El martes recién pasado fue el lanzamiento de la nueva versión de Reviste la calle, el compilatorio bianual con el que Viste la Calle pasa al siguiente nivel.
[nggallery id=155 template=wnd]Pasado las 19, un particular movimiento con gente sobre plataformas, peinados freaks y chicas ultra glam iban y venían a través de Román Díaz, en pleno providencia; en Santo Remedio, el mítico restobar de la zona se estaba llevando a cabo el lanzamiento de la nueva edición de Reviste la Calle, una publicación bianual del portal de moda.
El evento, salvo el calor, era todo lo esperable para el caracter de la celebración. Bar abierto de cerveza y espumante, los creadores y amigos del proyecto, muchísima gente, y una revista como gran protagonista. Ahora bien, entender lo que encontrarás en esta es complejo si no sabes cómo ha sido la evolución de viste la calle.
Viste la calle es un sitio, que como miles alrededor del mundo, partió como un clon de The Sartoralist, es decir, un repositorio de looks sorprendentes encontrados en la calle. Afortunadamente, y creo que como consecuencia del poco buen vestir que vemos en las calles de Santiago (Siendo ortodoxos, ni yo no califico como alguien bien vestido, pero ese es otro tema), el sitio adquirió vida propia generando editoriales, produciendo desfiles, apoyando diseñadores latinoamericanos, redactando contenidos propios y en general, articulándose como un referente mediático de todo lo que pasa con la moda en Chile por su amplio espectro de contenido y acciones.
Bajo esa perspectiva, el siguiente paso era llevar este pulpo digital de la moda, a un medio donde pudiese ir más allá del consumidor típico del sitio. Esto se lograba a través de una revista.
Ahora, volviendo a la revista como tal, podemos decir dos cosas sobre ella. En primer lugar, es un infaltable en la colección de revistas de cualquier chilena o chileno que se sienta medianamente amante de la moda. Reviste la calle es una radiografía fiel de todo lo que sucede con este mundo en nuestro país, desde la selección de looks (que pueden gustarte mucho, poco, nada u odiarlos) hasta los temas que se tocan en sus artículos y entrevistas. De hecho es este contenido el que parece el mejor acierto de toda la revista, pues permite que sea mucho más que un catálogo en papel couché como suelen ser este tipo de publicaciones. En efecto, es este contenido el que le da valor, peso y hace que la publicación sea valiosa.
Sobre formatos de lectura
A pesar de que es muy frecuente la lectura y consumo de revistas de manera inversa, es decir, de atrás hacia adelante, esto está permitido gracias a dos situaciones; por un lado, se trata en general de revistas hechas para ser “ojeadas” porque se trata simplemente de fotos, o porque el formato y diagramación crea solamente pequeñas notas como las de la última página del diario. En el manga oriental muchas veces nos encontramos con este sentido de lectura porque los creadores piden explícitamente que esto se respete, con la ventaja de que al tratarse de viñetas (similares a las pequeñas notas de las últimas páginas del periódico) no existe problemas de continuidad o flujo en la lectura.
Entendiendo lo anterior, un diseñador común y corriente no puede diagramar una publicación de contenido extensa forzando la lectura de derecha a izquiera ya que no está considerando aspectos culturales de lectura y en lugar de resolver un problema, plantea otros nuevos al lector.
Por otro lado, y aunque nadie me pregunte, creo que el formato de lectura aunque pudiese parecer “natural” a palabras de Majo, es una aberración que entorpece en todo momento el flujo natural de una lectura, convirtiendo el consumo de la misma en todo un desafío estilo dónde está wally (o el puntito en este caso) mientras que a modo de detalle, y que podría parecer una estupidez, creo que hacen falta preguntas al editor, tal como el 90% de las revistas. Una sección en la que la niñita de chuchunco city, a 100 kilómetros de Chillán, pregunta dónde se estudia diseño de vestuario en Santiago, o la señora María le pregunta a Majo si las rayas que hacen verse más flaca son verticales u horizontales. En serio, es un formato y código que simplemente funciona cuando el target es gente que utiliza el papel como un medio de comunicación, porque en serio, si el objetivo de RLC es que sea consumida por las mismas personas de VLC creo que terminará en el fondo del mismo abismo en el que han terminado Ronda y otras tantas.
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