Nos metimos en la cabeza de Javiera Acevedo, Claudia Apablaza, Carolina Cox y Bernardita Ruffinelli para entender cómo y qué cosas evalúan del sexo opuesto.
Javiera Acevedo, locutora de radio Súbela
“Vivo con un hombre y siento que nuestra interacción ha hecho que cambie su rol social. Antes era básicamente un troglodita y hoy está a punta de comunicación, conversación, a veces de pronto cuando noto malas maneras de actitud y expresión paro y digo: “esto es machista, esto a mi no me gusta, no es mi idea de vida lidiar con este machismo y me gustaría que tú pudieras hacer este cambio”. Me ha costado un montón, pero creo que hay que partir por casa, uno no va a esperar que la gente cambie por sí sola si a nosotros no nos gusta como se comportan”.
“Yo creo que sigue habiendo una antigua masculinidad, una nueva y va a venir otra. No te puedo decir que vivimos dentro de una nueva masculinidad, porque hay algunos que todavía está in progress y hay otros que aún no lo entienden. De hecho, hay gente que no lee, que no escucha y que de un solo perfil juzga sin analizar lo que hay detrás”.
“Yo siempre he tenido parejas súper femeninas, o sea, son todos más minos que yo. Se miran mucho más rato al espejo, tienen ganas de mirar como cocino, no se manejan con la parte mecánica -eso uno lo tiene incorporado por la crianza-, y a mí me gusta el hombre que es más sensible porque me entiende más. Yo me fijo en el hombre que es más parecido a mí. Pero igual lo molesto”.
Claudia Apablaza, escritora y editora de Los Libros de la Mujer Rota
“El rol social del hombre ha cambiando a nivel mundial. En Chile lo hemos vivido un poco más, pero a fines del siglo XX empezó a cambiar en sociedades mucho más avanzadas que la nuestra. En este país se puede ver que el rol del hombre ha cambiando, sufriendo una metamorfosis súper radical y súper compleja porque es un fenómeno muy complejo y difícil de llevar. Antiguamente, el prototipo era de hombre proveedor, jefe de hogar, macho, que lidera en todas las estructuras sociales y hace todos los puestos de trabajo. Tenía un rol mucho más definido. Ahora el rol es muy líquido y fantasmal”.
“Mi relación con la masculinidad, casi siempre ha estado ligada a mi relación con hombres muy femeninos. Con mi marido leímos un artículo que hizo un periodista sobre la nueva masculinidad y preguntaba ‘eres Sísifo o Prometeo’ y mi marido se sentía muy femenino, él quería ser más masculino y no lo logra. Ahí me di cuenta que mi relación con la masculinidad no es muy cotidiana, también soy muy femenina y la masculinidad también está muy presente en mi, entonces, creo un equilibrio”.
“Me relaciono a diario con el concepto de masculinidad gracias a mi marido, él es un hombre nuevo completamente. Trato de relacionarme con ese tipo de hombres, pero me cuesta relacionarme con ese macho antiguo, incluso mi padre es un sujeto súper humanista. Me muevo en un mundo de creadores; en el mundo literario el macho está súper devaluado. Todas estas disciplinas creativas devalúan la imagen del macho, no así en otro tipo de quehaceres o profesiones, donde sería interesante conocer esa opinión. Uno como creador, siempre tendrá el lado mucho más puesto en sensibilidades, pero un hombre a la antigua tiene una mirada distinta”.
“El complemento de la masculinidad y la femineidad se complementa dependiendo de la escuela de donde uno lo mire. Casi siempre se piensa que el feminismo anula la masculinidad, pero yo creo que no. Creo que son cosas que pueden convivir dentro de disciplinas más humanistas. Pueden convivir desde el punto de vista del feminismo de donde uno las mire, porque hay feministas que son radicales, otras que son más abiertas, depende mucho. En mi opinión personal, el feminismo si puede convivir con las nuevas masculinidades, pero no con el concepto tradicional de lo que es ser masculino”.
Carolina Cox, actriz y locutora de radio Injuv
“El rol social del hombre no ha cambiado tanto. Siempre he pensado que las mujeres han ido avanzando y evolucionado, mientras los hombres se han quedado pegados. Antes ese rol social era mantener a la mujer pero no se cual sería el rol social que tienen ahora. No deberían tener un rol tan fijo, porque las mujeres ya no andamos con el vestido en la cartera. También, de repente, queremos huevear. Sentimos una presión de pololear, casarnos y tener hijos. Pero ahora estamos siendo más prácticas y quizás eso es ser más masculina. A los hombres todavía les cuesta entender que, a veces, solo queremos agarrar o que no nos queremos casar”.
“Los hombres que son sensibles me encantan. Lo encuentro super atractivo. Me molestan porque me gustan los hombres más femeninos, pero yo no los encuentro así. Para mi tienen más sentido del humor, se ríen, lloran. Los pocos sensibles que he pillado me encantan, los tipos muy serios me cargan. Si se preocupan de arreglarse, mejor”.
“Físicamente, en general, me gustan los flacuchentos, con cara de pavo. Si van al gimnasio, bien, pero si se preocupan más que yo –quizás este es mi lado machista– no me gustan. Por ejemplo, Alexis Sánchez jamás me podría gustar porque es demasiado depilado. Todavía tengo esos parámetros que me quita mi propia femineidad. Me gustan los hombres peludos. Me gusta esa onda un poco despreocupada. Demuestra que se sienten más seguros. Algunos que van mucho al gimnasio los encuentro vanidosos o narcisistas”.
“Me gustaría un hombre que sea relajado. Que se ría. Que te valore. Que te quiera por cómo eres. Que no te exija cosas. Que no tenga miedo porque tú tienes opinión o porque tienes carácter. Que sea libre y que te de libertad. No tan celoso. Sensible. Detallista. Es importante que no tenga miedo de enamorarse y de ser intenso. Los hombres tienen miedo de jugársela un cien por ciento, aunque igual no lo tengo tan idealizado en la mente”.
Bernadita Ruffinelli, comediante
“Está en proceso de cambio el rol social del hombre. Es un proceso de adaptación. El rol histórico que tuvo y de que se sentía muy orgulloso, de pronto empezó a no ser suficiente. Ese proceso de adaptación es más duro que el cambio mismo. Las mujeres hoy no necesitan un macho proveedor. Puede que lo quieran, pero no lo necesitan. Ser macho proveedor no alcanza, no es suficiente. De pronto hay que ser simpático, hay que ser agradable. De pronto hay que verse mejor. Entras a competir no solo por lo que ganas sino por como te portas o como piensas. Los hombres de la generación de mis padres no están acostumbrados a eso”.
“La nueva masculinidad está mucho menos sustentada en ser macho y está pasando más al ser humano. Creo que eso es lo más doloroso para los hombres, mientras que para las mujeres ha sido un cambio que te tira para arriba y te da poder. Para ellos ha sido un cambio de que ‘ay, tengo que hacer otras cosas’ y perder ciertos espacios de poder. Tienen que pensar ‘¿cómo me adapto a esto sin sentirme frustrado o inseguro?’. Esa adaptación le está costando emocionalmente a muchos”.
“Creo que tanto la masculinidad como la feminidad están en un limbo maravilloso. Están entrando en un espacio donde salen preguntas como ‘¿te importa la masculinidad? ¿te importa la femineidad?’ y me encanta. Lo masculino y lo femenino existen y que tenemos que reconocerlo. Pero es súper importante que ya no vivamos en función de eso. Según como crecimos o como nacimos, un hombre no tiene que ser cien por ciento masculino y una mujer no tiene que ser cien por ciento femenina”.
“El hombre mas codiciado es el que entienda lo que está pasando, lo acepte y lo crea necesario. Es un hombre que quiera estos cambios para su pareja, para sus hermanas, para sus hijas. Tipos así son los mejores partidos para una mujer. Es atractivo que un hombre no tenga miedo de tener una mujer que sea más poderosa que él. Porque una mujer que gane más, que se vea más, que tengas espacios de poder más allá del dinero, que sea más famosa, que sea superior en algún ámbito, todo eso les da mucho miedo. Un hombre que está dispuesto a bailar al ritmo de ella es un hombre preciado. Es lo que las mujeres están valorando. Que acompañen la causa y que la encuentren necesaria. Un hombre con la suficiente confianza para tener una mujer la raja a su lado y que la encuentre fabulosa. Que para él sea un triunfo estar con una mujer así”.