Por poco más de 800 dólares puedes ir a conocer un lugar que seguro te cambia la vida para siempre a lo Enter the Void o Lost in Translation.
Más de setenta años han pasado desde la ridícula declaración de guerra por parte de nuestro país a Japón, una anécdota tan inverosímil que muy pocos consideran en los libros de historia.
Pero las barreras diplomáticas nunca fueron la razón que nos mantuvo lejos de conocer la tierra del sushi y el porno extravagante: ir a Tokio costaba más de un millón de pesos. Considerando que la capital japonesa es una de las ciudades más caras del mundo, viajar a este país era bien poco accesible.
Pero como dice Canal Magdalena “Todo ha cambiado”. Los pasajes hoy cuestan la mitad que lo que valían hace dos años. Si en 2015 un pasaje a Tokio costaba 1.600 dólares, ahora no sobrepasan los 810 ($530.000) ida y vuelta, o sea, más barato que viajar a Cuba, Europa o Nueva York.
La baja de los precios se debe a factores que van desde un aumento de los ejecutivos chilenos que viajan a este país para hacer negocios, hasta el cambio de switch de las personas, que hoy exigen destinos más exóticos que varíen de Brasil y Punta Cana. Otro factor importante es el precio del petróleo, que ha ido a la baja sostenidamente desde hace dos años, además de la existencia de rutas más cortas con menos escalas.
Hoy LUN publicó una guía donde entrega tips para hacer la experiencia menos caótica, en un país donde el conocimiento de español es nulo y el de inglés muy básico.
Lo primero, consigna la nota, es quedarte siempre cerca del metro, transporte predilecto por ser limpio, puntual y con un sistema de combinaciones que facilitan la movilidad para los turistas.
La periodista Luz Díaz pasó sus últimas vacaciones en este lugar y según señaló al medio que los barrios están distribuidos de forma temática para cada gusto, es decir: si te gusta el carrete y la vida nocturna, Roppongi es el lugar. Si la tranquilidad y la tradición es lo tuyo, Shinjuku está repleto de supermercados y barrios ordenados según la tradición japonesa; y si eres de esos fanáticos de Dragon Ball o cuanto manga ha salido, Akihabara es un lugar que reúne todos los gustos con la psicodelia correspondiente.
El choque cultural entre ambas nacionalidades también puede ser fuerte. La sociedad japonesa es reservada y es considerado de mala educación gritar en la calle o hablar muy fuerte por celular. Pero por otro lado, hacer ruidos cuando se come –sobre todo ramen- es una práctica transversal que hacen todas las clases sociales.
Respecto a la gastronomía, es cara, pero el salvataje está en los menús de 15 dólares donde puedes comer un plato abundante de sopa con fideos, verduras y carne a elección acompañado de té. Las estaciones de servicio donde venden hasta papas fritas con sabor a cangrejo también salvan.
No es necesario vacunarse antes de ir a Japón, tampoco existen riesgos mayores de enfermarse estando allá. Y si te pasa cualquier cosa, el sistema de salud japonés está catalogado como uno de los mejores del mundo.