Se acabó la semana del 18, salió el sol (o al menos se supone saldrá) y todo el mundo comienza a mirarse con más frecuencia al espejo, y las razones son obvias: es tiempo de vestirnos más ligeros de ropa y es por eso entonces cuando arrancan las típicas misiones por lograr un verano sin polera. El objetivo es solo uno, y se trata de darle un poco de dignidad a tu cuerpo para el momento de usar un traje de baño en la temporada estival.

Es así como comenzamos a preocuparnos más de qué comer y qué no, contamos calorías, cambiamos la bebida o el jugo por bebidas light y al desayuno tratas de darle prioridad, por ejemplo, al pan de molde.

Son muchas, muchas las decisiones que en pro de lograr mejorar nuestra condición física comienzas a realizar, pero sabes qué? la mayor parte de todo lo que haces es bullshit, porque resulta que hasta ahora, casi todo lo que entendemos hasta ahora sobre nutrición está errado, y seguirá así durante muchísimo tiempo más. La razón es una palabra llamada genotipo.

Sabes la razón por la que a pesar de que comes igual que otros amig@s nunca logras estar en una buena condición física? o ¿por qué últimamente hay una acidez recurrente que te obliga a comer como pollito porque todo te deja con dolor de estómago o más? Podemos hacernos millones de preguntas cuya única respuesta, es que la comida no funciona del mismo modo en todos los organismos, y aunque no se trata de que todo nos de alergia, existe un puñado de alimentos que definitivamente te hacen mal, otra que no hace ni bien ni mal, y otros que pueden ayudarte en verdad a resolver ciertas cosas que por comer mal, haz ido estropeando.

Con lo que les voy a contar, no pretendo embaucar a nadie, pero simplemente puedo dar fe de que hay varios problemas con los que vivía, que en sólo un par de semanas logré “arreglar” por saber cuál era mi genotipo y qué debía comer y qué no y este es el testimonio de eso.

Mis problemas como “cazador”.

Todos los nombres que puso Peter D’Adamo, el descubridor del genotipo a sus “arquetipos alimenticios”, tienen relación directa con las características de ese genotipo. En mi caso el cazador, es un personaje que desde su contextura, hasta cómo funciona su metabolismo, hay una especie de relación directa con el hombre de las cavernas que fue el primero que se puso en dos pies.

Por ejemplo una cazador o cazadora siempre el grupo sanguíneo de un cazador es O, se caracteriza anatómicamente por “tener un leg gap” y extremidades largas y estilizadas, a pesar de que esté sobrepeso. Usualmente tienes grietas en las huellas dactilares a causa del gluten y tienes una tendencia especial a generar mucha adrenalina, algo que determina por ejemplo, el tipo de trabajo con el que te sientes más cómodo realizando o los tipos de deportes que son mejores para ti. Yo por ejemplo no puedo tomar café, porque como la cafeína afecta directamente el sistema nervioso central, más la “adrenalina”, terminas con unos tiritones horribles. Los cazadores usualmente sufren rinitis alérgica, porque claro, tu sistema inmunológico es súper agresivo, tanto que termina sobrereaccionando a cosas tan inofensivas como el polen. A mi por ejemplo me prohibieron la leche y la mayoría de los quesos y desde entonces mi rinitis está a raya.

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Otro problema recurrente que tienes como cazador, es el maldito dolor de estómago, que uno cree es colon o problemas así, pero la razón es otra: el gluten además de generar acidez cuando lo consumes con mucha frecuencia, daña las mucosas intestinales.

Lo que hice yo fue entonces quitar un montón de alimentos de mi dieta, pero no porque estuviese sobrepeso (Bueno, si, igual si, pero en la alimentación del cazador se trata más bien de calmar el sistema inmunológico, más que “bajar de peso”) y paulatinamente he ido resolviendo esos problemas.

Otra cosa súper heavy es por ejemplo mi relación con la carne. Siempre, siempre, siempre mis amigos habían sabido que si yo no comía carne, sentía que básicamente no había comido nada y terminaba sampándome el refrigerador completo, y ahora todo tiene lógica. Cuando eres cazador lo mejor que puedes hacer es comer distintos tipos de carnes, pues sacas todos los nutrientes desde ella, y no, no sufres problemas de tránsito lento ni cosas así, porque tu intestino está preparado para eso.

Desde esa perspectiva, podríamos decir que mi régimen se basa un poco en la famosa dieta paleo, pero con sutiles detalles, y además el paleo no es para todo el mundo.

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A pesar de que podría profundizar mucho sobre mi propio genotipo, cómo reconocerlo y más, lo que sumado a cambios súper reales en la calidad de vida de la gente que ha sido fiel al mismo, da indicios reales de que efectivamente la alimentación que debiésemos llevar es muchísimo más personalizada de lo que creemos, y sentarse a contar calorías de la comida es casi tan iluso como creer que la obesidad mórbida se combate tomando coca cola light.

Yendo a temas más específicos, hay varias palabras claves que sustentan lo que pasa con la comida en distintos tipos de persona, pero si quieres darle un vistazo a esta estupidez, podrías buscar el libro de Peter D’Adamo en el que explican todos los fundamentos del genotipo, cómo identificar tu genotipo sin tener que pagarle a nutricionistas (que hay hartos chantas por ahí), cuáles son los alimentos que debes quitar de tu dieta y la razón y cuáles son los “supra alimentos” que te pueden ayudar a sanar; hay muchos tipos de síntomas que tienen su origen en que consumes alimentos incompatibles con tu genotipo, desde jaquecas inocentes hasta problemas de hinchazón por comer cosas tan inocentes como una lechuga.

Yo ya tengo listo mi detox post 18, lleno de berries y pescados.

La portada y las fotografías pertenecen a la seca de Sprouted Kitchen.