Taylor Swift liberó su música para streamings justo el día en que Katy Perry lanzó su nuevo disco “Witness”. La mala sangre continúa entre las dos.

En noviembre de 2014, Taylor Swift reitró su música de Spotify y otros servicios de streaming por considerar que “no se le pagaba lo suficiente a los artistas por su trabajo con este tipo de plataformas gratuitas”.

La medida fue una estrategia de marketing que terminaba con la transición de Swift de artista country a una estrella pop  generando bastantes críticas por parte de usuarios que consideraban que la cantante ya ganaba lo suficiente como para querer ganar más dinero a través de streaming.

Taylor Swift se defendió alegando en un comunicado oficial que “la razón por la que retiro mi música de servicios de streaming  es porque funciona de manera injusta con los artistas nuevos que no reciben dinero por sus éxitos y no quiero contribuir a esta forma de difusión musical”.

Menos de un año después Taylor lanzó 1989, y con o sin streaming, se convirtió en un éxito rotundo: vendió más de un millón de copias en su primera semana de lanzamiento y tres de sus singles se ubicaron en el número uno de la lista Billboard, Shake it off, Blank Space y Bad Blood.

Swift también ganó el Grammy para álbum del año y su gira fue la que generó más ingresos durante el 2016.

Por esta razón, casi tres años después y para celebrar las 10 millones de copias vendidas de 1989, el equipo de la cantante anunció el regreso de la artista el día de hoy a plataformas como Spotify, Amazon Music, y otras.

La decisión fue tomada el mismo día en que Katy Perry liberó su último álbum Witness de forma gratuita por Youtube, añadiendo más leña al fuego a una pelea que lleva años.

Recordemos que ambas eran amigas hasta que según Swift, Perry intentó robarle parte del equipo de bailarines de su gira Red. Taylor respondió con su single Bad Blood, traducido literalmente como mala sangre.

Desde ahí, comenzó una pelea repleta de indirectas en entrevistas, tuits lanzados al aire y especulaciones de cómo esta no es más que una nueva forma de sabotear la ya tambaleante carrera de Katy Perry.

Los fans disfrutan del chisme y aprovechan la oportunidad perfecta para escuchar música gratuita de dos artistas de categoría mundial.