La razón: no hay bolsillo que aguante tal cantidad de servicios y plataformas con contenido exclusivo.


Cuando internet se instaló en nuestras casas de forma definitiva y pudimos dejar de la lado los cibercafés para ver porno en la comodidad de nuestros dormitorios, descubrimos un mundo de posibilidades mientras las redes sociales todavía se acomodaban a nosotros y nuestras preferencias.

Facebook todavía no se plagaba de algoritmos maliciosos y noticias falsas mientras los memes aparecían lentamente en formatos ahora expirados esparciéndose por páginas como 9Gag y otras.

Sin embargo, una de las características principales de estos años de rápida proliferación interconectada tuvo que ver con la digitalización y distribución del cine. Por primera vez podíamos elegir que ver ante un mundo de posibilidades olvidándonos de la existencia de los DVD para siempre (y si nos detenemos a pensar, la vida del formato película-CD duró poquísimo).

Uno de los panoramas favoritos del viernes era abrir Cuevana y ver películas toda la noche. El nombre del sitio se transformó en sinónimo de ocio fílmico y todo terminó cuando se volvió lo suficientemente popular como para llamar la atención de las autoridades.

Claramente Cuevana era algo ilegal, y el fundador de Megaupload -plataforma de compartimiento de archivos- fue perseguido como un talibán creando toda una situación, digamos, de película. Esto llevó a que Cuevana muriese durante un tiempo, algo que otras páginas aprovecharon para posicionarse como las nuevas favoritas de un público que no volvería a Blockbuster jamás.

Estas páginas todavía continúan activas, aunque han perdido terreno frente a la llegada de Netflix. La plataforma logró capitalizar la ilegalidad de cuevana economizándola a un precio al que el público pudiese acceder.

El éxito de Netflix es incuestionable, y claramente otras cadenas intentan copiarle perjudicando nuevamente a los usuarios y su bolsillo.

Warner, Fox y Disney han creado o crearán plataformas específicas para mostrar sus producciones haciendo que los televidentes tengan que pagar incluso más que una suscripción por cable.

Esto nos está llevando de vuelta a la piratería que disfrutamos tanto hace ya 10 años en el auge de Cuevana.

El estudio publicado por Global Internet Phenomena lo afirma alegando que luego de años en baja, el uso de Torrent ha vuelto a crecer debido al fenómeno Netflix y su competencia.

Torrent es una plataforma de intercambio de archivos pero se usa en su mayoría para distribuir contenido audiovisual de forma gratuita. Su uso en Medio Orienta, Europa y África representa el 32% de todo el contenido compartido en la web.

“Más y más plataformas han comenzado a producir contenido exclusivo para sus servicios de streaming en orden de llamar la atención de más clientes” señaló Cam Cullen para Vice.

“Pero acceder a estas plataformas se transforma en algo muy caro para el consumidor, que termina optando tan solo por una y piratea el resto” agrega.

Piensa en el siguiente caso: tenemos Game of Thrones en HBO, House of Cards en Netflix, The handmaids Tale por Hulu y Jack Ryan en Amazon. Nadie es lo suficientemente fanático como para pagar por todas estas producciones, menos sabiendo que el maravilloso universo de internet las ofrece de forma gratuita y de calidad.

Disney quitará todas sus producciones de Netflix en orden de privilegiar el lanzamiento de su propia plataforma el año 2019, y diversos profesionales proyectan que para el 2022 todas las cadenas de entretenimiento tendrán su propio servicio digital.

Pero esta codicia lleva al auge de la piratería: no nos alcanza. La generación graduada posterior a la crisis subprime del 2007 enfrente diversos desafíos como el alza y la crisis de los alquileres de propiedades en las grandes ciudades. Contratar más y más servicios de streaming no es algo discutible, es técnicamente botar el dinero a la basura por muy buena opciones que tenga la plataforma como tal.

La solución al término de la piratería nunca fue la persecución de Cuevana, porque durante el tiempo que estuvo en baja nacieron cientos de réplicas que entregaban la misma alternativa. La piratería bajó cuando Netflix entregó su catálogo a bajos precios, pero nuevamente el capitalismo llega para exacerbar situaciones y arruinar todo.