Santiago, Concepción y Valparaíso fueron escenario de los desgarradores hechos.
La segunda semana de junio ha sido una intensa y triste en la pelea por derrotar la violencia contra la mujer. A pesar de que existan campañas, autoridades que condenan los hechos y mujeres marchando en las calles, hay algo que no cambia.
Fue en un rango de 36 horas en las que 5 mujeres murieron: 5 femicidios que tienen con la boca abierta, con rabia y con pena al país.
Cecilia Pérez, ministra vocera de Gobierno, dijo que “no existen los crímenes pasionales, la pasión fortalece el amor, la pasión no provoca la muerte. Lo que existen son asesinatos en contra de las mujeres de nuestro país (…) Chile es un país que tiene una fuerte cultura machista y por lo tanto las conductas sobre todo en los mas chiquitos son las que tienen que fortalecerse, y todos tenemos que entender que no puede existir ninguna conducta que permita que una mujer sea violentada o asesinada en nuestro país”.
La misma titular del Ministerio de La Mujer y Equidad de Género, Isabel Plá, anunció una serie de medidas para evitar estos hechos, como la de tipificar como delito la violencia en el pololeo y otra para hacer más expedita la denuncia. “Esto requiere un cambio cultural, todavía hay un sector en el país que le parece que se justifica la violencia contra la mujer, todavía incluso aunque no lo digan públicamente”, dijo.
Pero resulta que las cifras oficiales del Ministerio dan cuenta de solo 15 femicidios, donde probablemente solo se considera la relación sentimental con los victimarios para ser considerado como tal, mientras que en otras organizaciones, como la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres enumera en más de 20 las muertes de mujeres en Chile, incluidos los asesinatos de dos bebés de 1 año (Sophie y Ámbar).
Si el mismo Estado no reconoce estos crímenes como tal (ni siquiera el de la madre en Maipú a menos del ex pololo de su hija), ¿cómo podríamos reconocer a las víctimas y parar con el círculo de violencia contra la mujer? La palabra femicidio debería ir más allá de ese único vínculo y motivación, porque la mujer vive una sistemática violencia en Latinoamérica desde siempre. Reconocer esto es nuestra deuda histórica.
Estas son las víctimas y las atroces circunstancias en las que murieron:
Nelly Elizabeth Malo Ascencio
Lunes 11 de junio. La mujer de 35 años fue reportada como desaparecida a Carabineros el viernes 8 de junio por presunta desgracia. Pedro Enríquez Cortés (40) se entregó a la policía mientras la PDI buscaba algún rastro de ella. El cuerpo de la mujer fue encontrado dentro de un tarro de aceite en el sector de Peralillo, en Pudahuel. Fue asesinada mientras ocurría una supuesta discusión entre los dos, ya que mantenían una relación desde hace dos años. Como era una relación extramarital (simplemente amante), la policía cree que no debe ser tipificado como femicidio porque no había convivencia.
Soraya Pamela Sepúlveda Riquelme
También pasó el 11 de junio. La chica fue asesinada a tiros por su esposo en la Galería Caracol, en Concepción. Fue su esposo, Luis Alberto Gutiérrez Salgado (68), quien entró a la peluquería Bella Imagen, dentro de la galería y lugar de trabajo de Soraya, y disparó directamente a la cabeza de su mujer. Soraya tenía 29 años y ya había denunciado las amenazas de su marido en 2016. Era madre de un niño de 9 años. El hombre, en un estado alterado tras beber cuatro tazas de café (un dato de la policía que es bastante irrelevante), usó una pistola Taurus 9 milímetros para disparar en dos ocasiones a Soraya; una bala en su cabeza y otra en la zona torácica, para luego suicidarse. Claudia Abello, compañera de trabajo de la víctima, sufrió una fractura en su brazo izquierdo y otra mujer fue hospitalizada en estado de shock.
Gertrudis Martínez Frías
La mujer de 50 años murió el martes 12 de junio cuando fue atacada con un puñal por un ciudadano chileno. Gertrudis, colombiana, fue asesinada en las dependencia de un consultorio ubicado en la comuna de Calle Larga, Región de Valparaíso. El mayor Alenco Alvear, de la Tercera Comisaría de Carabineros de Los Andes, dijo a Cooperativa que “había denuncias anteriores en la Fiscalía de Los Andes respecto de amenazas; amenazas mutuas”. Todo ocurrió cuando Gertrudis ingresó al Cesfam del sector La Pampilla. En esos momentos fue atacada por alguien que sería un “conocido”; el victimario intentó suicidarse después del ataque y se encuentra hoy en riesgo vital.
Gabriela Paz Alcaíno Donoso y Carolina Ivon Donoso Campos
Madre e hija, de 17 y 53 años, respectivamente, murieron el 12 de junio, en Maipú. Después de las primeras diligencias, la policía barajó que los motivos del doble asesinato habrían sido “pasionales” (eso mismo que el mismo Gobierno erradicar como causa de), por lo que se llegó a dos sospechosos: el padre de Gabriela y ex marido de Carolina y el ex pololo de Gabriela, Fabián Cáceres Aravena de 18 años. Finalmente, la ex pareja de Gabriela confesó el doble feminicidio, quien dijo que no pudo soportar el quiebre amoroso con la joven de 17 años, y apuñaló a las dos mujeres.
La ley invisible
La Red Chilena contra la Violencia hacia la Mujeres, organización que lucha contra estas situaciones que viven día a día muchas mujeres en Chile, quiere visibilizar esos 25 asesinatos de mujeres que han ocurrido en 2018 y todos esos que han ocurrido años anteriores, esos mismos números que no son reconocidos por el Estado chileno al no haber sido perpetuados por cónyuges, convivientes actuales o pasados o personas que tengan hijas e hijos en común.
Ya que muchas instituciones no se dedican ni a prevenir ni investigar los femicidios, menos informar para entregar herramientas en la población para erradicar la violencia patriarcal pegada a nuestro ADN, es que hoy exista “La ley invisible”. Esta reúne las propuestas de los movimientos feministas actuales para terminar con la violencia hacia las mujeres; propuestas que las autoridades no han querido ver.
El manifiesto fue escrito en código braille y será entregado por estas mujeres al Congreso Nacional. Esta es una ley integral que busca una vida libre de violencia para romper la frontera entre lo público y lo privado y reconocer nuestras diversidades.
Si quieres saber más sobre este proyecto ingresa acá o la página web de la Red Chilena contra la Violencia hacia la Mujeres.