Conversamos con Valeria Silva sobre cómo la cultura mapuche reconocía la diversidad sexual pre colonización y es súper diferente a lo que te han enseñado o te han intentado hacer creer.

La cosmovisión mapuche entendía todo lo que hoy se desconoce. Este pueblo, que mantiene su resistencia, logró desarrollar una conexión con lo que hoy conocemos como orientación sexual, identidad de género y su expresión y como todo proceso histórico y pese a que muchos lo nieguen en la historia siempre existieron personas que no entraban en el binario “que el catolicismo y la iglesia con la colonización impusieron”, dice Valeria Silva, una activista intersexual mapuche que participó del conversatorio “Estos somos: ¿cómo nos nombramos?”

Desde la ciudad de Bariloche, Silva, llegó a Chile por una semana. “Soy del sur de Bariloche, del territorio que hoy se denomina Argentina, el Wall Mapu”. Conversamos con ella y esto fue lo que nos contó.

Valeria se reconoce como una persona intersexual. Su activismo es la manera más honesta de llegar a los demás, desde la visibilización de los cuerpos intersex para dar a conocer su experiencia.

“Soy una persona intersex no operada, desde mi punto de vista las operaciones no son necesarias. Las mutilaciones sobre todo a bebés, que es lo que la medicina busca, son eso: mutilaciones”, comenta.

Desde su trabajo, busca que se entienda que las operaciones a personas intersex a temprana edad son una invasión al cuerpo, a la autonomía de las personas a elegir por decisión propia si quieren ser hombres, mujeres o algo más que no necesariamente tiene que responder al contexto binario.

En un contexto mapuche, Silva dice que no puede pensarse sólo como una persona inter o sólo como mapuche, porque todo está conectado desde el nivel espiritual, físico y mental. “Está ligado a la cosmovisión mapuche que entiende y entendía esto, que como pueblo preexistente a la llegada del colonialismo teníamos, y debemos revalorar este conocimiento y entendimiento de lo que es cuerpo y sexualidad, a través del punto de vista que es sostenido por la cosmovisión  y por lo que han entendido nuestros antepasados en el plano de lo tangible. Esto mismo está explicado en la naturaleza, la diversidad de género y sexo no es algo ajeno a las personas, está en la naturaleza, en las plantas, en los animales, en el comportamiento natural de la vida, en nuestro cuerpo, en nuestro ser”.

“Plantear esto como mapuche me parece interesante porque creo que aporta a la discusión de lo que la hegemonía instaurada por el hetero-winka-patriarcado dice sobre que debemos ser hombre y mujer y no hay otra cosa siendo que entendemos que no es así, que hay mucha más diversidad de la que se conoce y como mapuche teníamos ese entendimiento de lo que es la diversidad y lo que implica en la sociedad”, continúa.

En la historia de este pueblo existían los Weyes. Personas con un cuerpo determinado, pero con un comportamiento o un espíritu que se denomina a si mismo como otro género. Se podía, antes de que llegara la Iglesia y el proceso político de la invasión que llevó a cabo el Estado tanto argentino como chileno, valorizar a estas personas de la diversidad que es totalmente distinta a la que vivimos hoy, no sólo como mapuche sino que las personas que están dentro del movimiento LGBTIQ. Tiempo atrás era algo positivo, era algo que regalaba la naturaleza a la familia, se sentían honrados”, explica.

“Hoy me reconozco intersex porque valoro que mi familia me haya cuidado, no haya dejado intervenir y porque pude también tomar conocimiento de que las operaciones a personas intersexuales es sin duda un avasallamiento, un modo de querer meternos dentro de la norma, bueno sos hombre o sos mujer”

 

Valeria también dice que los “winkas” son quienes han escrito la historia mapuche y de los demás pueblos originarios. “Hay datos, registro de personas weyes: sea intersex o no, que vivían con una elección sexual distinta y no era algo negativo, tenían roles como cualquier persona, podían ejercer roles de cuestiones más espirituales, había machis weyes”. También eran personas que acompañaban en la crianza, trabajaban la tierra, la luna, y desarrollaban una vida ejemplar, como cualquiera.

“Yo entiendo que antiguamente tener una persona con estas características weye siendo intersex o no, se consideraba como un regalo de la naturaleza que las fuerzas naturales de cada espacio o territorio podían dar a la familia, esta persona era como una especie de regalo hermoso, para entender que hay un equilibrio o una noción tangible de estos dos equilibrios o dos fuerzas que se requieren para la naturaleza, sí se necesita una energía masculina y femenina para crear una flor o una especie, una persona. De esto también es bastante consciente el pueblo mapuche, de que esto pasa en la naturaleza y que estas dos energías necesitan equilibrarse, y entremedio de esto pueden aparecer estas nociones o estas cosas tangibles, en mi caso podemos decir que en la cultura mapuche se explica como energía una persona que puede tener rasgos de hombres, pero que tienen un espíritu de mujer y esto se puede entender desde lo espiritual y no es nada ajeno y no tiene que ser negativo”.

¿Qué tipos de orientaciones o identidades existían?

Hay gente que valora, en mi pueblo y con la que gente con la que puedo interactuar entienden que esto es algo positivo, en buen tiempo y buena forma que yo haya aparecido se toma como un buen augurio, yo a partir de mi experiencia personal visibilicé esta situación. Quiero despertar esta inquietud en los demás para que hablemos de algo que se nos ha ocultado, se nos ha negado como parte misma de nuestra identidad. La lengua que nos negaron, el tipo de crianza, no reconocernos, en las escuelas negarnos todo el tiempo, decir que éramos un pueblo que existía y que ya no, todas esas mentiras.

Dentro de todas esas mentiras también esta esto: existe hombre y mujer y nada más. En la cultura mapuche el patriarcado ha sido tan fuerte que hasta el día de hoy se encuentra gente mapuche diciendo que la homosexualidad no existía en nuestra cultura.

Así como en todas las culturas del mundo y procesos históricos ha habido gente travesti, trans, gay, lesbiana, siempre existió. Como queramos llamarlos. Representan otra identidad sexual, distinta a la de hombre o mujer y por lo tanto nuestra cultura y, considerando la importancia de lo espiritual y la cosmovisión nuestra, lo entiende y no somos ajenos a eso.

Hormonas, operaciones, trans, intersex

“No estoy en contra de la hormonización, puede acompañar, no negamos: pero ninguna persona que se reconozca intersex o que viva esta experiencia dice que la operación le ha cambiado la vida para bien. La mayoría de los casos o en casi todos ocurren estas operaciones siendo niñez, es decir no pudiendo elegir, y siendo los medios incluso por sobre la decisión de los padres quienes dicen ‘vemos que tiene genitales de mujer o de hombre’, lo que les importa a ellos es medir el falo.

 

‘Bueno si tiene cierto tamaño no va a desarrollarse como hombre, o si se desarrolla como hombre va a ser un hombre con un pene chiquito, entonces para la sociedad va a ser un hombre que no sirve, prefieren convertir ese cuerpo en mujer y al ser un cuerpo intersex puede ser hombre o mujer o ser una identidad diferente. Tengo plena conciencia de que las operaciones a temprana edad son sin duda una violación a los derechos humanos.

Incluso de grandes, yo no fui operada de niñez y siendo grande elegí esta instancia de irme a tratar con cirujanos porque pensaba que era la manera de terminar de ser mujer, pensando que completando una vagina podía sentirme más mujer, o ser más mujer y tomar conciencia, tomar contacto con gente, sobre registros, textos, entrevistas, distintos medios, sobre todo Internet, la Internet fue una herramienta de ayuda para encontrarnos, y conocer esas realidad me llevó a decidir en una primera instancia de suspender la cirugía. En ese transcurso de tiempo me di cuenta que en realidad no era un problema”.