Es el único Presidente del cual no tengo recuerdos, nací un mes después que él asumiera como el primer mandatario democrático tras la dictadura de Pinochet. Esto me llevó a tener mayor curiosidad por su figura política.

Por Juan Vallejos.


Hace tiempo que su salud era delicada, hace años que los medios tenían listos los especiales que ahora están publicando. Tras conocerse de manera más pública su estado me llamó la atención la cantidad de odiosidad hacia su figura en la redes sociales. No debió ser fácil recibir la piocha de parte de un dictador. No debió ser fácil gobernar con un país que en 1988 el 44% votó por la continuidad de la dictadura ¿Acaso creen que fue sencillo dar la cara y pedir perdón a nombre del Estado? No debió ser muy agradable estar sentado al lado de Pinochet en cada en evento que coincidieran ¿Boinazo? ¿Pinocheques? Pero claro… hay personas que se han dedicado solo a quedarse con ese vídeo en blanco y negro en el que justifica el golpe militar y no con su excelente habilidad de evitar un nuevo golpe ¿Cuantos son capaces de dar vuelta una pifiadera a estadio lleno con el solo fin de hacer entender la necesidad e importancia de la unidad nacional?

No debió ser fácil, no lo fue.  Me tranquiliza pensar que aquellos críticos fanáticos que están ahí jugando a la revolución contestataria vìa twitter lo pueden hacer gracias a los cuatro años de gestión de Aylwin, el único mandatario de Chile a quien se le trata de Don… probablemente sea el único de los presidente post dictadura quien merece ser tratado de Don. En parte, todos ahora podemos escribir, exigir, marchar y opinar libremente por las bases que el garantizó.

Imposible no sentir admiración por alguien que, a pesar no tener recuerdo de lo que fue su mandato, le debo tanto por darnos la posibilidad de poder trabajar en libertad para poder solucionar los problemas que tenemos en el día de hoy. Digamos que en dictadura era bastante complicado hablar de problemas o criticar al sistema.

Es hermosa y múltiple la tarea que tenemos por delante en la convivencia entre los chilenos cualesquiera que sean sus creencias, ideas, actividades o condición social. Sean civiles o militares…. ¡Sí señores, sean civiles o militares, Chile es uno solo!

¿Cómo no valorar dicho momento?

Las culpas de personas no pueden comprometer a todos. Tenemos que ser capaces de reconstruir la unidad de la familia chilena(…) Chile vuelve a la democracia ¡Y vuelve sin violencia, sin sangre, sin odio! Vuelve por los caminos de la paz en que no volvamos jamás a convertirnos unos chilenos en enemigos de otros chilenos”.

¿Cómo no sentir la piel erizada y emocionarse cada vez que se revive dicho discurso?

A fines del año pasado estuve a unas mesas de él en la Confitería Torres. Esperé que terminara de comer. Estaba acompañado de su señora y de otras personas visiblemente más jóvenes. Me acerqué cuando ya se retiraba del lugar.

– Don Patricio… ¿Una selfie?—fue mi nerviosa/estúpida pregunta.

– ¿Qué es una selfie? –preguntó con su característica sonrisa.

– Una foto, una autofoto…

– Ah, bueno.

Tomé dos, las miré y se las mostré. Fue ahí cuando recordé que dentro de la mochila que traía conmigo tenía el libro “Yo Presidente/a” escrito por la periodista Paula Escobar Chavarría. Amablemente el expresidente accedió a firmarme el capítulo que habla de él, justo debajo de donde dice: “No me siento enemigo de nadie”.

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Después de recibir el libro de vuelta le pude decir lo quise y debí decirle a penas lo vi.

– Gracias, Don Patricio.

– Pero si fue una foto no más.

– No, gracias por todo. De verdad.