Abriéndose paso en un espacio que popularmente se ha considerado una subcultura del mundo hetero cis, paradójicamente Yiyi Toledo encontró en ese mismo lugar un refugio donde ser diferente estaba bien. Hoy es un ícono de las mujeres trans que ruedan en patineta por la diversidad y la inclusión, siendo incluso rostro de la colección del Orgullo 2021 de Vans.
Fotos de Karen Baher
Yiyi Toledo (33) siempre se sintió distinta. No respondía a las características populares de los géneros binarios, sino más bien era un ser que afortunadamente, a través del skate, una comunidad que se interpreta como hiper masculina y en algunos casos cerrada, su rareza encontró un asilo.
Ella lo recuerda así: “igual es algo que se puede observar en el mundo del skate, donde hay hermandades. Pero sí, también, existe esta misma segregación, pero que no responde a los patrones de exclusión o discriminación que hay en la sociedad, a pesar de ser un espacio donde, en el fondo, prima la visión de hombres hetero cis”.
La patinadora desde hace 20 años vive en Concepción, donde tiene su tienda Skateshop Robot, y aunque siempre se sintió distinta, no podía etiquetar su identidad porque no encajaba con ningún discurso en la televisión, el cine o la cultura mainstream. De hecho, cuando tenía 17 años dejó su casa materna y encontró familia en otras y otros amigos que también pertenecían a las disidencias: no respondían al binarismo, o eran vegetarianos, por ejemplo.
Sobre la evolución de su identidad, recién en 2010, cuando tuvo una pareja mujer por cinco años, en ambas floreció de manera muy orgánica el ponerle nombre a lo que estaban viviendo. “Tuvimos una relación muy horizontal, donde no había roles marcados para ningún lado, entonces eso era un lugar cómodo porque también daba lo mismo cómo me vistiera, tampoco teníamos que teorizar nada. Era todo natural”, recuerda. “Ella me dijo que se sentía como un niño sin pene”.
A comienzos de la pandemia, con el encierro, Yiyi debió adentrarse y con el apoyo de una especialista, empezó a mirar hacia ese lugar. “Cuando llegó el covid tuve que enfrentarme a mi todo el tiempo y partió el hacerme cargo de la mochila y los demonios que venía arrastrando por tanto tiempo. Nunca acepté que podía estar en una situación depresiva porque siempre intenté echarle pa’ delante, pero de todas las cosas que estaba haciendo faltaba algo, necesitaba darle sentido y sentirme bien conmigo”, recuerda.
En el confinamiento comenzó a leer, escuchar y ver más información sobre su transición. “Encontré contención en personas que estaban en la misma parada, comencé a participar en asambleas disidentes y conocí a otres que con los mismos intereses musicales o políticos y que me apañaron. Todavía estamos ahí. Todavía estamos haciendo este viaje”, reflexiona la skater.
Hoy, siento rostro de la campaña del Pride 2021 de Vans en nuestro país, Yiyi se abre paso no sólo en el mundo del skate, sino también llegando a otros universos donde, según ella, puede hacer transformaciones sociales. “Erradicar los discursos de odio, comportamientos violentos y la discriminación de mi entorno más cercano, me ha ayudado a empatizar, ver muchas formas de opresión y así extender mi nivel de consideración ética sin importar género, raza o especie”, dice.