Según la revista Time, la película cambiará Hollywood para siempre.
Llegó diciembre y con ello la hora de recopilar lo mejor que nos ha entregado el 2018 en términos cinematográficos, y Crazy Rich Asians no puede quedar fuera al ser una obra maestra contemporánea que llegó para salvar Hollywood tal como lo admitió la mismísima revista Time (que también puso a Jani Dueñas como una de las mejores comediantes del año):
Si bien su estreno en nuestro país fue en agosto, no tuvo la repercusión que se merece al competir con las insistentes películas de superhéroes y otros géneros que se apoderaron de las salas de cine (pero que todavía no pueden hacerse un espacio definitivo en las múltiples plataformas digitales).
En el resto del mundo, Crazy Rich Asians fue todo un fenómeno sorprendiendo tanto a la crítica como a una audiencia que había perdido las esperanzas en el género que involucra todas las aristas participantes dentro de las comedias románticas (lo siento, Kate Hudson).
Sin embargo, el gran mérito de la película basada en la novela de Kevin Kwan, es que logró salir adelante pese a la negativa de diversos estudios que no veían rentable la idea de llevar a cabo su realización. El motivo: nadie iría a ver una película con un elenco completamente asiático.
Uno de los productores interesados en el proyecto le propuso a Kwan realizar la película con un elenco caucásico, algo completamente fuera de lugar tomando en cuanta que las experiencias de Kwan son sutilmente autobiográficas y escribió el libro mientras su padre luchaba contra el cáncer. Tuvieron que pasar varios años para que la productora Nina Jacobson quisiera adaptar el libro a una película manteniendo su esencia e incluso, exigiendo que el mismo director de esta fuese asiático.
Sin embargo, los costes de producción fueron altos. Hablamos de la mayor extravagancia singapurense despilfarrando dinero en una de las ciudades más caras del mundo. Los costes de grabar en Singapur asustaban un poco a los distribuidores, pero finalmente los resultados rompieron récords que nadie -ni siquiera sus propios gestores- esperaba.
La película ha recaudado 240 millones de dólares versus un presupuesto de 30 millones, siendo la comedia romántica de mayor taquilla en una década y la primera en tener un elenco completamente asiático en 25 años. Esto ha significado un cambio en los paradigmas que Hollywood tanto critica pero que hasta ahora, era reticente a cambiar.
Es muy temprano para hablar de una reivindicación sobre el tema del whitewashing en la industria americana, pero definitivamente es una invitación a ver esta película porque cumple con todo lo que necesita una buena historia.
En primer lugar, la fotografía -producida en Singapur y Malasia- nos muestra más allá de la extravagancia con escenarios que acercan al espectador a países tan lejanos mediante el acercamiento de su idiosincrasia es espacios comunes, no solo mansiones o palacios.
Su musicalización también es la gran sorpresa, con covers de Madonna y Elvis que dan el tinte occidental a un producción que se ríe de su propio estilo de vida sin culpa alguna conforme se desarrolla la historia.
Además y pese a que podríamos encontrarnos con una historia típica sobre la lucha de clases entre dos enamorados, la moraleja de la historia de cuenta de cómo nunca, pero nunca debemos renegar del amor que nos han entregado nuestros padres pese a la humillaciones sufridas por los prejuicios sociales de una sociedad tan cerrada como es retratada.
La mezcla de una historia completa, estéticamente linda y con momentos de comedia que llegan en su punto, transforman a Crazy Rich Asians (o Locamente Enamorados en español) en una de las películas imperdibles del año, y pese a que todavía no puedes encontrarla en Netflix, puedes pillarla en internet con gran facilidad para que no te pille de sorpresa su ya confirmada segunda parte.