Por lo general el vestido de novia se usa una sola vez en la vida para luego ser guardado ya que admitámoslo, gastamos una pequeña fortuna en este. Pero una mujer australiana llamada Tammy Hall no quiso conservar esa tradición y decidió no quitarse el vestido para absolutamente nada.

¿El motivo?
En una entrevista a The Sun la mujer indicó: “En 2016 fui de viaje a India. Para mi, ese fue un golpe a la realidad. Soy una privilegiada y hasta ese momento no me di cuenta de cuánto consumimos nosotros, como sociedad. Así que, después de regresar a casa, me prometí a no comprar ropa o zapatos nuevos durante todo un año”.

“Fue muy fácil, pero la fecha de la boda se acercaba y realmente me planteaba una y otra vez la meta que me había puesto de no gastar dinero en ropa y zapatos. Por ende, tomé la decisión de comprarme un vestido que tenía un valor de 1000 euros pero con la idea clara de que lo usaría una y otra vez para que valiera la pena”.
Fue ahí cuando le explico la idea al diseñador y en conjunto crearon un diseño apto para cualquier ocasión.

La primera vez que esta novia usó su vestido luego del matrimonio fue para ir a votar el día de las elecciones este año. Desde ese momento no pudo dejar de ocupar el vestido y actividades tan comunes como ir al gym, al supermercado e incluso ir de pesca las hacía con el famoso vestido.

“La gente es muy reservada para decir algo al respecto y por lo general no recibo muchos comentarios respecto a mi particular iniciativa pero sí muchas miradas. Al ser todo desechable en estos tiempos, lo único que durara para siempre será este vestido y los recuerdos con este”, teorizó.
“Por supuesto que cada uno puede hacer lo que estime mejor para sí misma o el planeta, para mí, esta fue la razón más ética de comprar un vestido de novia en primer lugar”.