En 1995 la Universidad de California realizó un estudio sobre el precio en función del género y el hallazgo de esta investigación fue que las mujeres pagaban US$1.351 más que los hombres anualmente por los mismos productos.
Evidentemente no es un fenómeno nuevo pero nada ha cambiado desde entonces y existen mujeres que continúan pagando de más por ser mujer.
La ONG francesa Georgette Sand fue la que sacó a la luz el concepto de “Women Tax” y para respaldar la existencia de este impuesto invisible que pagan las mujeres por determinados productos y servicios, hicieron un estudio que mostraba que en una cadena de supermercado (Monoprix) el precio de un mismo producto variaba en función al género.
El colectivo francés recogió miles de firmas a través de Change.org y consiguió que retiraran un par de productos en Francia pero eso no es suficiente. Actualmente se está acoplando con sus homólogos británicos, alemanes e italianos para generar mayor impacto en contra el “Woman Tax”.
Sobre esta discriminación habló no hace mucho en TEDxBarcelonaWomen la especialista en branding y comunicación en femenino, Gemma Cernuda-Canelles y en esa oportunidad aterrizó los datos duros a una tendencia que es global:
“¿Por qué un producto tiene que ser más caro si es para mujeres? Porque somos poderosas. El poder de consumo está en las mujeres. Tomamos el 80% de las deciciones de mercado pero además tenemos un gran peso en las redes sociales y ahí sugerimos, recomendamos y comentamos. El 60% de los usuarios de Facebook son mujeres”
“El rosa es más caro. En ocasiones hasta un 50% más caro (…) Solo el 3% de las mujeres dicen que el rosa es su color preferido. Conectar con una mujer es bastante más complejo que pintar un producto de rosa (…) Estamos encantadísimas de ser mujeres pero no queremos pagar más por serlo”.
No es paranoia; existe un marketing de género que te penaliza si eres mujer y si todavía no lo compruebas por experiencia propia, existen diversas plataformas que a diario nos lo confirman; revisa este tumblr o el hashtag #WomanTax y te va a quedar claro como el agua.
Este “Pink Tax” o “Vagina Tax” como también se le conoce, para los expertos es una cuestión de marketing simplemente. Se asume que las mujeres están dispuestas a pagar más por ciertos productos -generalmente de cuidado personal- y las marcas sacan provecho de eso. Básicamente es así como funciona la ley de oferta y demanda.
Si no han habido cambios sustanciales desde que se destapó lo del “Women Tax”, por lo menos estar informad@s de que es una realidad nos ayuda con respecto a la toma de decisiones al momento de comprar, porque si bien no son diferencias significativas, a largo plazo no es menor el perjuicio a la billetera.