Utilizando la tecnología implementada por Moderna en su vacuna contra el Covid-19, la inyección contra el VIH en la primera fase del estudio logró resultados favorables. Un hito histórico para la comunidad científica en 40 años.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el VIH afecta a más de 38 millones de personas en todo el mundo. Es una epidemia que lleva cuatro décadas y que aún no tiene una vacuna que lo prevenga o que lo contrarreste. Pero esto podría cambiar eventualmente gracias a los avances logrados con la inyección contra el Covid-19.
Es en este contexto que el laboratorio Moderna se alió con Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, Scripps Research, la Fundación Gates y otros socios que ya trabajaban en la vacuna contra el VIH. Este mes presentaron a inversionistas su proyecto para desarrollar la inyección. Pero para llegar a este momento tuvieron que pasar por un ensayo clínico hace 3 años y que recientemente logró resultados positivos.
En 2018, 48 adultos VIH-negativos formaron parte del primer ensayo en humanos de esta inyección que consiguió un 97% de efectividad en la producción de anticuerpos. La vacuna fue diseñada para activar células B vírgenes del sistema inmunitario, para así producir proteínas que generan anticuerpos neutralizantes del virus que provoca el Sida.
“La importancia de activar estas células B vírgenes es el primer paso clave”, explicó William Schief, profesor e inmunólogo de Scripps Research. Esta inyección estimula células inmunes raras del organismo humano que aporta al sistema inmunitario. “Creemos que este enfoque será clave para hacer una vacuna contra el VIH y posiblemente importante para hacer otras contra diferentes patógenos”, finalizó.
Esta tecnología, sumada con la que utilizó Moderna en su vacuna contra el Covid-19 (enfocada en el uso de ARNm), podría acelerar el desarrollo de la inyección para prevenir el contagio de VIH. Es así como tienen previsto realizar ensayos en humanos con dos candidatas a vacuna a finales de 2021 para comprobar su eficacia. La primera, con el modelo basado en proteínas del estudio inicial, mientras que la segunda evaluará si los anticuerpos sintéticos logran la respuesta inmune deseada.