La revista ha usado a las mujeres como pantalla libertaria durante décadas para sitasfacer a un público masculino tradicional.

Sin ser una figura política Hugh Hefner logró levantar con su muerte un sinnúmero de debates y conversaciones que pocos individuos podrían provocar tomando en cuenta el contexto mundial que vivimos hoy en día.

Sus adherentes señalan que desde un principio las intenciones del empresario correspondían al empoderamiento femenino permitiéndoles vivir una sexualidad sin tapujos, además de publicar contenido periodístico que lograse moldear los valores de la nueva generación de baby boomers.

Sus detractores en cambio, afirman que la fachada tolerante de Playboy es una farsa y consiguió capitalizar a las mujeres promoviendo un estereotipo aceptado por los hombres de ayer y hoy: mujer rubia, voluptuosa, siempre sonriente y poco pensante.

Pero la supervivencia de Playboy corresponde a un detallado plan de marketing que supera con creces su contenido gracias a la creación de polémicas que funcionan a la perfección comercializando una aparente tolerancia.

Playboy se ha presentado a sí misma como la revista que trasgrede los valores conservadores durante las diferentes corrientes sociales que se han presentado en la época contemporánea. Jennifer Jackson fue la primera mujer afroamericana en posar desnuda para la revista en 1965, cuando las personas de color en Estados Unidos no podían siquiera compartir el mismo bus con los blancos.

Claramente la revista se llevó los elogios mientras Jackson tuvo que costear su propio traje de conejita y no recibió pago alguno por una de las ediciones más venidas de la revista.

Noor Tagouri también se convirtió en la primera mujer musulmana que posó para la revista usando hijab -velo que cubre su cabeza- y nuevamente Playboy acompañó las fotos con un mensaje de tolerancia para terminar con la islamofobia.

Actualmente Playboy comenzó a usar mujeres transexuales aplicando el mismo tipo de mensaje: “somos tolerantes, inclusivos, respetuosos y por ende deben comprar la revista”.  

Esta semana, Guiliana Farfalla apareció desnuda en la portada de Playboy Alemania siendo la primera mujer transgénero en realizar dicha proeza en aquel país. La revista emitió un comunicado asegurando que la decisión de incluir a Farfalla responde a los “valores” inculcados por Hefner antes de su muerte.

Playboy Alemania se considera heredero de la tradición de su fundador Hugh Hefner, quien en su vida defendió la libertad del individuo y se opuso a cualquier forma de exclusión e intolerancia” cita la revista.

Pero tanto el comunicado como las intenciones de Playboy son falsas y la historia de la revista y su trato con las mujeres llevando el término a su máxima amplitud como ocurre ahora con la transexualidad, son el mejor argumento que existe para desacreditar su aparente discurso democrático y liberal.

Caroline Cossey fue la primera mujer transgénero en aparecer desnuda para la revista en 1981. La modelo –que realizó su cambió de sexo en Londres el año 1976– ocultó su identidad para poder surgir en un mundo manejado por hombres hasta que News of the World publicó su parte de nacimiento donde figuraba como Barry.

Humillada, Cossey terminó su carrera e incluso intentó suicidarse antes de convertirse en una ferviente activista durante la segunda mitad de los 80. Playboy no se pronunció respecto al tema hasta una década después cuando incluyó a Cossey en su portada, pero esta vez, como una activista transexual que logró salir de los albores de la vergüenza.

No es de extrañar que Playboy esperase una década para reivindicar su actitud respecto a Cossey el año 1991, cuando Estados Unidos gozaba de una hegemonía total respecto a las supuestas libertades individuales con la que contaban sus ciudadanas por sobre las ex repúblicas soviéticas y los Estados del Golfo Pérsico involucrados en los primeros conflictos con la zona.

Playboy vio en Cossey la forma de tomar los derechos civiles en un contexto global, pero hubo que esperar más de 2 décadas para que una modelo transexual volviese a posar para la revista infiriendo que el caso de Caroline Cossey se trató de una excepción en lugar de un real compromiso con la causa.

Retomando a la conversación sobre la muerte de Hugh Hefner y lo que provocó en el mundo editorial de una industria cuyo formato físico lucha por sobrevivir, se especuló cómo lograría Playboy mantener su supervivencia.

La respuesta: usar a una mujer transexual en su portada para demostrar que todas las críticas sobre sexismo son infundadas y que la línea valórica de la empresa va acorde los tiempos actuales.

La modelo francesa Ines Rau apareció en la primera portada de Playboy luego del fallecimiento de Hefner para acallar las críticas sobre sexismo que han perseguido a la revista desde su creación.

Luego de que Caitlyn Jenner fuese portada de Vanity Fair, la industria del entretenimiento ha usado la transexualidad y el universo transgénero como un método de promoción antes de generar un verdadero compromiso con la causa.

La fachada que ha intentado vender Playboy usando mujeres de diversas culturas e identidades sexuales responde a una necesidad de poder seguir usando a las mujeres como instrumentos mercantiles. Esa es la verdadera esencia de la revista después de todo.

Siempre se ha discutido qué es realmente Playboy: si una revista desafiante o un simple material de masturbación para adolescentes y hombres deseosos de fantasía. Pero lo cierto es que sin importar la década o contexto, Playboy siempre ha usado a las mujeres afroamericanas, latinas, musulmanas y transexuales como un molde para que el hombre común y corriente pueda sentirse excitado y por ende cómodo con su existencia.