Te contamos la historia de la norteamericana de 19 años terminó su participación en los JJ.OO. con 4 medallas de oro y un salto con su nombre.

Le gusta la pizza y es cercana a su familia. Es fanática de Taylor Swift y Zac Efron (a quién conoció en Río). Es casi como cualquier otra joven gringa, pero Simon Biles es, actualmente, la gimnasta más importante de la historia de Estados Unidos. Tal vez, del mundo. Comparada con la inagotable Nadia Comaneci, quién logró el primer 10 (nota perfecta) en las Olimpiadas de Montreal, en 1976, Biles hizo historia por si misma: ha ganado cuatro títulos consecutivos del all-around en EE.UU. Es la primera mujer en ganar tres veces seguidas el mundial de gimnasia del all-aroud (además de tener 10 medallas de oro en este tipo de competencia) y la primera norteamericana en ganar 4 medallas de oro en la categoría de gimnasia en Río 2016.

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Una foto publicada por Simone Biles (@simonebiles) el

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Desde el 2013, aunque no clasificó a los juegos de Londres 2012, su nombre se viene escuchando en el circuito de la gimnasia artística. Simone nació el 14 de marzo de 1997 en Columbus, Ohio. Es la tercera hermana de cuatro, y fue criada por su abuelo, Ron, y su segunda mujer, Nellie.

Según la oficina de servicios sociales, su madre, Shanon, no podía hacerse cargo de las crianza de sus hijos por estar metida en el alcohol y las drogas. Desde los tres años que vive con sus abuelos en Spring, Texas, y los llama papá y mamá. “Cuando era más pequeña me preguntaba qué habría sido de mi vida si no hubiese pasado nada de esto. A veces todavía me pregunto si mi madre biológica se arrepiente y querría haber hecho las cosas de manera diferente, pero evito plantearme estas preguntas porque no las tengo que responder yo”, dijo la gimnasta a la presa estadounidense. Hoy, todavía sigue en contacto con su madre biológica.

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Una foto publicada por Simone Biles (@simonebiles) el

Nellie recuerda a Simone como una niña que siempre fue activa, rebotando y saltando por aquí por allá, muy independiente. Un viaje del colegio determinó su futuro: tuvo que ser cancelado y los niños tuvieron que visitar en cambio un centro de gimnasia artística. Simone mostró un par de piruetas y volvió a su casa con una nota que decía: “¿Han pensado alguna vez inscribir a su hija en un instituto de gimnasia?”. Dos años más arte, Aimee Borman la descubrió y se convirtió en su entrenadora, cargo que ostenta hasta el día de hoy. “Un día decidió que sería una gran gimnasta y desde entonces lo ha hecho todo para lograrlo”, dijo Borman a la revista Time.

Golden Girl: Simone Biles from Tony Stolfa on Vimeo.

En vez de ir al colegio, fue educada en casa. En vez de ir a un baile o a la graduación, aumentó su entrenamiento de 20 a 32 horas semanales. En vez de ir a la Universidad de California, decidió convertirse en profesional en 2015. Y en ese proceso es cuando coleccionó la gran cantidad de títulos que tiene, la fama mundial, y un salto con su nombre: el “Bailes”.

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Con 1.45 metros y 47 kilos, en 2013 mostró por primera vez el salto bautizado con su apellido: es un doble salto mortal con el cuerpo en plancha, es decir, totalmente extendido. En la última vuelta, antes de terminar el segundo mortal, hace un giro en otro eje, combinando dos ejes de rotación en un solo salto. Un cambio en el último mortal hace que su cuerpo vaya en una dirección totalmente opuesta a la inicial. Física confusa pero pura.

La reina de Río 2016 espera volver a hacer historia en Tokio 2020 al ser una de las pocas mujeres en defender en el título olímpico.