Las historias de Alexa y Dante nos ratifican lo rudo que es ser mujer en Chile.
Alexa Soto tiene 25 años, es estilista y modelo. Hace dos inició su tratamiento hormonal de feminización. Dante Rivera tiene 25 años, estudia gastronomía, y hace uno inició su tratamiento transmasculino.
Decidimos entrevistarlos y cruzar sus procesos de transición, como dos vías de una carretera que van en sentidos opuestos, para conocer las diferencias entre ambas experiencias.
“Todos los días descubro algo nuevo, sea a nivel social, emocional, familiar. De cierta forma, todo lo que he vivido, hasta los 24, lo estoy viviendo de nuevo ahora a los 25”, cuenta Dante.
“Es heavy darte cuenta que llevas dos años de tu vida siendo feliz”, dice Alexa.
Sin embargo, y pese a lo contentos que están con ellos mismos, nos dimos cuenta de la forma en que opera el machismo en la esfera trans, quizá sin siquiera saberlo.
“Las chicas trans se sienten desfavorecidas, como que pierden rango social, porque lamentablemente somos una sociedad machista. A mí me pasó lo contrario, como que gané más voz por ser hombre”, dice Dante.
“Antes, claro, me gritaban maricón en la calle, pero podía andar con el short más corto que quisiera. Ahora, si ando con un short muy corto, me gritan maraca. Al final, pasas de una agresión a otra. Y empiezas a tener miedo de los hombres, como que muchos creen que son dueños de las mujeres”, denuncia Alexa.