Además, comparamos las puntuaciones del buscador con algunas opiniones de usuarios habituales de los aeropuertos del país y esto fue lo que nos dijeron.
Actualmente, el Aeropuerto Internacional Comodoro Arturo Merino Benítez está en proceso de ampliación, lo cual ha causado varias molestias entre los pasajeros que usan dicho aeropuerto día a día. Gracias a la democratización de los pasajes en avión, dígase la entrada de las empresas low cost al mercado, el aeropuerto de Santiago se vio sobrepasado en su capacidad debido al protagonismo que ha ido adoptando Chile y la capital a nivel internacional.
Pero, Santiago no es Chile y el turismo y la migración en nuestro país ha ido en aumento y las quejas en los distintos aeropuertos de Chile cada vez se hacen más notorios. Que son chicos, que no tienen servicios o que están en nada con relación a la ciudad en la se emplazan son solo algunos de los comentarios que se pueden escuchar en las cintas donde se retira su equipaje.
Conversamos con usuarios frecuentes de los tres aeropuertos con menos calificación según Google y esto fue lo que nos contaron.
3. Aeropuerto Pichoy (ZAL) – Valdivia, región de Los Ríos.
“Es como inútil”, afirma Javiera, valdiviana de toda la vida y que como muchos jóvenes de región realiza sus estudios universitarios en Santiago. A pesar de quedar aproximadamente a 40 minutos de Valdivia, la gente prefiere tomar el avión en Temuco o Puerto Montt. ¿La razón? Los pocos vuelos que ofrece Pichoy, porque la frecuencia de vuelos hacia el sur y norte de Chile son más frecuentes tanto en Puerto Montt como Temuco.
Otro problema: está muy sujeto a la suerte del clima. “Cuando volvía de mi gira estábamos aterrizando, pero ya casi al borde de la pista el avión se elevó de nuevo con las ruedas ya puestas. Terminamos haciendo tiempo en Bariloche”, recuerda Catalina. Con una evaluación en Google de 3.8, la poca visibilidad del aeropuerto Pichoy por la neblina o lluvias impenetrables lo convierte en una opción evitable si el fin principal es (aunque suene ridículo) aterrizar. Es más factible coordinar un vuelo hacia La Araucanía o Lo Lagos y luego llegar a Valdivia en auto.
2. Aeropuerto La Florida (LSC) – La Serena, región de Coquimbo.
Chico. Ese es el adjetivo que más se pronuncia entre los que utilizan el aeropuerto de La Serena con frecuencia. “Es demasiado chico, en las temporadas altas colapsa”, asegura Carolina, quien antes de usar dicho aeropuerto desde Santiago prefiere tomar un bus desde San Borja, Estación Central. Con una evaluación según Google de 3.6, el aeropuerto de La Serena está sujeto constantemente a la niebla característica de la zona por lo que encontrarse con un vuelo cancelado es probable.
“Tomar un vuelo desde Santiago a La Serena es un poco inservible, mejor conseguirte quien te lleve o tomar un bus. Es mejor eso a que gastes más plata por algo que te pueden cancelar. Aparte, cuando vas a La Serena es por unos tres o cuatros días, entonces perder un vuelo por neblina no es opción”, asegura Pedro Pablo, estudiante.
1. Aeropuerto Balmaceda (BBA) – Coyhaique, región de Aysén.
“Bienvenidos al aeropuerto Balmaceda de la ciudad de Balmaceda”, ese es el mensaje clásico que se puede oír en cualquier aerolínea apenas se aterriza en el terminal aéreo que conecta la región de Aysén con el resto de Chile. Un error, porque en estricto rigor Balmaceda no es una comuna: de hecho pertenece a Coyhaique. Es parte de la capital regional, a pesar que quede a 45 minutos en auto de distancia.
El aterrizaje puede ser duro: los vientos de Balmaceda son cosa seria y no hay que alarmarse con que el contacto de las ruedas del avión con la pista sea un poco brusco, porque es normal.
Luego viene algo molesto, pero a la vez muy gracioso: sacar las maletas. “Siempre es un caos esa hueá, las maletas demoran en llegar a la cinta y cuando llegan se atascan en unos tubos de fierro que nadie entiende por qué existen y todo se frena y comienzan a chorrear las maletas hasta que algún pasajero atina y desengancha la maleta trabada”, asegura Eduardo.
Con una evaluación 3.2 según Google, el aeropuerto de la XI región cuenta con un área para fumadores alejádisima, ubicada al borde de la reja que divide entre el estacionamiento y la pista de aterrizaje. A pesar de las señaléticas, la gente fuma igual en la puerta del aeropuerto, a pesar que sobre ellos existe un letrero que lo prohibe. Cuenta con un solo café que es ridículamente caro y que en algunos casos las personas hacen fila hasta por las escaleras esperando una mesa. Si se tiene suerte puedes ver algún pájaro dentro del lugar el cual parece no importarle a nadie. Otra cosa: no tiene cajero automático.
La sala de embarque es enana y sin sillas suficientes. Llama la atención el estacionamiento que es ridículamente enorme en comparación al aeropuerto en sí. Para alegría de muchos, actualmente se encuentra en pleno proceso de ampliación. Menos mal.