La fundadora de Festival En Órbita conversó con nosotros para exponer las dificultades al momento de crear propuestas diferentes y vanguardistas en Chile


Los festivales en Chile adquirieron características exclusivas donde premia la cartelera antes que la experiencia que pueden otorgar para los oyentes. Lo anterior produjo un sistema de capitalización de la música en vivo donde las propuestas alternativas quedaron relegadas a lucha por patrocinios y financiamiento. Sin embargo, existen personas que no han perdido la fe en el público que busca la diferencia. Carmen Barahona es una de ellas.

En conversación con nosotros, comentó las dificultades que implica llevar la materialización de una idea con dinero de su propio bolsillo, el perfil del público nacional y un adelanto de lo que será esta tercera versión de Festival en Órbita.


POUSTA: Cuéntanos de donde nace la iniciativa de hacer un festival como este y cuáles fueron los principales riesgos al momento de querer ejecutarlo

La idea inicial nace de una inquietud que tenía al sentirme un poco abrumada por la falta de espacio y oportunidades para las bandas locales con las que trabajaba en mi agencia Dollmusic y la monotonía que percibía en la escena local. Sentía y siento, que faltaban los momentos reactivos, y no tenía muy claro que hacer en ese entonces. En ese periodo, estaba trabajando en otras productoras más grandes y no tenía intención de hacer eventos, mucho menos un festival, pero no estaba ni tranquila ni feliz. Renuncié al trabajo que tenía, sin saber bien que hacer.

Me di muchas vueltas, seguí trabajando con mi agencia y hablaba mucho con quien pudiese acerca de lo que faltaba para generar un cambio o movimiento.

Un verano me fui de vacaciones con mi familia a Orlando (amo Disney) y en un momento de iluminación, y de manera impulsiva en Epcot Center dije: fuck it, vamos a inventar algo y como salga, tendrá una dirección de arte retro futurista


Eso fue un accidente/no accidente, porque yo flipeo con el concepto, la estética y por sobre todo los años 50 y 60: época de inventos constantes donde todo era una posibilidad y una sorpresa.

Llegué a Chile y comencé a trabajar el en primer En Órbita inmediatamente y fue de las cosas más duras que me ha tocado hacer en la vida: más que tener gemelas a los 18. Nada salió a nivel interno como debía salir. Pero el evento quedó maravilloso y sentí que la gente lo valoró mucho

 POUSTA: Chuta ¿Por qué se complicaron las cosas a nivel interno? ¿hubo problemas con la recepción o los inversionistas?

No hubo inversionistas. No tenía idea como hacer una planilla y menos como salir a vender algo así. Pero lo logré eventualmente, contraté ayuda, pero no pude levantar un peso así que pedí un crédito personal al banco para poder hacerlo.

La recepción del público fue difícil también. La gente hoy por hoy juzga un cartel por la popularidad de sus artistas, nosotros no nos basamos en lo que es comercial a la hora de elegir las bandas. Las decisiones tienen más que ver con la coherencia de la historia y gusto personal.

En general, las bandas que vienen se sienten muy involucradas con el proyecto y el mensaje y espíritu que transmitimos.

En Órbita se desarrolla en base a querer construir una historia y dejar un recuerdo. Hay una búsqueda de ideas y diálogo en el desarrollo de éstas.

POUSTA: Existe una percepción sobre lo elitistas que son los festivales de música hoy en día ¿Compartes estas opiniones?

Depende de quien lo perciba así. No sé si son elitistas, pero puedo decir que falta atreverse más con los contenidos y entender de qué manera comunicarse con la gente. Esa es la clave: entender a tu gente y comunicarte. Pero es lo más difícil también.

¿Con elitista a que te refieres exactamente? ¿Contenido, precios, perfil de gente que va?

POUSTA: Me refiero a que el line up se pierde porque no asisten los fanáticos de los grupos en cuestión, sino quienes pueden pagar las entradas

Ah bueno sí eso es un tremendo problema. Me encantaría poder cobrar mucho menos, pero En Órbita no tiene casi apoyo económico y los costos de las bandas y producción son altísimos. El precio de las entradas en general va sujeto a los costos del evento.

La gente no tiene por qué saber esto, pero producir un evento es carísimo con todos los detalles que implica: seguridad, permisos, escenarios, hoteles, visas, etcétera.

Entonces lamentablemente, es una ecuación que no da muchas veces, no da sin sponsors y no da sin apoyo de fondos.


POUSTA: Pero ya van por la tercera versión del festival, me imagino que la fórmula de alguna manera está dando resultado

Aún no del todo, pero estamos trabajando en eso. Lo sigo haciendo porque estamos generando algo positivo y he tenido la capacidad de seguir pensando en maneras de rediseñarlo para hacerlo sustentable pero las dos primeras ediciones fueron golpes extremadamente duros

POUSTA: ¿Por qué?

Porque perder sumas altas de dinero cuando no se tiene espalda, es muy complejo. Es una responsabilidad enorme, con la familia, con los proveedores y el equipo que trabaja contigo y con uno mismo también.

Nadie habla de estas cosas, pero a mi me importa abordarlas, porque siento que muchas veces se pierde el valor al esfuerzo por desarrollar aportes culturales. No todo puede ser sustentado por gobierno y marcas ¿Qué ocurre con esos proyectos? pasan a ser inviables y quedan en una repisa.

POUSTA: ¿Qué puede esperar el público para esta nueva edición de En Órbita?

Vamos a anunciar en cosa de horas. Esta entrevista saldrá antes, pero para este año pueden esperar ver dos de los mejores shows que me ha tocado ver en vivo, y que la prensa internacional me avala en eso, por un lado. Además, enriquecimos muchísimo los espacios de conversación y observación. Sumamos temas importantes, como la influencia de los pueblos originarios en nuestra cultura contemporánea y el cruce entre las ciencias y el arte:  El origen de dónde venimos y a donde vamos en el espacio que ocupamos como seres humanos.