Esta mañana el Papa Francisco aceptó la renuncia de Juan Barros -acusado como cómplice de Fernando Karadima y la reacción de sus víctimas no se hizo esperar. Barros pidió “disculpar sus limitaciones” a través de una carta.

Créditos: T13

La visita del Papa Francisco a nuestro país fue objetivamente un fracaso. La inesperada baja convocatoria manifestada transversalmente en las regiones donde ofició misas sorprendió a la opinión pública internacional que pudo ver el efecto del intermitente proceso de secularización que ha vivido nuestro país.

Este proceso -donde los chilenos han abandonado el catolicismo para identificarse como agnósticos o afiliarse a una iglesia de corte protestante- se debe principalmente a la develación de los casos de abusos sexuales perpetrados por miembros de la iglesia. Uno de los más mediáticos fue el de Fernando Karadima, donde los testimonios de sus víctimas generaron una amplia cobertura en los medios de comunicación ante la magnitud del caso.

Uno de los cómplices señalados ha sido el obispo Juan Barros, sin embargo el mismo Papa calificó la situación como falsa poniendo en duda el testimonio de las víctimas de abusos sexuales por parte de Karadima.

“El día en que me traigan una prueba del obispo Barros hablaré, por ahora todas son calumnias” afirmó mientras realizaba su gira por el país.

La situación marcó un retroceso todavía mayor respecto a la confianza que sienten los chilenos hacia la iglesia católica, situación reflejada en las encuestas que demostraron la gran insatisfacción que sintió la población tras la venida del sumo pontífice y que el Vaticano intentó revertir al instante.

Una estrategia para mejorar la imagen papal en nuestro país fue el mea culpa realizado por la principal cabeza del catolicismo tras invitar a las víctimas de Karadima al Vaticano y pedirles perdón de manera formal.

Además y de forma paralela, todos los obispos de Chile renunciaron a su cargo en mayo en una manifestación inédita que sorprendió al mundo cristiano concentrado principalmente en América Latina.

Una de esas renuncias corresponde a la del mismo Juan Barros, aceptada esta mañana por el Papa Francisco convirtiéndose en una coyuntura importante sobre la relación que intenta cultivar la iglesia con sus fieles.

La respuesta de Juan Carlos Cruz -uno de los principales denunciantes de Karadima- fue inmediata publicando diversas reacciones de júbilo en Twitter celebrando el inicio del fin de la impunidad con la que actuaban las esferas de poder eclesiásticas.

https://twitter.com/jccruzchellew/status/1006121296613249025

Me alegro por lo que ha pasado hoy día y lo que significa para la iglesia de Chile, es un mensaje para el mundo también que esta cultura del abuso y del encubrimiento no se va a tolerar más” agregó también en una entrevista para Tele13 Radio a pocas horas de anunciada la decisión de aceptar la renuncia del ahora exobispo Barros.

Por su parte, el aludido Juan Barros escribió una carta, publicada por el sitio Iglesia.cl que reza así:

“Hoy se ha comunicado oficialmente que el Santo Padre ha aceptado mi renuncia al gobierno pastoral de la Diócesis de Osorno. Como es de conocimiento público, en ocasiones anteriores ya había puesto en sus manos esta misión encomendada.

Nuevamente expreso mi gratitud al Papa Francisco por su viva y paternal preocupación para el bien de todos. Con espíritu de fe veo en sus decisiones los caminos de Dios, su Divina Providencia nos va conduciendo para nuestro mayor bien.

A la Diócesis de Osorno le deseo lo mejor en su peregrinación hacia la plenitud cristiana. He rezado mucho por esto y traté de colaborar en ello estos años que fui destinado a este servicio pastoral.

Agradezco a todos quienes con fe me recibieron, me acompañaron generosamente, trabajaron con amor por su Iglesia. Agradezco a muchas personas y comunidades que han rezado y también ofrecido sus dolores conmigo en este tiempo, en la esperanza de “que Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman” (Romanos 8,28). A los más pobres y quienes más sufren les envío un especial abrazo, pidiéndoles que no dejen de orar por mí.

Les pido con humildad que me disculpen por mis limitaciones y lo que no pude lograr; el Padre misericordioso del cielo nos ayude a todos para mejorar, para amar en todo. Nuestras vidas están en las manos de Dios que conoce nuestras conciencias y las acciones de cada uno en este complejo tiempo que nos tocó vivir.

A mi querida familia y buenos amigos que me acompañan espiritualmente y estimulan, les encomiendo especialmente a la recompensa eterna de Dios. Sigamos confiando el presente y futuro a su infinito Amor.

Renuevo mi confianza en el amparo y guía de nuestra Santísima Madre la Virgen María, pidiéndole especialmente que algún día llegue a resplandecer toda la verdad”.