-Si escribes mal de mí, te empujaré a las vías del metro (risas)

-Ah, veo que te gusta House of Cards.

-Mucho.

Esto fue real y sucedió cuando editaba cultura en el vespertino. El autor de la “humorada” fue un diputado de la derecha autodefinida como progresista. Y si me sigue haciendo ruido, es porque esa fascinación de nuestra clase política con la serie siempre me pareció perturbadora y quizá ayude a entender la maldad subyacente en las confusas decisiones del gobierno en pandemia.

También tengo claro que The Politician difícilmente será citada por estos señores y señoras, no sólo porque es mucho más luminosa (aunque sus protagonistas, curiosamente todos demócratas, gocen creyéndose estar en el lado oscuro), sino porque funciona como una sátira de la alta política con su repertorio de trampas, golpes bajos, conspiraciones de pacotilla y la mediación de la prensa, por supuesto.

¿De qué otra forma tomar en serio una campaña de enseñanza media gringa con un despliegue de asesores, marketing y discursos más cercano a un caucus de primer mundo que de una asamblea pinguina?

Ahora, sin embargo, en su segunda temporada, Ryan Murphy apuesta por el choque generacional, enfrentando a un Payton Hobart (Ben Platt) repentinamente ambientalista con la ya envejecida ética contracultural de los `60 encarnada por la senadora neoyorkina Dede Standish (Judith Light) y su ¿leal? asistente Hadassah (Bette Midler).

De hecho, ya hay varias capturas con el pasaje donde una hija le dice a su madre, que cree más en la experiencia de su generación que en el entusiasmo climático de los centennials: “Okay, boomer”.

Es interesante también el contraste entre el poderío sexual y político de las “viejas” Dede/Hadassah frente a la pasividad de las “jóvenes” Astrid (Lucy Boyton) y Alice (Julia Schlaepfer) como parejas de Payton y la aparición fantasmal del ex rival del protagonista, River (David Corenswet) que compara la popularidad de Bob Dylan con Kiss en una disquería para, supuestamente alentarlo a seguir.

Es que ese capítulo (el siete, titulado “The Voters”) es uno de los mejores de la temporada al exponer la brecha entre una “izquierda”, en el sentido gringo del término, fragmentada tras el triunfo de Trump y unos universitarios que sólo se animarán a votar si hay un candidato que practique estos códigos incluyendo la crianza de lombrices y ducharse con agua fría (para luego convertirla en agua potable). Todo esto gentileza de Infinity Jackson (Zoey Deutch), convertida en una best seller y activista a lo Greta Thunberg.

El otro capítulo es el 3, “La cultura de cancelación” donde se descubre una foto de Payton disfrazado del indio Jerónimo… a los cinco años, debiendo enfrentar la furia masiva por apropiación cultural y una clase rápida de su asesora afroamericana de Skye Leighton (Rahne Jones) sobre lo impresentable de un blanco usando trenzas.

La música de western, la estética a lo Wes Anderson y la participación de Gwyneth Paltrow como Georgina, la madre de Payton, generan la ilusión de estar en un universo donde Margot Tenenbaum terminó haciendo carrera política junto a su hijo. Pero esta ilusión se diluye entre tríos (traducido al Netflix como “trieja”), redes sociales, locaciones que seguramente ya están cerradas por la pandemia, humor negro y muchos giros sorpresivos.

La serie tampoco es muy considerada con la asesora periodística McAfee (Laura Dreyfuss), actriz devenida en it girl de redes sociales en el “mundo real”, que prefiere mantenerse en el whatsapp de sus colegas que mantener una relación sexual con un tipo medio Evopoli (hay que decirlo) que conoció por Tinder, pero no vamos a seguir spoileando.

En el fondo es una sátira, pero del progresismo, como al Frente Amplio, los nuevos demócratas.

Los que sienten que siempre la culpa es del otro y que la derecha sabe tan bien capitalizar a su favor.

Es una sátira tierna, medio vegana, falta de sangre, sin gluten, descremada, pero bonita y dulce para darnos a entender con una pastilla de rizze que está todo perdido.

*Por cierto, creo no haber hecho nada para que ese diputado me empuje en el metro, aparte que dudo que lo haya usado desde que se hizo famoso por aparecer en la TV en los noventa.

https://www.youtube.com/watch?v=e-wH7hD9Liw