No es primera vez que Juan Pablo Escobar, que ahora se llama Sebastián Marroquín, dispara contra la serie de Netflix. Pero le creemos.

Si bien Escobar a.k.a. Marroquín ha dicho varias veces que pretende desmarcarse de la figura de su padre es algo bien imposible la verdad. Partiendo de la base de que vive de escribir libros sobre él y hasta tiene una empresa que vende poleras del narco más famoso de la historia.

Sin embargo, la imagen de padre querendón con la que los escritores de la serie perfilaron a Escobar molestaron de sobremanera a su hijo, que realizó (otra vez) sus descargos contra la serie.

Benjamin Button

“Está llena de errores. Para empezar: yo no era un niño. En la serie parezco Benjamin Button, cada vez soy más chiquito, aparento ocho años. Yo tenía 16 años cuando murió mi padre. Y me enteraba de todo. Él siempre me contó que era un bandido, un narco. Veíamos la televisión y no le temblaba la voz al decirme: esa bomba la puse yo. Y discutíamos”

Ser narcotraficante no es cool

“Mi padre era mucho más cruel de lo que se refleja en la serie. Sometió a un país con el terror. Hay que tratar esta historia con responsabilidad. Hay miles de víctimas y un país detrás que merece respeto. Están inculcando una cultura en la que parece que ser narcotraficante es cool. Me están escribiendo jóvenes de todo el mundo que me dicen que quieren ser narcos y me piden ayuda. Me escriben como si yo vendiera tickets para ingresar a ese mundo”.

Escobar junior guionista

“No se reflejan los momentos de soledad, miedo, zozobra, terror. La violencia era mucho más atroz de lo que la serie muestra. No estoy en absoluto orgulloso, pero tenemos que ser serios. Yo me ofrecí a colaborar con Netflix y lo rechazaron”.

“Mi padre era la muerte”

“No vivíamos con lujos en la fuga. Ojalá el final hubiese sido con esas mansiones con piscina que aparecen en la serie. Tampoco estábamos rodeados de bandidos. Estábamos muy solos, todos le traicionaron, se entregaron o los mataron. A veces compraba una casa y en la misma noche teníamos que abandonarla y se perdía esa plata. Nos movía siempre con los ojos vendados. Decía que así si nos capturaban y nos torturaban no podríamos entregarle. No usaba el teléfono. Mi padre decía que era la muerte, que él siempre había localizado por el teléfono a la gente a la que quería matar. Tampoco mi abuela era esa mujer tierna que aparece ahí. Ojalá. Ella le traicionó con el cártel de Cali. Tuvo que elegir entre su vida y la de su hijo y eligió salvarse”

Negocios son negocios

“Él decía que no le interesaban los negocios lícitos porque con ellos no se ganaba plata”.

Nunca hizo fogata de billetes

“Mi padre nunca quemó plata para calentarnos. Yo alguna vez en el documental que hice conté que pasamos hambre mientras estábamos rodeados de millones de dólares. Y es verdad. Una vez estábamos rodeados por la policía y nos quedamos sin víveres durante una semana. Ahí dije que para lo único que servía el dinero es para tirarlo a la chimenea. Pero nunca llegamos a hacerlo”.

Empezar de cero

“Les pedimos que nos dejaran vivir. Yo fui con mi madre a esas reuniones. Nos exigieron que entregáramos la totalidad de los bienes como parte del botín de guerra. Ellos sabían todo lo que tenía mi padre. La consigna era simple: si esconden una sola moneda les matamos. Así salvamos nuestra vida. Volvimos a ser nadie. Eso me hizo un hombre libre, si no habría enloquecido con el dinero. Me tocó empezar de cero”

Mi padre mató a 3 mil personas

“Es imposible cuidar la imagen de mi padre. Yo soy el más duro con él. Pero no mintamos. Mi padre mató a unas 3.000 personas. A la historia real le sobra violencia, explosiones, terror. No es necesario que unos guionistas creativos se pongan a adornarla con mentiras”.