Tres amigos y Jerry es una especie de South Park fallido en una época muy pre Big Mouth.
Existen tres temas de conversación inevitables cuando nos reunimos con más de 6 personas en el mismo lugar: momento y contexto en el que nos encontrábamos a la hora del terremoto del año 2010; historias paranormales de dudosa credibilidad; y finalmente pero no menos importante, los dibujos animados que disfrutamos tardes enteras en una infancia simple donde internet era un lujo.
Una tarde de ocio navegando por YouTube buscando capítulos de la sitcom “Hermana Hermana”– con un elenco principalmente afroamericano, considerado The Cosby Show millennial- y si bien no tuve suerte, gracias a lo restrictiva que puede ser la política de derechos de autor en cualquier plataforma audiovisual, mi nostalgia se vio satisfecha por un pequeño teaser que apareció como sugerencia.
El opening de “Tres amigos y Jerry” es un deja vu para la película de Disney Intensamente, donde los recuerdos son desechados acorde su relevancia. Nadie -hasta que ve una imagen de la serie- parece recordar que realmente existió.
Y Nickelodeon lo hizo a propósito.
Es técnicamente imposible encontrar algún capítulo de esta serie en cualquier plataforma virtual pese a que la extensión de su primera y única temporada es bastante amplia: contó con 39 capítulos y fue transmitida por todo el mundo.
Tres amigos y Jerry es para Nickelodeon lo que para nosotros significa el tío borracho que toda familia tiene: nadie lo quiere, pero no se puede negar su existencia.
La presencia de estos dibujos animados en el canal significó un gran fail para los ejecutivos y las razones son diversas: la historia mostraba el bullying desmedido de tres chicos contra Jerry, que intentaba bajo todos los términos ganar su aprobación. Además, las bromas sexuales se asemejan un poco a lo que sería Big Mouth el día de hoy, pero recordemos: eran los noventa.
Nickelodeon siempre entregó programación con mensajes subliminales de carácter positivo: promoviendo el deporte con Rocket Power, la tolerancia racial con Oye Arnold, y la imaginación con Rugrats.
¿Qué estaba pensando entonces el conglomerado más grande de entretenimiento infantil al incluir bromas sexuales y un personaje asiático de color amarillo dentro de su programación infantil?
Las madres de todo el mundo pusieron un grito al cielo cuando se enteraron de lo que veían sus hijos después de Bob Esponja. Pero los chicos de esa época simplemente le dieron la espalda a la producción por la simple razón de que no era buena.
Su calidad en animación dejaba bastante que desear, y su contenido extraño y hormonalmente fuera de control respondía a los cánones de países europeos que los auditores latinos no entendieron. La serie es de hecho, una producción sueca, y sabemos que en Escandinavia hablar de sexo no es un tabú tan grande como lo es en América.
Nickelodeon intentó darle otra oportunidad a Tres amigos y Jerry trasladando su contenido a MTV, pero tampoco resultó. La serie era muy provocativa para los menores, pero demasiado inocente para los adultos. El plagio en 2D de South Park no vería la luz nunca más, pero podemos ver algunos capítulos con traducción española gracias a que en ese país la controversia fue mínima.
Nickelodeon siempre se mantuvo al margen del animé, de caricaturas que tuvieran un exceso de violencia y que fueran políticamente incorrectas, aunque hubo algunas excepciones.
Un análisis de Tres amigos y Jerry no da para una crítica consistente porque su paso por el mundo fue acotado e innecesario. Solo era un popurrí de otras series que intentaban representar la premisa de un grupo de niños en plena pubertad como algo original. Eso sí, demuestra lo poco que controlamos de nuestros recuerdos y cómo nuestra memoria reacciona ante el menor estímulo aunque se trate de casos banales, como sucede con esta serie.