El diseñador Sebastián Albornoz tiene 26 años y hace cuatro que se fue de Chile para perfeccionarse en Europa. Desde ese momento, su carrera despegó y en poco tiempo ha sido parte de los equipos de algunas de las marcas más importantes del mundo. El joven diseñador conversó con nosotros de sus experiencias con personas influyentes de la moda, de su marca SEVALI y de cómo ve la posición de la industria de la moda en Chile en relación a la del resto del mundo.
Ilustración de portada: Felipe Robles
Era septiembre y Sebastián estaba de vacaciones visitando a su novio. Él vivía en Londres siendo parte del Master en Moda en Central Saint Martins, pero esa noche estaba en París para el Fashion Week e irían a una fiesta de este mismo evento. El DJ que iba a tocar esa noche era el novio del Director Creativo de Vetements, el diseñador más admirado en el último tiempo.
Habiendo trabajado en Alexander Mc Queen, Tom Ford y Balmain, Sebastián se encontró con un personaje clave en la industria. Sin rodeos, se acercó al diseñador para decirle que le gustaría ser parte de su equipo. Dos días después, le preguntaron si estaba disponible para una reunión.
Sebastián nunca pensó que su viaje a París terminaría en una entrevista para la marca a la que más deseaba pertenecer, porque además debía volver a entrar al master en Octubre, pero ahí estaba: sentado frente a la persona a la que debía convencer para llegar un paso más allá. “Le expliqué mi forma de trabajo y le mostré mi última colección, “Social Suicide”, inspirada en school girls.” Su plan inicial era acercarse al equipo para que lo conocieran y así mantenerse en contacto para el futuro.
Sorpresivamente al terminar la entrevista, le dijeron que habían altas probabilidades de que él fuera la persona que estaban buscando para completar el selecto grupo de diseñadores que constituyen el colectivo parisino. Dos semanas después llegó la última reunión. Sin embargo, un detalle importante frenó las negociaciones: Sebastián debía establecerse formalmente en París antes de poder empezar a trabajar.
Siendo el único chileno seleccionado en el master en moda más importante en el mundo, Sebastián tuvo que tomar la decisión de seguir con sus estudios en Londres o viajar a Chile a hacer los trámites necesarios para poder cumplir con este nuevo objetivo. Optó por lo segundo, pero durante el proceso, el camino se entorpeció. Habían pasado dos meses desde la primera entrevista y le respondieron que estaban en contacto con otros candidatos. “No significaba un no rotundo, pero me pidieron que esperara y dije concha tu madre: aposté todo por esto.”
A la semana siguiente, el miedo terminó. Estaba trabajando, con escritorio propio y fichas técnicas para empezar a diseñar. Sebastián describe el trabajo en Vetements como “colaborativo y transversal”, a pesar de estar trabajando directamente con el ganador de Best Designer of the Year por los British Fashion Award y Most Influential Person in Fashion por Bussiness in Fashion. “Estoy concentrado en ver cómo funciona la compañía desde adentro para poder aplicar este aprendizaje en mi propia marca”
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La clave del éxito
Después de admirar la meticulosa artesanía en los diseños de Alexander McQueen, experimentar la perspectiva pulcra, perfecta e intocable en Tom Ford y conocer el showbiz de la mano de Oliver Rousteing en Balmain, hoy, instalado en este nuevo ambiente, ha podido apreciar el proceso creativo de cada uno de los diseños. “En el equipo intentamos llegar a soluciones simples pero al mismo tiempo impactantes. Es un ambiente que se aleja del estereotipo de la casa de moda, mucho más realista y aterrizado. Estas son dos características que aprecio y que me gustaría aplicar a lo que haré en el futuro”.
Analizando el éxito que tuvo durante el 2016 la empresa con la que comenzó el 2017, el joven afirmó que la compañía “llegó a suplir una necesidad estética que muchas personas estaban esperando. La moda está saturada de glamour. Esta marca llegó a dar una chispa de realidad y a despertar en las personas una nueva perspectiva.”
La moda en Chile
Al comparar el mercado de las grandes capitales de la moda con la industria chilena, Sebastián expresa que cada año Chile se supera con nuevos diseñadores que desarrollan propuestas más refinadas.
Destaca que siempre haya gente que se atreva a lanzarse porque “en Chile no existe una valoración real de la moda que se explica por la cantidad de prejuicios culturales que existen para hacer cosas nuevas”. Como ejemplo, se refiere a los diseños de @caserita_ asegurando que “ese tipo de iconografía re-valoriza lo propiamente chileno, que es lo que muy pocos chilenos hacen”.
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Por otro lado, Sebastián cree que hay un problema trascendental desde el comienzo de la formación de diseñadores. Según él, que la carrera tenga el nombre de “diseño de vestuario” en vez de “moda” minimiza la profesión, lo que también se reflejaría en el futuro desempeño de estudiantes con “falta de identidad y valorización del trabajo propio”.
El diseñador de SEVALI mantiene una fuerte opinión en la apertura de los cánones de belleza en el mundo y en Chile, cree que para poder conectar con las personas es fundamental alejarse de los estereotipos de belleza inalcanzables. Éstos, a su entender, solo generan mucha distancia. “Siento que toda esta tendencia hiper glam que existe en Chile, termina por segmentar y distanciar a los consumidores. Es esencial valorar diferentes bellezas.”
SEVALI
Después de pasar por diferentes universidades y de haberse perfeccionado en importantes influencias de la moda, Sebastián Albornoz mejoró su técnica, estudió la teoría, y se siente cada día más seguro para lanzarse por completo con su marca SEVALI. “Estoy en un proceso de aprendizaje y al mismo tiempo existe una ansiedad por establecerme como diseñador”, dice emocionado.
Su inspiración para crear nace de su propias experiencias y de su adolescencia. “Me inspira muchísimo pensar en ese momento cuando comienza el despertar de la identidad propia. Es una época de cambios muy importante para todas las personas”.
Albornoz no cree en las tendencias que aparecen año a año, y asegura que es un patrón que se repite con pequeñas modificaciones. El diseñador chileno es partidario de elegir un estilo y ser consecuente a este antes de seguir una tendencia diferente cada temporada. Al mismo tiempo cree que es esencial no condicionarse, afirmando que la moda no debe ser tomada muy en serio.