Dos mezquitas fueron atacadas por al menos tres hombres de ultraderecha motivados por la “teoría del reemplazo”.


Nueva Zelanda es uno de los países más seguros y tranquilos del mundo. Su población se jacta con orgullo de ser multicultural y ser tolerante con todo tipo de libertades, incluida la religiosa.

Sin embargo, un suceso lamentable truncó esta imagen al demostrar de la peor forma posible que ningún lugar, por muy pacífico que sea, queda exento de la ola de violencia que ha proliferado en conjunto a los discursos de odio.

49 personas, entre ellos varios niños, murieron luego de que extremistas de derecha abriesen fuego a discreción en dos mezquitas de la ciudad de Christchurch, al sur de Nueva Zelanda.

La motivación de los atacantes fue la islamofobia, e incluso transmitieron la masacre en vivo a través de Facebook Live.

La información preliminar asegura también que la cifra de decesos se mantiene incierta debido al nivel de heridos de gravedad que dejó el atentado: al menos 48 personas recibieron impactos de bala y 20 se encuentran con riegos vital.

Brenton Tarrant es señalado como el principal autor de los hechos. De hecho, se adjudicó la situación a través de Twitter mediante un comunicado de 74 páginas donde aseguraba que su misión era terminar con la invasión islámica en Occidente.

Tarrant portaba una cámara en la cabeza que le permitió hacer un streaming no sólo de los asesinatos, también los momentos previos, así como del coche en el que viajaba y el arsenal de armas preparadas para matar, según consigna BBC Mundo.

“Son el grupo de invasores más odiado en Occidente, atacarlos tendrá el mayor nivel de apoyo” afirmó Tarrant en sus redes sociales, actualmente desactivadas.


Brenton Tarrant se encuentra detenido por las autoridades neozelandesas, sin embargo, otros dos involucrados no han sido ubicados y se declaró alerta roja en el país. El grupo se motivó por la teoría del reemplazo, manifiesto racista que asegura que la población musulmana en algún punto suplirá a las personas blancas de países occidentales incluyendo sus credos y formas de vida.

“Esta gente (los detenidos) que yo misma describiría como personas con visiones exstremistas no tienen en absoluto cabida en Nueva Zelanda, y de hecho, no tienen cabida en el mundo” sostuvo la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern.