Los fundadores acusan a Netflix de plagio demandando a la plataforma por 50 millones de dólares.


La nueva Sabrina de Netflix ha causado diversas repercusiones por motivos que van desde la decepción (Salem no habla) hasta la sorpresa (hay orgías, demonios y sangre).

El público todavía no ha decidido si esta versión -que no se parece en nada, pero nada a la que conocimos en Nickelodeon- es de su agrado, pero hay quienes ya le declararon la guerra: hablamos del El Templo Satánico de Estados Unidos.

Cualquier cosa puede pasar en Estados Unidos, la elección de Donald Trump como presidente es la prueba fehaciente de ello, y por ende no sorprende tanto la existencia de una iglesia satanista acreditada bajo los reglamentos de libertad religiosa que profesa la primera enmienda americana.

La iglesia profesa el libre albedrío y se muestra a favor del aborto, defiende los derechos LGBT y ofrece protección a los ciudadanos musulmanes que se sienten hostigados por la ultraderecha del país. Condena los supuestos privilegios que otorga profesar el cristianismo, además de rechazar la figura del diablo como la conocemos.

La iglesia asegura que Satanás es el símbolo de rebelión contra lo establecido y no lo representa como una cabra que escupe fuego mientras sostiene un tridente rojo, aunque esta afirmación es bastante contraproducente si tomamos en cuenta su reciente enojo con Las escalofriantes aventuras de Sabrina.

El templo fundado por Malcolm Jerry y Lucien Greaves acaba de demandar a Netflix por 50 millones de dólares tras afirmar que la producción de Sabrina plagió sin su permiso, la estatua de Bafhomet, diseñada especialmente para el culto.

La estatua se basa en una iconografía satánica del siglo XIX y mide más de 2 metros de altura. Causó revuelo cuando en agosto de este año fue colocada frente al Capitolio como una forma de protesta política.


Uno de los mismos fundadores de la agrupación se mostró indignadísimo luego de que la representación de la estatua fuese plagiada en la serie de Netflix mostrándose sistemáticamente en el hall de la escuela de Sabrina.

Desde entonces, han publicado diversas opiniones de organizaciones satanistas que también consideran el uso de la estatua como un abuso hacia los derechos intelectuales de la iglesia.

Pero Sabrina también se ha ganado el repudio de iglesias cristianas por su temática oscura y la representación específica de una orgía, algo que le ha valido todavía más publicidad a una de las producciones de Netflix que más ha dado que hablar este año (sin importar las razones).


Tendremos que esperar un poco para saber en qué terminará la disputa entre la producción protagonizada por Kiernan Shipka y el Templo de Satán, que incluso ha llevado a un candidato al senado por el partido demócrata. Pero dudamos que los satanistas puedan contra el horda de abogados de la plataforma digital más grande del mundo, algo difícil de combatir incluso, con las artes oscuras puestas de su lado.