Gente de Santiago, los “de región” tenemos un par de cosas que decirles

Ser de provincia y realizar diferentes esfuerzos durante tu época universitaria te dota de cualidades que probablemente no conocías y que te contamos el día de hoy

Tomando en cuenta mis paupérrimos resultados en la PSU me vi en la obligación de recorrer diferentes universidades para evaluar mis opciones. En el marco de ese tour de la vergüenza, me recibió el decano de una casa de estudio que no paró de hacer comparaciones campiranas sobre mi origen rancagüino con cualquier tema en cuestión que tocamos durante esa reunión.

“Este ramo se llama legislación periodística, y sirve para que fundamentes de forma jurídica tus investigaciones. Por ejemplo: si te roban una gallina en Rancagua, tienes que saber quien fue el granjero que te la robó y pedirle que devuelva tu animal al gallinero mediante un tribunal” dijo ante mi mirada atónita.

Claramente no me matriculé en esa universidad y me fui con la mierda sureña hirviendo. 

Pero que iluso fui al pensar que se trataría de un tema aislado, porque tanto yo como otros compañeros de provincia nos vemos enfrentados a la ignorancia estereotipada de los santiaguinos que no logran ver más allá de su propia comuna o perímetro social.

Ser de provincia es mucho más que pertenecer a una ciudad aburrida parecida al inventario que predomina en la mente de los santiaguinos que se proyecta a través de burlas con actores que se disfrazan de huasos como si fuera algo novedoso.

Basta de decir que Calama es feo; basta con las burlas al acento chilote; no todos los de Curicó van al rodeo y no todos en Punta Arenas comen choripanes con leche con plátano todos los días (¿?)

Ser de provincia y vivir solo en Santiago en tiempos universitarios entrega tips de supervivencia traducidos en cualidades que se mantienen durante toda la vida y que son dignas de mencionar como haré a continuación:

Independencia

La centralización se deja ver en su forma más explícita con la mayoría de la educación universitaria establecida en Santiago (sabemos que existen universidades en Concepción, Talca y Valparaíso, pero son un número bajo si desglosamos las casas de estudio por zona). Lo anterior conlleva a que miles de jóvenes abandonen su hogar a la edad de 18 o 19 años para vivir en piezas o pensiones con precios completamente inflados y roomates desconocidos que ven porno todo el día con el volumen a todo dar (experiencia personal).

Pro de esta situación: tener un espacio fuera del yugo paterno y ser consciente de esta nueva libertad te hace ser una persona mucho más responsable durante la primera mitad de tus 20.

Contras: ropa sucia en abundancia y vasos de maruchán en el lavaplatos, el living, tu cama y la tina.

Gastronomía de excelencia (o intentos de una)

Todos los estudiantes de provincia que llegamos a Santiago sabemos cocinar motivados por la nostalgia. Al principio parece divertido vivir de sopaipillas y completos, pero después de un semestre, la única forma de rememorar la lasagna de nuestra abuela es intentando prepararla nosotros mismos. El camino es largo y conlleva muchos intentos fallidos con amagos de incendio, pero todo estudiante de región tiene esa habilidad gastronómica innata por descubrir.

Sentido de pertenencia y empatía sin distinción de prejuicios

La gente de región es mucho más abierta al momento de aceptar diferentes realidades gracias a que las ciudades en provincias son tan chicas que estamos todos obligados a convivir debido a lo reducido del espacio. Lo anterior se debe en parte (y gracias a dios) a que no existe la división plaza Italia para arriba/ plaza Italia para abajo, y aunque se intente replicar el modelo burbuja impuesto por colegios católicos zorrones aquí en Santiago, de poco y nada sirve al momento de encontrarse con alguien de tu misma ciudad en la universidad, donde te das cuenta que tienes mucho en común con tus coterráneos ya sea por el equipo de fútbol provincial o el lugar de los completos donde se bajonea después del carrete creándose una buena onda y complicidad instantánea con gente que pensabas no tenías nada en común.

Estilo de vida minimalista y rechazo al capitalismo

Duele ir al supermercado en Santiago. Duele sacar fotocopias y gastar lucas por un libro que no queremos leer y que nos complicará la vida. Duele no poder priorizar nuestros gustos personales por tener que gastar de forma obligada en materiales por culpa de carreras que no les basta con desangrarnos con mensualidades y matrículas de cientos de miles de pesos. Por esta razón quienes somos del interior de Chile tenemos un ojo de lince para todos los eventos con comida gratis, los datos de las mejores picadas en la Vega para comer comida peruana por precios  rebajados y los horarios de los happy hour más extendidos de la región. Nota: si eres de provincia y tuviste una botella o cajita donde juntaste las monedas de 10 pesos, sabes bien de lo que hablo.

Apego

Nos molestó durante toda nuestra adolescencia que nuestros padres nos dijeran qué hacer o hasta que hora podíamos salir. Sin embargo, tener a tu familia al otro extremo del país, o a varias horas en bus de distancia, genera un sentido de nostalgia, también conocido como “pensión”, en ingles se le llama “homesick”, que nos hace agradecer el hecho de crecer con nuestros amigos a la vuelta de la esquina sin necesidad de recurrir a un conserje, de tener a la eterna señora del almacén que nos pregunta sobre nuestra vida como si se tratara de un familiar más, y añorar por revivir esos asados domingueros eternos con los abuelos y los tíos. Crecer con esta simpleza hace que proyectemos nuestra vida a querer revivir aquellos momentos, y por esto y más que nada, ser de provincia es un orgullo.

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