¿Recuerdan el post de la semana pasada acerca sobre cómo convertirnos en personas innovadoras evitando escuchar tanto al resto? Pues el EXCELENTE feedback que hemos recibido luego de contar la experiencia de Tobias van Schneider (ex director de diseño en Spotify) nos llevó a hacer lo mismo con otro de sus artículos más recientes en el que nos transmite su forma de trabajo para simplemente hacer que las cosas pasen.
¿Por qué es tan importante esto? Porque aún existe el mito de que las “ideas” tienen algún tipo de valor, cuando en realidad una idea vale cinco pesos si es que no existe ni el equipo ni la capacidad de ejecutarla. Dentro de ese contexto, luchar al mismo tiempo contra la procrastinación es un ejercicio diario, sobre todo cuando tu trabajo te mantiene todo el día frente a un computador.
Mantenerse ocupado
La semana pasada destaqué uno de mis cinco principios al momento de embarcarme en nuevos proyectos y que me permiten continuar aprendiendo.
Si te perdiste los primeros tres, puedes leerlos aquí:
- Ignóralos a todos
- Un aprendiz de mucho (sólo en mi archivo)
- Confía en tus instintos
Hoy quisiera compartir el cuarto. Para quienes ya vieron mi charla probablemente ya están algo familiarizados con él.
Siempre me preguntan cómo consigo hacer tantas cosas. Siempre que quiero hacer más, tengo una estrategia que me permite siempre estar produciendo.
Los humanos somos, por naturaleza, flojos. No intento generalizar, pero soy una persona floja si no encuentro la forma de terminar todas lo que hago.
Mi estrategia está en mantenerme ocupado, todo el tiempo. Seguir el impulso. Siento que en el momento en el que no estoy haciendo nada, caigo en un gran hoyo. Cada vez que me siente en el sillón a ver televisión, me quedaré allí y es por eso que siempre lo evito.
Es importante entender que hablamos de estar REALMENTE ocupado, no solo fingir que estamos ocupados. Lo primero nos llevará a la felicidad; lo segundo a la depresión. El fingir que estamos ocupado siempre nos jugará en contra.
Mantenerse ocupado no se trata de contarles sobre nuestro ajetreo a las otras personas. No se trata de impresionar a otros, aunque es fácil caer en esa trampa.
Es una enfermedad común para nuestra generación que siempre que nos preguntan: “¿Cómo estás?” Respondemos con la respuesta predeterminada: “Ya ves, muy ocupado, muy ocupado”.
No es “ese ocupado” del que estoy hablando. No tiene nada de malo el estar aburrido, pero por alguna razón es lo que pensamos, y por eso decimos que estamos ocupados, aunque no lo estemos en verdad. Este artículo se trata de que terminemos lo que empezamos, de que estemos ocupados en la forma correcta.
“Hacer nada es mejor que estar ocupado haciendo nada”. – Lao-Tse
Me gusta partir siempre con la siguiente metáfora como ejemplo: imagina que estás en el sillón pensando en correr.
Pararse y salir a correr tomará mucha energía, que resultará en inercia. Parece imposible, pero si ya estás caminando, te será mucho más fácil acelerar el paso ya que te encuentras en movimiento. Mi objetivo es estar caminando todo el tiempo.
Cuando inicio algún nuevo proyecto, o cualquier otro en realidad, siempre me mantengo ocupado con muchos de ellos. Si me estanco en uno, puedo continuar con el otro. El impulso constante hace que sea más fácil empezar una nueva tarea y concluirla más rápido.
Si no has concluido algo en un año, te será aún más difícil hacerlo en el segundo. Si terminas algo, aunque sea pequeño, cada 4 semanas o menos, tendrás el impulso del que te hablo. Tendrás esa mentalidad.
Aplico el mismo principio cuando leo un libro. Parto 3 o 5 libros al mismo tiempo. Si me estanco en uno, continuo con el otro. Esa estrategia me permite no tener excusas para terminar al menos uno al mes.
“El impedimento a la acción genera acción. Lo que se interpone en el camino se convierte en el camino”
– Marco Aurelio
Hablo brevemente al respecto en el tercer episodio del show de NTMY con Katie Rodgers. Para tener un impulso, debes dar el primer paso. Si quieres correr, debes partir caminando.
Katie mencionaba que quería pintar un nuevo cuadro, pero no sabía cómo empezar. Se sentó y dibujó una línea en un papel. Luego otro y otro y otro.
Mientras no sabe qué dibujar, ella ya tiene un impulso y mágicamente le será más fácil una nueva creación.
Para mí estar en movimiento constante también me ayuda a escribir. Muchas veces no sé de qué escribir, pero me siento y puedo cualquier cosa que tenga en mente. Al poco tiempo después, hay un pequeño artículo frente a mí.
Mantente siempre en movimiento.
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Atentamente,
Tobias