Básicamente la especulación inmobiliaria permite que los empresarios hagan y deshagan como quieran en regiones.

Al ser rancagüino pude ver la evolución en primera persona de los cambios que tuvo una comuna rural como lo fue Machalí hasta hace algunas décadas. Donde hubo kilómetros de campos con manzanos ahora se emplazan restaurantes, supermercados, automotoras y viviendas. Machalí –tanto como otras comunas- vivió la penosa evolución de ser ocupada por el aparente “crecimiento y desarrollo” dejando atrás paisajes de campo abierto e identidad regional.

Tanto ha sido el auge de la comuna que los sectores de más altos ingresos de la región de O’Higgins se encuentran en este lugar y no en Rancagua, capital de la zona. El Polo, Nogales, Parque San Fuentes y otras zonas tienen un índice de desarrollo humano tan alto que actualmente Machalí ocupa el puesto número 23 en el índice de calidad de vida urbana de ciudades de Chile , Rancagua aparece recién en el número 38 y Rengo en el puesto 52.

Por esta razón, no es de extrañar que los predios de kilómetros de campo abierto destinado a la agricultura  y que todavía forman parte del paisaje, sean altamente cotizados por la especulación inmobiliaria que generan las ganancias que otorga un eventual cambio de suelo de rural a urbano.

De esta forma nació el caso Caval, donde la empresa de Natalia Compagnon –nuera de Michelle Bachelet y esposa de Sebastián Dávalos- logró acceder a un préstamo de $6.500 millones pese a contar con un patrimonio muy bajo y de esta forma adquirir 44 hectáreas junto a la Carretera del Cobre en Machalí.

Para obtener el préstamo, Sebastián Dávalos se reunió con Androniko Luksicex señor Burns chileno y actual estrella de Twitter-  quien cedió ante la solvencia del negocio haciendo uso de la llamada información privilegiada (práctica ilegal y castigada con presidio en diferentes países)

La empresa Caval revendió los predios por $9.500 millones de pesos, teniendo una ganancia neta de $2.500 millones. Algo que no habría sido posible sin el probable tráfico de influencias descrito con anterioridad. Por dos cosas, cómo sabían que el precio del terreno iba subir casi al doble y cómo obtuvieron un préstamo así de generoso.

Finalmente, todo se supo y se transformó en el gran escándalo de la década arruinando la popularidad de una Presidenta que contaba con niveles de cercanía sin precedentes para un mandatario. El caso sigue siendo tema sensible. Si todavía no lo entiendes, te dejamos un video explicativo aquí.

Pero ¿Cuál era la situación de los terrenos antes de que fueran materia de discordia y secretismo en la actualidad?

La revista Que Pasa contó la historia de Patricio Weisner de 76 años, ex propietario de los terrenos. Con 31 años y cuando Machalí era apenas un puñado de casas ubicadas en la precordillera, comenzó a plantar frutas y criar ganado en un terreno de 100 hectáreas. Los años de esfuerzo rindieron frutos y  Weisner S.A logró emplear a más de 400 personas y exportar fruta tanto a Estados Unidos como Asia.

Sin embargo, todo se vino abajo cuando el año 2008 la devaluación del precio del dólar afectó la productividad agrícola y Patricio Weisner acumuló millones de pesos en deudas. Ante las circunstancias, debió vender las hectáreas a Mauricio Valero gerente de la empresa Caval.

¿Cuál es la situación actual?

El año 2015 el empresario Hugo Silva compró los terrenos y ahora pertenecen a su empresa Silca. Desde la Municipalidad de Machalí no quisieron referirse al tema y su encargado de prensa no estuvo disponible para hablar con nosotros durante los días que intentamos contactarlo.

El abogado de Hugo Silva, también dijo desconocer el destino actual de los terrenos. Sin embargo, una fuente extra oficial nos confirmó que las parcelas de lo que fueron los terrenos de Patricio Weisner dedicados a la agricultura, ahora serán un gimnasio y diferentes locales comerciales, descartándose la opción de hacer viviendas por ser poco rentable.

De hecho, la Tercera confirmó que en las 40 mil hectáreas de terreno se edificará un supermercado y una estación de servicio cuando la Municipalidad de Machalí otorgue los permisos para el cambio de suelo, algo que tanto Dávalos y Compagnon no lograron ver concretado.

El caso Caval destapó las malas prácticas del mal llamado progreso: aprovechamiento de empresarios en quiebra, uso de suelo agrícola en una zona que se encuentra tapada de locales debido a la especulación sin importarle un mínimo la alicaída situación agrícola regional y la falta de criterio de los empresarios al hacer lo que quieren en comunas de peso político pequeño.  

Más que un escándalo político y tráfico de influencias crediticios, lo que realmente nos dejó el Nueragate fue cómo la economía hace y deshace en las regiones –mall de Castro pls– prometiendo empleo y desarrollo cuando los verdaderos favorecidos son solo unos pocos.