje en el cerebro se han enfocado en personas que hablan inglés. Al menos así lo postula el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), que acaba de publicar en la revista Nature Neuroscience un estudio que analizó los cerebros de personas hablantes de 45 idiomas diferentes.

En el informe, liderado por la profesora y neurocientista Evelina Fedorenko, se confirmó que en el cerebro existe una red lingüística que se replica en los diversos hablantes. Esto ayuda a determinar cuáles son los procesos básicos que están detrás de todos los lenguajes hablados.

Los idiomas que se consideraron en el estudio incluyen, además del inglés, el francés, cantonés y chino mandarín.

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Al parecer, esta llamada “red lingüística universal” se ubica en el hemisferio izquierdo de nuestros cerebros. Esto fue identificado a partir de estudios de la imagen cerebral, que también apuntaron que los lóbulos frontal y temporal también se activaron, independiente del idioma que se hablara.

A través de un comunicado de prensa sobre el estudio, el MIT confirmó que si bien los hallazgos no sorprendieron a quienes realizaron el estudio, si aportan a argumentar que la ubicación y las propiedades de la red son universales. A partir de los resultados también se podrá estudiar otros elementos lingüísticos que en inglés no había permitido hasta ahora.

Como todos los idiomas, a pesar de su origen, tienen diferentes entonaciones y ritmos, los científicos apuntaron que lo interesante es definir qué es lo que los une a nivel universal.

“Ahora que vemos que las propiedades básicas parecen ser generales en todas las lenguas, podemos preguntarnos por las posibles diferencias entre lenguas y familias lingüísticas en cuanto a cómo se implementan en el cerebro, y podemos estudiar fenómenos que no existen realmente en inglés”, afirmaron.