Hedi Slimane empezó su carrera en Yves Saint-Laurent, cuando Pierre Bergé, CEO de la marca, se impresionó con su trabajo y lo puso a trabajar en la línea de hombre de la casa francesa. En menos de un año era el director creativo. Esto fue hasta 1999, cuando Slimane fue contratado por Dior para encargarse de la colección masculina, que hasta ese entonces era prácticamente inexistente. Y lo que hizo, fue simplemente fantástico, genial; ropa que definió el armario masculino para toda la década, con toques de androginia y heroin chic, la estética sombría que define a Slimane. Fue tal su éxito a la cabeza de Dior que el propio Yves Saint-Laurent lo felicitó, y Karl Lagerfeld se sometió a una estricta dieta para poder vestir sus trajes. Raya para la suma, Hedi Slimane diseñando ropa masculina es un genio.
Pero, cuando lo nombraron director creativo del prêt-à-porter de YSL, luego de la partida de Stefano Pilati, la cosa cambió. Ahora, Slimane hacía ropa de mujer. Ahora, Slimane le saca el Yves al Yves Saint Laurent, ahora Slimane cambiaba de casa los ateliers a L.A, dejando sólo los de haute couture en su original París.
Su primera colección, S/S2013, fue una de mis favoritas de la temporada. Mostrando propuestas inspiradas en vestuario masculino, donde se veía el espíritu de la marca, y el del fallecido Yves. Le smoking, las transparencias, las faldas vaporosas y los sombreros de alas anchísimas, fueron algunos de los aciertos vistos en la pasarela. Y todo se veía bien, Hedi, yo te quería. Hasta algunas semanas atrás en la Semana de la Moda de París, donde se mostró la colección F/W2013. Aclaro que la colección me encantó de verdad, PERO, y es un pero en mayúsculas, creo que se perdió esa estética que define a la casa francesa. Porque la ropa de la colección parecía más bien salida del clóset de Courtney Love que del de Carla Bruni o Catherine Deneuve, musas del difunto. ¿Dónde cabe el grunge y lo desgarbado en Saint-Laurent? En el original digo yo. ¿Dónde están esos increíbles trajes de estilo sartorial que, según el mismo YSL, empoderaban a la mujer? ¿Esa elegancia a la francesa? ¿Esa prolijidad sin esfuerzo? No están. La colección era totalmente gringa, inspirada en el grunge californiano, que claramente hacían pensar en cierta colección por la cual el señor Jacobs fue despedido de Perry Ellis (para nuestra suerte). Pero eran los 90’s, era Marc Jacobs, y era Nueva York. Recalco, la colección me encantó, y estoy totalmente del lado de revitalizar y modernizar las clásicas casas de moda, pero ¿es necesario alejarse tanto del núcleo que hace que una marca sea lo que es? ¿O es sólo el ego del diseñador por imponer su visión y controlarlo todo? ¿Es esto lo que el mundo de la moda necesita? Porque también lo vimos en Balenciaga por Alexander Wang, cuyas estéticas son diametralmente opuestas, y fue prácticamente imposible reconocer Balenciaga en Wang. ¿No se trata exactamente de eso? De que el diseñador nuevo le inyecte la frescura de la modernidad a una marca antigua, y no que la haga desaparecer bajo su estética. Equilibrio. ¿Dónde quedó el equilibrio?