Este fin de semana estuvo marcado por tres incidentes que ocurrieron en la arena política-callejera, en la música y el fútbol. Los tres tuvieron 2 cosas en común, un conjunto masivo de gente y la violencia. Comprensible, cuestionable, condenable, repudiable o no, los daños son un hecho.

En el encuentro de la UC con el Colo, se manifestaron barristas contra el actuar de carabineros en el pasado. “Ellos los mataron” fue la consigna del lienzo que originaba la manifestación de los hinchas de Colo-Colo. Lo que podría haber sido una crítica directa e incuestionable hacia el actuar policial, terminó con una imbécil y criminal agresión a un jugador, el argentino del elenco albo Nicolás Blandi fue alcanzado por un fuego artificial terminando con un trauma acústico y quemaduras en sus piernas.

Por otro lado una invasión masiva al escenario que incluyó un “Piñera te paso por el ñackson” de parte de un asistente al micrófono en el Estadio Bicentenario. El concierto de la banda vasca de punk, “La Polla Records”, no pudo llegar a su fin. Se suspendió a la mitad y afuera el caos fue absoluto como era de esperarse. El alcalde Rodolfo Carter criticó duramente que el evento se llevase a cabo en primer lugar y tildó al aire vía radio Cooperativa de “tarado” al que lo autorizó.

Aparte de la invasión al escenario se registraron denuncias vías redes sociales de mujeres que fueron agredidas sexualmente por asistentes al concierto.

Es evidente que los aires siguen más tensos que perro en bote, y que las respuestas del gobierno y de los legisladores no han estado ni cerca de calmarlos.

Al contrario, siguen muriendo personas, la injusticia sigue abundando, la inseguridad sobre los derechos se ha mantenido igual. Chile despertó, pero es como si hubiese pasado en plena operación a tajo abierto. El dolor afecta de manera consciente al país y no puede hacer más que manifestarse. Para algunos la respuesta se verá en las urnas del 26 de abril, para otros es quemarlo todo.

Ambos eventos culturales, uno de música y el otro de deporte, se vieron irrumpidos por la violencia. Barristas no haciendo barra y arruinando el fútbol, punkies enojados arruinando el punk. (Aunque quizás hay que aprovechar de ver a estos panketas protestando, ya que el pelambre es que en las marchas no se ve ni uno).

La marcha del rechazo también terminó con serios incidentes y una violencia injustificable. Lo curioso es que la forma en la que actúa carabineros con ellos es muy distinta. Casi fraternal, pacífica, sin provocaciones a los manifestantes.

Es rarísimo, pero el trato con ellos, aunque andan abiertamente armados y amenazantes, es amable, pero se “entiende” porque son ellos quienes quieren volver “a la normalidad pronto”, que se “mantenga el orden público” y manifiestan un apoyo constante Carabineros. El trato es llamativamente distinto. Una joven fue agredida por mover una bandera Mapuche y al compañero que la ayudó -Mientras la brigada primera línea facha le tironeaba el pelo, la arrastraba por la calle y le pegaba patadas- le sacaron la cresta porque estaba solo.

Es triste e irrisorio, en pleno 2020 cualquiera pensaría que no estamos en tiempos de solucionar las cosas con garrotes. Pero así está la cosa.

Supuestamente deberíamos ser una república independiente y democrática, pero la realidad indica que, preocupantemente, la violencia no va precisamente en una línea descendente. Todo lo contrario. Y eso es evidencia de que los encargados de tomar decisiones no están apuntando hacia el camino de velar por la preservación de un ambiente democrático. Finalmente, nos estamos acercando a un plebiscito donde cada votante debería libremente y sin miedos ni rabias marcar su opción.

Lo que presenciamos en estas instancias no puede volver a ocurrir, lo de este fin de semana es totalmente condenable transversalmente. Lamentablemente todxs parecemos tener una mirada un tanto relativista respecto del uso del expediente de la violencia o de “entenderla” dependiendo de si se acomoda más o menos a nuestra columna de lo que está bien y mal.

Y eso es peligrosísimo. Un círculo vicioso. Un acción y reacción, reacción y acción, que crece como bola de nieve hacia el abismo.

FOTO PORTADA: El Filtrador