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Fué como en el verano del 2000 que escuche por primera vez la palabra “hentai”, todo gracias a mi fanatismo extremo por Dragon Ball y mi temprana conexión a internet.
Según Wikipedia, hentai es “el nombre que recibe el género del manga y el anime de contenido pornográfico en Japón”. Aunque oficialmente nadie tiene una explicación de su origen, hoy el genero tiene un montón de sub-categorías como el Ecchi, Fan Service, Yaoi, Yuri entre otros más.
Dentro de este mundo encontramos a personajes como Toshio Maeda, dibujante y creador de Urotsukidoji: Legend of the Overfiend, uno de los mangas hentai más influyentes y que muchos comparan con AKIRA por nivel del cambio de paradigma que significo para el género en Japón y el mundo.
Maeda también fue pionero en hacer esos hentai donde monsturos y demonios llenos de tentáculos violaban a mujeres por allá a finales de los años 80. Hoy y gracias a una colaboración con Supreme, su trabajo se ha hecho aún mas popular en las nuevas generaciones.
De ahí en adelante podemos encontrar hentai en cualquier formato tecnológico que exista. Juegos de video en CDROM, VHS, DVDs, Series de video, Ebooks, Hentai VR. etc… y si, esos cojines con monos japoneses también son culpa del hentai.
El género evolucionó a tal punto que también productoras y animadores de Europa y USA empezaron a crear sus propias versiones del hentai. Hoy en pleno 2017, al momento de teclear hentai en Google aparece todo un mundo “lleno de aventuras”
Dibujos 2d, animaciones 3D, etc… hasta tu personaje de la niñez favorito también tiene sus sextapes.
Después de pasar una semana analizando los diferentes contenidos bajo el nombre de “hentai”, creo que:
Los japoneses tienen un grave problema con los trenes y las escolares.
Esto no es nuevo, no sé qué pasa en Japón pero las chicas con trajes de colegialas la rompen, millones de series giran en torno a ellas: una chica colegiala es violada en un tren por un desconocido, una escolar que se dedica a golpear violadores de trenes no puede contra el violador más poderoso y así sucesivamente.
Estas dos categorías deben ser las más extensas del mundo “hentai” japones.
Acá podemos encontrar productoras dedicadas 100% al tema y montón de fanáticos declarados del género. Sobre todo por series como Bible Black, un hentai del 2001 sobre una escuela, magia negra y un montón de estudiantes con faldas cortas dispuestas a realizar extraños ritos satánicos y sexuales.
Si se ve como niña y tiene partes de algún animal, es éxito seguro. Acá hay otro fetiche recurrente, personajes “chibi” (ese estilo japonés que dibuja a los personajes con cabezas grandes y ojos más gigantes aún) con alguna cola de diablo, orejas de gato o alas está pintado para ser un hit.
Pero nada es tan hardcore como el trabajo de Toshio, acá vemos a demonios y monstruos súper sexys en guiones super básicos para tener sexo con humanos.
Hay una serie que se llama “Itadaki Seieki” y trata de una demonia muy sexy que viene a destruir la tierra pero un chico se lo impide teniendo sexo con ella. Acto seguido, la demonia lo condena de por vida a tener sexo con ella a cambio de no destruir la tierra. Parece un buen trato para mí.
Deberían prohibir el uso del 3D para la pornografia.
Puedo entender que algunos se exciten con la idea de ver a la Viuda Negra teniendo sexo con Hulk, pero masturbarse con un video 3D con la calidad de animación de un estudiante de primer año de universidad es literalmente una parafilia nueva.
En pagina como Pornhub o sitios “especializados” puedes encontrar hentai en 3D y de mala calidad para todos los gustos. Los Simpsons, Superman, Hulk. En algunas páginas porno hay hasta una categoría especial para el porno de Overwatch, ese videojuego que juega tu hermano chico todos los días.
Los resultados son horribles en todos los niveles estéticos y de guión. Disculpen que me ponga fascista, pero debería ser ilegal hacer porno en 3D de tan mala calidad.
Los pulpos y monstruos (al parecer) pasaron de moda. Volviendo al tema del “3D” acá pasa lo mismo, al parecer el género que vio nacer un poco el hentai, hoy no es tan popular y todo por culpa del 3D. Todo se resume a “banners” con videojuegos de dudosa procedencia y animaciones de 3D que de seguro fueron realizadas por niños rusos de 15 años.
Porno y romance pueden ir juntos. Este estilo viene en formato de “telenovela”, un hentai que trata de ahondar más en las dinámicas de los personajes aunque igual terminan teniendo sexo por que sí y ojalá con las protagonistas disfrazadas de coneja o escolar. Este género se conoce como “vanilla”, cuando principalmente el acto sexual es impulsado por un romance.
Un buen ejemplo “Shoujo Sect: Innocent Lovers”. Un manga que cuenta la historia de 2 chicas que se besan cuando jóvenes y se reencuentran 10 años después. Una ha olvidado todo y la otra aún está enamorada. Todas las historias giran entorno a como una coquetea con la otra para saber que pasará.
Para concluir, no puedo decir que freírse el cerebro viendo hentai es un buen remedio para la fiebre, todo lo contrario.