Miss Garrison estará en el escenario de Ballantine’s este sábado 11 de noviembre en Fauna Primavera.
Miss Garrison nace en Chile el año 2008 como el proyecto de Fran Straube (voz, batería y teclados), Rodrigo de la Rivera (guitarra y sintetizadores) y Tomás Rivera (bajo, bases y sintetizadores). Durante sus presentaciones, la banda juega con diferentes formaciones e instrumentaciones en vivo, creando un acto envolvente donde la música viaja por el punk rock más visceral, a un trip psicodélico, a jugar con el pop y adentrarse en distintas atmósferas.
Fran Straube nos cuenta sobre sus percepciones de la escena musical actual en Chile, la evolución artística que han tenido como banda y opina sobre su relación con los millennials antes de presentarse en el escenario de Ballantines este sábado en Primavera Fauna.
¿Cómo define su sonido Miss Garrison en la actualidad?
Nos ha costado catalogarnos un poco porque quizás somos más de nicho. Partimos hace 8 años haciendo punk y ahora nos inclinamos por la melancolía, el inpop y diferentes sonidos que han ido cambiando acorde la evolución de nuestra discografía. Nunca hemos encajado con la escena más popular de la música chilena y lo anterior tiene dos directrices: es malo porque no tenemos tantos músicos “hermanos” con los que compartir en festivales, y es bueno porque diferenciarnos dentro de la escena musical también ha sido un plus sobre todo internacionalmente. Fuera de Chile, hemos tenido más reconocimiento por este estilo y sonido propio en lugar de parecernos a lo típico de la escena popular.
¿Cómo ha sido la recepción de A Sol de Noche?
Estamos muy contentos con este disco porque nunca pensamos que iba a tener buen reconocimiento tanto en Chile como en el extranjero y tenemos que hacer otro porque se está agotando. Es un viaje que parte y termina, como una historia. El disco lo defino como uno de sonoridad contemplativa, nostálgica y melancólica. En arreglos es bien vacío, pero tiene sus melodías bien marcadas
¿El cambio de sonido en el transcurso de su discografía corresponde a un momento específico en su vida o simplemente responde la necesidad de variar en la composición creativa?
Creo que uno va cambiando de sonido porque la vida también está en constante movimiento. Yo no escucho la misma música que escuchaba a los 15 años, por ejemplo. Uno va cambiando de gustos, referentes y finalmente te vas nutriendo de muchas formas. Hoy en día hay tantos estilos de música y la forma para llegar a ellos es cada vez más fácil. Nosotros hemos ido cambiando y recién encontramos una línea. Partimos punk y después seguimos por el rock. Miss Garrison es súper honesto con su sonoridad y no nos basamos por las tendencias, si no por la espontaneidad y las vivencias personales. El primer disco “Tire y empuje” fue muy “de sala de ensayo”: recién partiendo la banda, no nos imaginábamos tener tan buen feedback al momento de su lanzamiento y partimos sin ninguna pretensión, agarrando un concepto con letras sexuales, la crítica sexual y la plasticidad humana, formándose algo más ciberpunk pero fue muy espontáneo a diferencia de otros discos que tienen su propia historia y forma de composición. Todo era más adolescente y más catártico. Ahora todo es más pensado y más maduro, con trayectoria encima, y no está esa ansiedad.
Cuéntanos sobre la estética que quiere imprimir Miss Garrison
El fuerte de Miss Garrison siempre ha sido las presentaciones en vivo. Nos pasaba -con los primeros discos- que la diferencia en formato físico y en vivo era muy diferente. La gente prefería el último formato. Ahora, por primera vez y con este disco, te puede gustar el disco y las canciones sin que nos veas en vivo. La estética va en eso, crear un viaje que agradecen los espectadores, con atmósfera e introducción. Crear una sensación del mundo interior de cada uno.
Con casi una década de trayectoria ¿Cómo han visto evolucionar la escena musical chilena en este tiempo?
Va como avión. Los músicos se están tomando cada vez más enserio tener bandas y también hay más oportunidades, festivales y pasan más cosas en Santiago. Antes, tenías que postear en cada MySpace tu flyer para que te fueran a ver tocando y ahora está Facebook, Spotify y medios que sirven para promocionar tu trabajo y hacerlo más internacional. Conozco muchas partes del mundo gracias a la banda y la difusión que ha tenido en internet.
¿Cómo es nuestra identidad musical vista desde un punto de vista más amplio?
Los chilenos tenemos buen gusto para varias cosas, no solamente musical y esas características llaman la atención en el extranjero. En México por ejemplo, las bandas chilenas la rompen porque tienen buen gusto, más identidad.
Es una mezcla entra la copia y la originalidad. Somos introvertidos y nos apropiamos de ciertas características y sonidos de grupos anglo, o algún tipo de energía. Por ejemplo, Tame Impala se puso de moda y mucha gente quiere hacer canciones como ellos. Se busca la sonoridad o algo así, y se transforma en tu propio sello. Hay muchas bandas pop, como Javiera Mena y Gepe que tienen un sello característico que responde a la forma de ser de los chilenos: introvertidos y con un mundo interior.
¿Cómo ves a las nuevas generaciones que van a las tocatas?
Son motivados, tienen ese ego de espíritu de fans que apoya lo chileno y las cosas nuevas que te nutren como artista y permiten que vayas creciendo. Finalmente, todas las áreas artísticas se tienen que apañar y tiene que haber un acompañamiento humano y creativo, los millennials entregan eso: escuchan música chilena, cantan las canciones, te felicitan sin ese tema de ego que existe detrás. Apelan mucho a la espontaneidad.
Una crítica es que están muy sumergidos en internet, como en lo superficial de las comunicaciones. Está bien usar las tecnologías pero no atraparse y no dejar de hacer cosas porque estás metido solamente en ese mundo falso. Estás creando tu propia historia, sin embargo es una historia inventada ¿qué hay de verdad en eso? ¿Qué es lo que quieres mostrar? En eso hay que ser equilibrado y no irse para el otro lado.
Tus inicios en la música vienen desde la infancia cuando te pusiste a jugar con una batería en un cumpleaños ¿Cuales fueron tus principales influencias nacionales e internacionales para continuar con este camino?
La primera banda y la que más me marcó fue Nirvana, como a los 8 años. Un vecino gringo me presentó este grupo. Me gustaba mucho Silvio Rodríguez, mi mamá escuchaba Deep Forest, y también me inculcó mucho esa área étnica del recién salido sonido chill out. Respecto a los referentes chilenos, Violeta Parra y Víctor Jara me llegan al corazón ahora más grande. También considero a Nina Simone y Patti Smith como referentes muy power que llegan más allá de su música: transmiten una filosofía de vida y de espíritu.