Sospecho que fuimos muchxs quienes despertamos anoche de un salto con los truenos y relámpagos que estallaron sobre Santiago.

Capaz, muchas de esas personas tomaron sus celulares entre para sacar una fotito o un video al fenómeno y revisar qué decían las personas de sus redes sociales al respecto. En medio de la noche. Con el cielo pareciendo destruirse sobre nuestras cabezas. Removiendo las murallas y las ventanas.

A toda la gente que estaba en esa, entonces se le apareció como parte de una pesadilla, la irreproducible y grotesca página de El Mercurio, que publicaba un aviso pagado agradeciendo el golpe de Estado y la dictadura de Pinochet, esa que mató, torturó, violó y desapareció a miles de personas, entre ellas niños. Que traficó y robó a manos llenas. El inserto agradecía a la dictadura por no haber dejado que Chile “se transformara en Venezuela”.

Nadie con la cabeza bien puesta necesita que le expliquen lo cruel, falaz, irresponsable e irrespetuoso que eso es. Esa mierda se le puede “dejar pasar” al tío facho borracho en un asado familiar porque para qué ponerse a pelear con alguien así, pero no a un medio.

Este acto de negacionismo tiene que provocarle al diario alguna consecuencia. Aún cuando El Mercurio, que lejos de asumir siquiera con un poco de decencia su vergonzosa responsabilidad en la gesta del golpe, a estas alturas sea el tío facho borracho y con demencia de este país.

Lo anterior, se suma a la decisión del gobierno de no molestar justamente a esa escoria de gente con siquiera un acto de condena a la sistemática violación a los derechos humanos que significó la dictadura de Pinochet. Se suma a las palabras de Piñera respondiendo a Bolsonaro- cuando insultó la memoria de cada uno de los DD.DD y sus familas – con un pusilánime “todos tienen derecho a hacer un juicio histórico sobre lo que pasó en Chile”.

Se suma al descriterio y antipatía de Felipe Kast declarando que “Chile sigue pegado en el pasado” por recordar UN DÍA AL AÑO la atrocidad de una dictadura. A los planes del gobierno de querer sacar de las asignaturas Historia.

Alguien tuiteaba esta mañana respecto de los truenos y relámpagos de esta madrugada, que su abuela le había dicho que le había recordado el espanto de esa mañana de 11 de septiembre de 1973, cuando aviones del ejército de Chile bombardearon a su mismo país.

A todos los que quieren que olvidemos eso, todos los que todavía por alguna enferma razón agradecen esa horrenda escena y todo lo que conllevó, no se les puede decir de otra forma: son una mierda.

Lee también la condena del Colegio de Periodistas a El Mercurio.