El documental del escritor e ícono queer chileno Pedro Lemebel ganó un premio en la Berlinale. Aquí todos los detalles.
Por Juan Francisco Riumalló
Hace ocho meses, la directora chilena Joanna Reposi decidió trasladarse a Berlín junto a su familia. Renunció a su trabajo, entregaron la casa que arrendaban en Santiago y dejaron a su perra al cuidado de sus papás. Era un proyecto familiar y profesional. Un cambio de vida. Luego de ganar el Work in Progress del festival de cine suizo Vision du Réel en abril de 2018, la directora escogió la capital alemana para terminar su película sobre el escritor y artista performático Pedro Lemebel.
Su objetivo –su sueño, en verdad- era además, estrenar la película en la Berlinale y ganar el Teddy Award, que es el premio que desde hace 33 años se entrega a las películas con temáticas LGBTQ+ que se exhiben en el Festival de Cine de Berlín, y que en años anteriores también ganó “Una Mujer Fantástica” de Sebastián Lelio, “Nunca estarás solo” de Alex Anwandter y “Nasty Baby” de Sebastián Silva. De hecho, fue el mismo Sebastán Lelio, quien este año es miembro del jurado de la competencia Internacional de la Berlinale junto a Juliette Binoche, quien le entregó el Teddy a Joanna, en el escenario del Volksbühne, uno de los teatros más lindos y antiguos de Berlín.
¿De dónde vienen estos directores que dedican su trabajo a contar historias de mujeres transgéneros y artistas homosexuales pobres? ¿Vienen del mismo país en que hace algunas semanas atrás un profesor de un colegio público fue despedido por pedirle a sus alumnos leer a Pedro Lemebel?
Para muchos de los que durante los años 90 nos encontrábamos en búsqueda de nuestra identidad sexual, adolescentes y asustados por sentirnos diferentes, Pedro Lemebel parecía ser una figura amenazante. Demasiado radical, demasiado arriesgado, en lo que él mismo describe como un salto al vacío. Porque para Pedro Lemebel, la palabra “gay” resultaba ofensiva, ridícula. Él reivindicaba a los colisa, maricones pobres, a los que habían nacido con una alita quebrada, a los niños y jóvenes homosexuales de las poblaciones. Y en esa época era difícil querer identificarse con un maricón en Chile. Todavía lo es. Hace un mes atrás, los alumnos de un colegio de Independencia consideraron que la literatura de Lemebel era “asquerosa”, cuando su profesor les pidió leer “La esquina es mi corazón”. El profesor fue despedido. Han pasado casi 30 años y Lemebel sigue siendo incómodo para los chilenos. Lemebel desafiaba a salir del clóset, “a los maricas que se tapan detrás de una película under, de una película artística, de una película teatral, que asuman. Nosotros reivindicamos a la loca de San Camilo, al maricón que tiran del décimo piso porque busca amor”, dice Lemebel en una de las entrevistas de principios de los años 90 que Reposi incluyó en su cinta.
Joanna trabajaba para el programa “El Show de los Libros” de TVN (un programa de televisión ideal, que ya no existe, en el que se hablaba de literatura), cuando conoció a Pedro Lemebel. Empezó por pedirle una entrevista para el programa, y tras varias negativas del escritor, decidió ir a esperarlo a la salida de la Radio Tierra, donde trabajaba en esa época. Lo interceptó en la calle y se presentó. Se quisieron pronto. “Pedro era escritor, pero no venía desde la academia ni se había leído todos los libros del mundo. Yo hago cine, pero no me considero cinéfila, ni me he visto todas las películas que debiera. Hago el cine que a mí me gusta”. Por eso conectaron. Joanna hizo una video instalación proyectando diapositivas de Lemebel en la ciudad. Ese fue el origen de la película “Lemebel”, que este año encabezó la participación chilena en la versión número 69 del Festival de Cine de Berlín. Se trata de un trabajo colaborativo que tomó cerca de diez años y que recopila un gran número de performances, fotos, entrevistas y situaciones cotidianas. Joanna y Pedro proyectan fotos del escritor y de sus performances en los muros de su departamento de Bellavista, escuchando canciones de la cantante española-británica, Jeanette. Ambos revisan fotos y conversan sobre la evolución de Lemebel como artista performático y luego como escritor. Las fotos se proyectan también en el balcón de su casa de infancia, y en distintos lugares de Santiago.
La relación entre Pedro y Joanna no fue fácil porque ambos además eran amigos. Lemebel no quiso continuar con la película varias veces. Incluso se dejaron de hablar por un par de años. Un par de semanas antes de morir él le pidió que lo grabara y fotografiara cuando estaba en el hospital. Vestido de Frida Kahlo, en una silla de ruedas, con la bandera del Partido Comunista cubriendo sus piernas. Su última foto. Durante sus últimos meses de vida, Joanna lo filmó con una cámara de súper 8mm. Lo hizo para respetar el silencio del escritor, porque el cáncer a la laringe le había quitado la voz.
“Lemebel” tiene distintas capas de imágenes: digital, súper 8, archivo de video, fotos y diapositivas proyectadas en la ciudad. Son capas sobre capas, que van configurando una especie de collage pop. Un retrato pop para un artista pop, como el mismo se autodefinía.
Después de cada una de las cinco presentaciones que tuvo la película en Berlín, Joanna Reposi pudo conversar con el público que asistió a ver el documental, y recalcar el hecho de que la figura de Lemebel, hoy cobra un especial valor en el contexto político que se vive en Sudamérica. En su discurso durante la entrega de los premios Teddy, también lo dijo, “Hoy día la lucha de Pedro está más vigente que nunca, como una manera de combatir las fuerzas conservadoras que se están instalando en nuestros países”.
Pocas horas antes de que la cinta recibiera el Teddy, se anunció que formaría parte de la competencia nacional del próximo Santiago Film Festival (SANFIC) que se realizará entre el 18 y el 25 de agosto de este año. Luego de su estreno en Santiago, la cinta recorrerá distintas ciudades del Chile.