Si no te alcanza el presupuesto o la valentía, igualmente puedes disfrutar del frío y de la arquitectura tipo Tetris que hacen de Europa del Este un destino muy interesante de recorrer con Google Street View.
Tengo una idealización absurda y desconocida por Europa del Este y todo el ex Bloque Soviético. No es que crea que es el mejor lugar del mundo. Estoy consciente de los constantes asesinatos, trata de blancas, tráfico de órganos y todo lo terrible que la caída del comunismo (y la guerra) dejan tras de sí. Pero creo que en todo existe una belleza y países como Ukrania, Bielorrusia, Serbia y por supuesto Rusia tienen una magia gris y oscura que alimenta mi morbo y mis ganas de visitar las naciones que albergaron el sueño comunista.
Todas las fotos son pantallazos de Google Street View (háganle zoom a la página para verlas mejor).
Una de las cosas que más me gusta de las ciudades de la ex URSS es la arquitectura de “bloques”. Para enfrentar la crisis habitacional, entre 1947 y 1951 los arquitectos soviéticos evaluaron la aplicación de nuevas tecnologías en búsqueda de la rápida edificación y ahorro en la construcción. Los edificios jruschovki (llamados así por Nikita Jruschov, líder soviético entre 1953 y 1964 que implementó este tipo de arquitectura) podían estar montados en tan solo 12 días, gracias a que los paneles se producían rápidamente y se trasladaban inmediatamente al lugar de obra y se instalaban como piezas de un gigantesco Tetris (invención también soviética). El tamaño no superaba los 65 metros cuadrados en departamentos de 3 dormitorios, pero aumentaron significativamente la calidad de vida de los habitantes de la URSS. Para el año 1970, las jruschovki albergaban a unos 54 millones de personas, la cuarta parte de la población de esos años.
La Villa Olímpica, Portales, Frei y muchas otras están inspiradas en la arquitectura “Jruschovka”. La relación entre los “blocks” de viviendas en el país es tan directa con la construcción soviética, que muchos de los edificios se crearon a partir de una maquina de paneles prefabricados que la URSS regaló a Chile durante el gobierno de la Unidad Popular, en 1972.
Ya estoy juntando plata para ir a conocer unos de mis rincones favoritos en el mundo, pero solo tras varias clases de defensa personal.