Durante los 90 comer sushi era considerado una rareza, porque el pescado crudo con arroz no era considerado muy seguro y el sushi se miraba en Chile como una excentricidad, que por lo demás, era muy cara.

Pero las cosas han cambiado y mucho. Ahora es prácticamente imposible no ver un restaurante de sushi. Se convirtió en una comida democrática, pero ya hemos podido ver los efectos del calentamiento global en sus recetas.

Básicamente el salmón y la palta se transformaron en productos gourmet gracias a las sequías que azotan el Norte de Chile y respecto al pescado mencionado, bueno, digamos que barato no es ni tampoco criado bajo estándares de calidad premium. De eso ni hablar.

Tenemos sushi sí, pero cada vez más de kanikama y pollo. No se trata de abaratar costos, es porque la mayoría de los peces y mariscos con los que se prepara esta receta japonesa, están desapareciendo a gran velocidad.

Frente a la sexta extinción masiva, no hablamos de una gran novedad, pero tenemos gran culpa en ello.

La falta de sushi de los menores problemas que nos traerán las consecuencias del ya desarrollado cambio climático (es mejor preocuparse por la crisis energética o la eventual falta de agua potable), pero debemos tener ojo porque la falta del pescado con el que se elabora sushi es parte de la dieta de cientos de millones de personas al día. No se trata solamente de un delivery que hacen cuando quieren darse un gusto, sino de su fuente de trabajo y la base de los nutrientes que consumen de forma histórica.

Nippon Foundation-Nereus Program elaboró una guía pasar saber con exactitud las especies que más rápido se extinguen hoy en día, correspondiendo a: los calamares, el sábalo, el atún, las almejas arcilla, los camarones y el salmón.

La sobrepesca, ligada a nuestros hábitos alimenticios, en conjunto a la contaminación de los océanos proyectan a que la especies acuáticas serán las primeras en dejar de existir. Es más, y no es de alarmista, porque con el grado de acidez en el agua producto de nuestra propia contaminación, se espera que la vida marina no sobreviva después del año 2055.

En fin, probablemente no te interesa un comino el planeta, pero esto es lo siguiente: si esta escasez perdura y se mantiene con los años, el sushi será tan caro que tan solo personas como Andrónico Luksic podrán pagarlo.

Diversos chefs ya están cambiando las recetas con otros derivados más baratos, aunque lo lógico sería simplemente prescindir ALGO del pescado para darle un respiro al ecosistema.