Conversamos con el director de Noesnalaferia y escritor de “Tanto duele Chile” sobre su libro, el escenario político actual, y aprovechó de contestar a Gumucio, que el fin de semana ninguneó a “la nueva camada de escritores de clase media”.
Hace exactamente una semana, Richard Sandoval presentó su tercer libro, Tanto duele Chile, en sociedad y estuvimos ahí para contártelo.
Las más de 40 columnas que componen Tanto duele Chile, divididos en tres capítulos “Ayer, experiencias de su pasado, “Hoy”, su cosmovisión de la actualidad chilena, y “Tanto duele Chile”, donde se retrata un país fragmentado por el dolor y la resilencia de pararnos cada vez que algo malo pase, ya está disponible en librerías del país.
Conversamos con el periodista y autor sobre su libro- mezcla de nostalgia de niño noventero y humor político/social- y esto fue lo que nos dijo:
¿Cómo has sentido el recibimiento de tu libro en los medios, en las redes sociales y en el público chileno?
Estoy muy contento con cómo se está recibiendo el libro en estas primeras semanas. Me gusta mucho cómo los lectores se van apropiando de la historias y se van ubicando dentro de ellas. Creo que esa es una de las virtudes que tiene el libro, que permite al lector posicionarse como protagonista de historias de vida que a casi todos nos ocurren y han pasado, historias forjadoras de una identidad. Amigos me han comentado que con textos como el de las “Toallas mojadas” se han vuelto a sentir en las casas de sus infancias, secándose en la soledad de un patio de tierra en plena ciudad, mientras otros se han sentido representados por el brillo bohemio que ofrecen textos como “La estampida de Pío Nono”. Esa conexión emocional, de pertenencia a una forma de vida, de fuerte vínculo con la familia y la idea de esfuerzo para desarrollarte, ha sido muy bonita en los primeros lectores.
Por otro lado, los textos más políticos se han posicionado de muy buena manera, instalando debates en la opinión pública. El perfil de Juan Pablo Rojas, que para mí es una de las crónicas más importantes del libro, apareció como adelanto en Ciper Chile y ha servido para volver a impactarnos como país respecto al engaño que sufrieron cientos de estudiantes de la carrera de Criminalística. Asimismo, historias como la de Jorge Mateluna, ex frentista injustamente condenado por un asalto a un banco en que no participó, y los vaivenes a los que se han entregado en los últimos años los habitantes de la zona afectada por el incendio del último verano, han logrado generar un debate respecto al sistema político en que vivimos.
¿Cómo ves el escenario político actual chileno? Con las campañas de Beatriz Sánchez y Guillier, ambos periodistas, ¿tienes algún tipo de intención política a futuro?
Veo con mucha preocupación el escenario político actual. Considero que la decisión de la DC de no ir a primarias es un duro golpe a las intenciones de construir una mayoría transformadora, dando un directo impulso a Sebastián Piñera, a quien será muy difícil vencer en segunda vuelta, porque así lo indica la experiencia nacional e internacional. Así perdió Frei en 2009, así perdió Scioli en Argentina frente a Macri. Aun así, creo que no se debe perder la esperanza, más aún cuando se cuenta con candidatos que inspiran confianza en la ciudadanía, y que pueden mover a votar a quienes no votan, como Guillier y Beatriz Sánchez, quienes deberán ofrecer una oferta programática sólida, acorde con las necesidades urgentes del país en salud, educación, previsión, libertad de prensa, cultura. Sólo la propuesta programática contundente de estos candidatos puede fortalecer las opciones de la izquierda y el progresismo en un escenario tan difícil.
En mi caso, no me veo durante varios años más en una carrera política. Mi lugar en el mundo es la comunicación, la escritura, la radio, es allí donde quiero construir y ser un aporte. Quizás cuando venga de vuelta sea candidato a algo, jaja.
Rafael Gumucio dio una entrevista a La Tercera este fin de semana dónde se refirió a una supuesta camada de escritores de clase media que hace libros para “alabarse y para alabar a su clase social” ¿Qué opinas de sus palabras?
Creo que son palabras muy inadecuadas y que hasta pueden ser peligrosas. El alma del arte es dar vigor a los impulsos creativos, y en mi caso –con una literatura que se inscribe en una pertenencia de clase- el impulso que me mueve es hablar de mis dolores, de los traumas del pasado y del presente, de la tragedia que afecta a mi clase, la clase trabajadora, esa clase en la que mueren tres mil personas al año por falta de camas en los hospitales. Esa clase que no puede seguir estudiando porque las deudas no dan tregua, esa clase en que abuelos se mueren enfermos y tristes con pensiones de cien lucas. Poner algún tipo de freno al impulso creativo, la clave de la experiencia artística, es peligroso. Hay una visión autoritaria en las palabras de Gumucio, de señor privilegiado molesto con la aparición del reclamo de los rotos, una visión que busca ordenar sobre cómo, de quién y desde dónde hablar. Esa posición dictatorial, ubicada en la antítesis del arte y la literatura, no se puede aceptar, menos en estos tiempos, en que voces diversas aportan con fuerza colores y estéticas que irrumpen en el espacio sagrado de la elite cultural, aporte clave y necesario para la existencia de una verdadera democracia.
Foto de portada: Patricio Contreras.