Santiago no es Chile, pero tampoco es solo el Costanera Center o Lastarria.

Santiago alberga diferentes ventajas que la posicionan como uno de los destinos más destacables de Latinoamérica: su clima no se caracteriza por los extremos y para disfrutar de la nieve no hay que recorrer largos trayectos; su sistema de transporte público es pequeño y ante menos combinaciones en el metro, más fácil resulta para los turistas poder recorrer los lugares de interés en el menor tiempo posible.

Sin embargo y por alguna razón que extraña a los mismos analistas, los turistas no pasan más de tres días en nuestra capital ante la aparente falta de panoramas que sitúan a la ciudad más grande de Chile como un lugar de paso antes de dirigirse a destinos más atractivos como San Pedro de Atacama o Viña del Mar.

Quizás –ojo que es una suposición- los periodistas nombraron a Santiago como “La Miami de Sudamérica”  como una extraña estrategia para atraer a más turistas de la región a nuestra capital con resultados difusos.

Mi hipótesis es que se entrega como oferta a los lugares equivocados. Clichés que terminan por nublar las opciones que merecen reconocimiento por sentido común pero terminan bajo la sombra de locaciones que no impresionan ni siquiera, a los mismos chilenos.

Consultamos con argentinos residentes en Chile para que me ayudaran con este llamado de urgencia a sus mismos compatriotas para explorar en más profundidad la ciudad sin equivocarse. Esto fue algo de lo que nos contaron:


Mercado Central

Es un lugar icónico e inamovible en el tiempo. Todos hemos sido testigos de cómo este espacio que se jacta de ser el punto gastronómico chileno por excelencia ha sido protagonista de los momentos más icónicos de nuestra idiosincrasia sin cambiar su fachada o esencia. La teleserie más vista en la historia de la televisión chilena en este siglo, “Amores de mercado”, se grabó en este lugar y por eso es tan doloroso que no sea lo que fue en sus años de hegemonía total por sobre los restaurantes fancys o intentos de plagio que quedaron en el olvido.

Actualmente el Mercado Central se encuentra tan colapsado que resulta imposible ser atendido sin tener que esperar un buen rato mirando el horizonte repleto de indios pícaros y llamas que venden a 25 mil pesos.

Tampoco es un lugar económico: un caldillo de congrio cuesta alrededor de 10 mil pesos sin contar la propina y los tragos haciendo que nos preguntemos dos veces que tan buena idea es llevar a un amigo trasandino para vivir la experiencia chilensis.


Parrilladas 

“Lo peor del mundo lejos es que te lleven a una parrillada para compararse con el asado y la carne ¡Eso es demoledor! “ –Robert

Por alguna razón a los chilenos nos encanta competir con los argentinos por el tema asado. Somos fanáticos de la parrilla y nos rehusamos a creer que el mito de que la carne de nuestros vecinos es mejor es real. Por esta razón muchos tenemos la iniciativa de llevarlos a uno de estos sitios donde sirven cantidades estratosféricas de prietas, vacuno y cerdo como una especie de competencia pasiva donde esperamos que el veredicto juegue a nuestro favor.

Reemplazar por: Tirso de molina

Lugar de excelencia para pasar la caña y por ser completamente democrático. No hay lugar en la ciudad donde el precio, calidad y sabor se complemente de forma tan perfecta como aquí. Ubicado en Recoleta junto a su ahora declarado Némesis, el Mercado Central, ofrece tantas opciones que es imposible ir tan solo una vez porque la variedad que existe en este lugar sorprende a los mismos chilenos al ver reflejada la cocina extranjera y nacional de forma tan armoniosa y perfecta. Lo mejor del Tirso de Molina es la cantidad de productos que existen dentro de sus pasillos: comida peruana, cubana, mexicana, thai, chilena y dominicana. El lomo saltado de la foto cuesta cinco mil pesos y cerramos porque una imagen vale más que mil palabras.


Costanera Center

“Que te nombren como lugar turístico el Costanera Center… si chicos todos los argentinos estamos ávidos de mall pero no me lo tires como una visita turística…” – Robert

“Te dicen que vayas al Costanera y es por lejos el peor lugar. Primero, te roban la tarjeta de crédito, después te das cuenta que está lleno en todas partes. La peor experiencia que tiene el argentino cuando llega a Chile sin duda es ir al Costanera Center” – Santiago

¿Qué diferencia a este mall de otros en el mundo para hacernos  sentir que estamos en Santiago de Chile? Nada. La falta de identidad “Mall más grande de Sudamérica”, también conocido como Costanera Suicide Center es tan solo un problema de los tantos que acumula con el correr de los años haciendo que recorrer esta mole de escaleras repletas sea un panorama insufrible. Lo peor es que el lugar es destacado como sinónimo de progreso cuando se comió al comercio local de Providencia, generó un tráfico imposible de eludir todas las tardes y la llegada de grandes marcas se presenta mediante vitrinas en spanglish y tiendas que nunca están ordenadas.

Reemplazar por: Outlets de Maipú

Si de comprar se trata la variedad y precios se encuentran acá y en ninguna otra parte. Si bien queda lejos y el transporte público no llega hasta el lugar de forma recurrente, la opción de pedir un Uber en grupo es altamente recomendada. Además, el formato de outlet ya no es una construcción estéril y poco amigable adaptándose hasta convertirse en strip centers con cine, patio de comidas y marcas tan reconocidas como Gap, The North Face y Ralph Lauren.

Uno de los outlets más destacables es el Mid Outlet Maipú: tiene un cine, patio de comidas –que si bien es modesto, apaña bastante- e incluso un gimnasio. Lo mejor son sus precios, donde comprar al por mayor marcas de primera es fácil y lejos del tedioso ajetreo de un mall común y corriente.

Relativamente cerca está el Vivo Outlet Maipú que ofrece opciones similares, y el Outlet Espacio Lo Espejo que solo se dedica al comercio de ropa sin agregar tiendas u otras formas de entretenimiento.

También está el clásico Outlet San Ignacio de Qulicura, que ahora se puso más fancy y se llama Easton Outlet Buenaventura Mall.


Barrio Lastarria y Cerro Santa Lucía

“Ir a la feria de artesanías de Santa Lucia a comprar llaveros chinos que dicen Chile… es para que te de un infarto” -Robert

“El barrio Lastarria es caro y nunca hay mesas disponibles para comer en el lugar. La variedad es limitada y las artesanías que venden en la calle también dejan mucho que desear” – Felipe   

El cerro Santa Lucía es un lugar histórico y tiene el privilegio de estar en una zona céntrica repleta de restaurantes y sitios recomendables. Quizás la aparente falta de interés de los turistas a este lugar se debe netamente a la feria artesanal emplazada la zona, porque pocas críticas podemos hacerle a un lugar tan típico y agradable de recorrer como este sobre todo en el mes de septiembre cuando el frio comienza a menguar.

El barrio Lastarria tampoco es un lugar desagradable, al contrario, se posiciona como uno de los sitios con más identidad y resistente al cambio impuesto por las inmobiliarias que destrozaron el centro histórico de Santiago con edificios que no respetaron los cánones básicos de planificación urbana. Pese a esto, el barrio es pequeño y su sobre explotación como lugar turístico ha hecho que los precios se disparen –tanto para almorzar como en hospedaje-. Ambos lugares son un must dentro de Santiago, pero se pueden recorrer en pocas horas haciendo que la tarde quede libre para el siguiente punto.

Reemplazar por: Barrio París y Londres (y todo lo demás)

La ubicación de este barrio es primordial porque en el camino se puede conocer el centro cívico y lugares tan enigmáticos como la Plaza de Armas. Luego del caos existente en el centro de Santiago, donde realmente está todo pasando, no hay nada mejor que llegar a un espacio como el Barrio París y Londres donde nos podemos tomar un café en sus terrazas ajenos a todo el quilombo que ocurre en calles aledañas.

Pese a los terremotos, el barrio ha podido mantener su arquitectura clásica, y los porteños no podrán decir que Buenos Aires se lleva el premio a la “París de Sudamérica” al demostrar que también damos la pelea con este sitio donde predomina la arquitectura clásica y conserva su pasado bohemio. Carretear por ahí también es barato. Ojo con los terremotos en República, che.

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