Diego y Gonzalo tienen un club de boxeo. De BoxFit en realidad. Pero la historia de cómo los dos amigos organizaron un grupo de gente que se junta a pegar combos es muy Club de la Pelea.
Haz conmigo este ejercicio. Imagínate esto como si fuera el Club de la Pelea. Ah yia.
Para lograr ese efecto, pincha acá y escucha el soundtrack de la película.
Comienza a amanecer en Santiago de Chile. Todavía esta medio oscuro el cielo. Medio azul oscuro. Morado. En la azotea de un edificio. Gonzalo Valenzuela y Diego Muñoz (La vida me mata, Malta con huevo, El Club), junto a otros seis extras sudan helado de pies a cabeza mientras se pescan a combos bajo las órdenes del profesor de boxeo Cristián Farias.
Corregirá Diego, que en estricto rigor no se juntaban a sacarse la mierda, sino a entrenar. De enfrentamiento había poco. Luego de eso, se iban todos inyectados de endorfina juntos a tomar desayuno mientras la ciudad recién comenzaba a funcionar.
La historia que te estoy contando, comienza un poco antes.
A Gonzalo Valenzuela le ofrecen y acepta un papel para la telenovela argentina “Sos mi hombre” en la cual interpreta a un peleador de box clandestino y el profesor que lo entrena para el papel encuentra que tiene aptitudes (para boxear). Entonces Gonzalo, que cuando chico iba con su papá al Club México, agarra vuelo y decide meterse a boxear de verdad.
Incluso debuta en una pelea amateur transmitida en vivo por TyC Sports. Y gana. Puedes ver la pelea acá.
Luego de su victoria, Gonzalo decide terminar su carrera como boxeador, invicto. Vuelve a Chile y se le aparece a Diego Muñoz – muy a lo Tyler Durden – y le propone juntarse a boxear.
Por supuesto -me cuenta Diego– su primera reacción es “ni cagando”. “A mi siempre me gustó el deporte, pero nunca boxié. Está ese dicho típico que dice, en la cara no que soy artista, porque claro uno trabaja con esto (hace el gesto de la cara) y si llegas con un tajo en la cara a grabar, te queda la zorra”, dice con cero vanidad, honesto.
Pero Gonzalo finalmente lo convence y los dos terminan ahí, a las 7 de la mañana tirando combos al aire y sudando en la azotea del edificio de Valenzuela.
Meses después, Gonzalo mira seriamente a Diego y le dice: “Compadre, si ya armamos un grupo. Hay asistencia, hay ritmo ¿Por qué no lo hacemos más pro, más formal?”
Y partieron juntos a buscar un lugar. Hasta que encontraron uno. En la cúpula del Parque Araucano. “Era una bodega. Negociamos y lo conseguimos. Lo echamos a andar con un cuchillo en los dientes, porque no es un negocio fácil. Pero igual ser actores nos ayudó, tuvimos harta prensa. Desde farándula hasta economía y negocios, pasando por deportes“.
Lo bautizaron Club Ringo y la verdad es que el lugar no da más de lo pro. En junio de este año cumplen dos de vida. Tienen en promedio, unos 600 socios, me cuenta. “Socios”, enfatiza. No alumnos. No clientes. Socios.
“Hay un tema de camaradería, no es como un gimnasio donde está cada uno en la suya, con audífonos, donde no hay interacción. Acá de partida no puedes usar audífonos porque estás en contacto con los compañeros todo el rato y por supuesto te terminas conociendo. Hacemos asados, hay grupos de WhatsApp, han surgido parejas, eso es lo más bacán, la camaradería, por eso digo que es un club. No son alumnos ni clientes, son socios”, desarrolla.
Explicará también que el Club Ringo “no es juntarse a sacarse la chucha, no hacemos tanto sparring, ahí te llega, ahí sientes el combo en la cara, a pesar de las protecciones. Esto es un sistema de entrenamiento, de acá no vas a salir convertido en un pugilista, si quieres te subes al ring y haces sparring, pero no se trata de eso”.
Es muy Club de la Pelea la historia. En ese escenario ¿Quién sería Tyler Durden, o sea Brad Pitt, y quién es Edward Norton?
Yo soy más Norton, más racional, con cara de bueno, pero más malo. A mi me gusta entrenar, pero no pelear. Gonzalo es una bestia, bueno para los combos, a este gallo le gusta eso. Y tiene un tremendo físico, es gigante. El sería en este caso Brad Pitt, o Tyler Durden.
Diego Muñoz y la ayahuasca
Diego y Gonzalo están actualmente aparte de sus roles en la televisión, participando de la web serie Tiempos Mozos, creada por Ignacio Socias del Frente Fracasados y Lucas Espinoza de Proyecto Lupa. Sobre cómo llegó de la tele y el cine a YouTube explica: “Mi señora es muy amiga de la Paloma Salas y por ella un día conocí a Ignacio Socias. Ahí conocí el Frente Fracasados y no me podía parar de reír, sobre todo con los primeros videos. Nos hicimos ciber amigos, y un día conversando me cuenta sobre Tiempos Mozos y me ofrece participar con Gonzalo. Me cagué de la risa y le dije démosle”.
“En este capítulo – cuenta- me toca hacer de publicista en problemas creativos que no encuentra nada mejor que juntarse en su casa con sus colegas a tomar ayahuasca para que se les abra la mente y queda la zorra”.
Puedes verlo a continuación:
Fotos Diego Muñoz, por Jorge Ramírez (Hassemo)