Ayer, y después de una maratón de Breaking Bad (cuando digo maratón, digo: tomarme un día entero para terminar la última temporada) me quedé huérfana de serie.

Soy una persona ansiosa. Tanto así que no veo series en las que no esté la temporada entera disponible. Justo ahí, cuando iba a tomarme un descanso de tanto matonaje televisivo encontré The Killing.

Y un asesinato. Una niña buena, que parece que no era tan buena. Y una mujer detective llamada Sarah van armando esta trama que en un día logró romper mi record de capítulos vistos (6).

Creo, y es solo una intuición, que en The Killing hay algunos guiños a Twin Peaks, pero aún me falta mucho por ver.

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Ahora, me interesa pensar en la figura de Sarah, porque existe una intención clara en representar a esta mujer, como mujer: a punto de casarse, con un hijo que casi no ve, ad portas de mudarse con su novio para empezar una nueva vida en California. Y, al igual que al espectador, el caso de Rosie (la niña buena/mala) la atrapa. Y pone en cuestión el quehacer de esta mujer y la imposibilidad de poder cumplir todos los roles que se ha autoasignado.

Así Sarah se divide entre el detective que hay en ella y que no puede parar (algo parecido a lo que le debe pasar a los escritores) y la mujer que no logra tomarse el avión que cambiará su vida y que la alejará de su trabajo. Y de los bosques y de la sangre y de las niñas que son brutalmente asesinadas y de la política que parece y no parece coludida y no sigo porque cuento la serie…

¿Qué pasará? Creo que las diretrices son claras y que esta actriz, a quien no se le mueve ni un pelo porque debe ser dura; más dura que todos los que la rodean, nos dará varias sorpresas en el camino. Sospecho que algo pasará con su compañero, también, que habrá crisis con ese futuro que ella se había trazado al principio de la temporada. Pero como en toda serie de detectives -demasiado buena- nadie es el asesino y todos los son. Nada es lo que parece y las pistas siempre son partidas falsas.