A raíz de algunas compras bastante polémicas hechas en A.P.C, Kenzo o Burberry, hace tiempo atrás con amigos y amigas solíamos caer en la discusión acerca de qué tan bien estaba de vez en cuando comprarse de marcas consideradas de lujo, y las opiniones nunca lograban llegar a nada.

Hay quienes, por ejemplo, compran ropa falsificada porque consideran que “es aspiracional” comprarse ropa auténtica.

No entiendo bien cual es la lógica detrás de eso, porque creo que si no tienes o puedes comprarte ropa legítima, el llenarte de “logos” y prendas codiciadas/cotizadas, generas una ilusión de falso poder adquisitivo, lo que al final del día, es mucho peor. Con esto no digo que encuentre cool a quienes sean capaces de efectivamente comprar solo ropa de marcas, es que simplemente a vista del ciudadano típico, esa es la percepción que se genera.

Tiger Fever de Kenzo, probablemente el polerón más copiado en la historia de iOffer.
Tiger Fever de Kenzo es probablemente el polerón más copiado en la historia de iOffer.

Hay otro grupo, que se siente más identificado con los datos, picadas y mucho fast fashion, lo que me parece súper bien aunque relativamente peligroso.

Se trata de personas que tienen cierta compulsión por las compras y a consumir en general. Necesitan ver su closet cada vez más y más lleno, compran cosas que a veces ni siquiera usan y al final del día se convierten en víctimas de la maquinaria de marketing. No basta tener una o dos poleras blancas, hay que tener 10 y muchas veces con diferencias casi imperceptibles. “No basta con 10 pares de zapatillas, hay que tener 100”. Es un grupo bien raro de gente que usualmente nunca verás repetirse una tenida y para quienes comprarse ropa, es como comprarse una bebida en lata.

Por último, estaba el grupo con el que me identifico, y es aquél que de vez en cuando, se hace un auto-regalo adquiriendo prendas que son más caras que el promedio, pero en el que tienes la certeza que te durará mucho, mucho, mucho tiempo. Son prendas que eventualmente se convertirá en parte de tu identidad o “personal branding” y que esperas alguno de tus hijos pueda heredar.  Entendiéndolo así, es un lujo que puedes darte si no buscas llevar siempre “lo último en tendencia” y que si eres hombre, podrás disfrutar pues casi toda la ropa es atemporal.

Entre los tres grupos, no creo que haya uno mejor que el otro (de hecho eventualmente los tres grupos son una basura a ojos de un no amante de la ropa) pero si algo que es objetivo, tiene que ver con las matemáticas de la moda y es exactamente lo que revelan estas diapos de Racked, quienes comparan cuántas prendas de una marca de fast fashion puedes comprar en comparación con una de una marca de lujo.

Este es el resultado del ejercicio.

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(Por cierto, Racked es de esos sitios que deberías agregar a tu lista de Feed. Es el nuevo magazine de moda de Vox Media, los creadores de Polygon, SB Nation y el famosísimo The Verge)