Y que nos perdone Britney (y sus fans) pero era necesario para ejemplificar.
por Jaime Pérez Vera
La próxima llegada del Papa Francesco con su mensaje de paz, pobreza, perdón –entre otras abstracciones- deja mucho que desear.
El despliegue de recursos en montaje, seguridad, logística y producción que, según Emol, costará 7 mil millones de pesos al Estado de Chile y otros miles a privados, es enorme: más de 4.500 metros cuadrados de altares esperan a ser montados y ¡no! No es Britney Bitch! El que se prepara para un mega concierto, es un Papa que representa a una de las instituciones más persecutorias de personas LGBTIQ+ en el mundo desde hace siglos.
¿Por qué tenemos que esperar a un Papa y tolerar que el Estado invierta tanto dinero en esta visita, si hay otras cosas más urgentes? Aquí les devolvemos la mano, cuando la Iglesia Católica dice “en vez de legislar sobre matrimonio igualitario, preocúpense de la pobreza”, claro, pero con esos metros de de altares podrían hacer miles de viviendas sociales, y ningún católico piensa en los excesos.
En un país como el nuestro, en el que tanto ha costado avanzar en temas que, para otros lugares son como de sentido común, la exposición del Papa como una diva del pop a todas luces es un retroceso. La propuesta de algunos parlamentarios de retrasar la discusión sobre la Ley de Identidad de Género porque puede ser un tema sensible, es simplemente un absurdo, una amnesia temporal que omite que Chile es un Estado laico, por lo que los asuntos religiosos pertenecen a una índole espiritual que no debe mezclarse con los asuntos legislativos.
Pero el Papa, al igual que toda estrella del pop también guarda sus secretos, no tanto como raparse y golpear autos con un paraguas, o hacerse cirugías a escondidas, pero sí momentos embarazosos como un MTV 2007 bailando mal, con sobre peso y la mirada atónita del público. Sí, así lo miramos cada vez que habla de pobreza, cuando sabemos el costo que ha tenido su visita, o cada vez que habla de amor al prójimo, y pensamos en las crueles declaraciones en contra de los gays, lesbianas o transexuales. Está haciendo el ridículo bendiciendo gente en situación de calle con su mano tapada por ese enorme anillo de oro y piedras.
Para qué hablar de los secretos: ¿Se acuerdan cuando Britney usaba un anillo de la virginidad, estando de novia con Justin Timberlake, el que, obviamente no servía de nada? Bueno, el Papa y su iglesia también ocultan cosas muy importantes: ¿Bastarán tres por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa para purgar los miles de casos de niños abusados por miembros de la iglesia que han ocultado, callado, juzgado con tribunales eclesiásticos y con mínimas penas, o sacerdotes impunes repartidos por todo el mundo?
Y si muchas estrellas han sido cuestionadas por tener dineros en paraísos fiscales, el Papa y la iglesia no podían ser menos; vínculos con mafias, fondos fraudulentos, donaciones que no llegan a su destino etc. Incluso de porno podríamos hablar si nos entrometemos en la web del Vaticano. A diferencia de Britney, cuyos sex tape solo han quedado en rumores.
Con todo ese prontuario, por supuesto que preferimos a Britney, y si las misas no van a ser todo un show, con un traje de cristales como en Toxic, o si los acólitos no van a ser como el modelo de Womanizer que nos ofrezcan hostias directo a la boca, tampoco queremos nada.
No vale la pena tanto gasto, tanta hipocresía, para esperar al representante de una de las instituciones que más ha perseguido y denostado a los gays, lesbianas, transexuales, bisexuales y toda la gente diferente, desde muchos siglos atrás. Tanto así que en el Diccionario de la Homofobia es reconocida como la institución más persecutoria del Siglo XX (en conjunto, por ejemplo, con los nazis).
Ojalá que el Papa se refiera a alguna de estas cosas, por último que manifieste un Oops…I Did It again! y así sabremos que nuestras demandas están un poco más cerca de ser escuchadas.
La venida del Papa es un llamado a todos los chilenos a que no permitamos que invadan nuestro Estado Laico, a que no retrocedamos en los procesos de apertura que hemos tenido en los últimos años y avancemos hacia una sociedad más democrática en donde las diferencias sean parte fundamental. Y aunque los medios aseguren que las opiniones son divididas, recuerden que la encuesta CADEM indica que al 50% de los entrevistados no le interesa la venida del Papa y al 23% sí. Así que si eres católico, puedes celebrar, pero ¿Por qué con el dinero de todos?¿Por qué cortando nuestras calles? ¿Por qué poniéndolo casi en cadena nacional? ¿Por qué tomando el nombre de Chile entero?¿Por qué pidiendo retrasar reformas?¿Por qué mejor el Papa no hace su propia temporada en Las Vegas o su propio crucero solo para fanáticos?
A todas luces esto parece muy antidemocrático, así que, atentos a las declaraciones que veremos estos días por televisión, y como no hay más consuelo, recordemos que hubiésemos preferido a Britney llenando nuestras calles de pop, que los altares fueran escenarios y que los guardias papales fueran bailarines a quienes decirles Gimme More!
Pero bueno, estamos en Chile y, a pesar de que queríamos a Britney, nos trajeron al Papa.
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