Una recomendación para todos aquellos que anden huérfanos de serie.


La semana pasada todo el mundo perdió la cabeza cuando se enteraron del supuesto abandono de Friends en Netflix. Si bien la noticia resultó ser falsa, pudimos comprender bajo el alivio de los fanáticos que las preferencias de los usuarios pueden no variar mucho; no cabe duda incluso, que la salida de Friends de la plataforma de streaming significaría una pérdida de usuarios en sí (y por esta razón la marca de series documentales y películas salió a desmentir la noticia horas después del falso anuncio).

Sin embargo, y gracias a la costumbre de irnos a lo seguro, terminamos perdiéndonos joyas ocultas del catálogo. Una de ellas, es “El Marginal”.

La serie argentina se estrenó por la televisión pública el año 2016 y fue tanto su éxito que pasó a ser parte del catálogo de Netflix en poco tiempo. De hecho, se ha confirmado una cuarta temporada que genera gran expectación entre la fanaticada que crece cada mes.

La producción dirigida Luis Ortega tiene como premisa el seguimiento de la historia que gira en torno a Miguel Palacios (Juan Minujín), policía encubierto que ingresa como recluso a la cárcel de San Onofre para encontrar a la hija secuestrada de un juez bonaerense.

Miguel Palacios -que se hace llamar Pastor para no levantar sospechas dentro del penal- debe acercarse hasta la cúspide del sistema de castas impuesto por los mandamases del recinto, que viven con privilegios y favoritismos en un sistema corrupto, cruel y repleto de drogas.

El contexto de El Marginal no acerca a las condiciones que viven los presos en Latinoamérica, con grupos de jerarquía que actúan de forma inescrupulosa en medio del hacinamiento, las enfermedades y el sistema de arreglos que justifican la violencia con armas hechizas y diversas formas de extorsión.


Sin embargo el protagonista logra ver la humanidad dentro de este sistema con pequeños escaños de acciones realizados por personas que sí intentan ver mejorías en personas detestadas por la sociedad, como también hacer frente a las injusticias que cometen los guardias que culpan a la izquierda argentina por no poder matar a las que consideran lacras (pero que golpean y humillan a diario).

La estética de la producción es triste, sombría, poniendo sobre la mesa que también existen delincuentes de cuello y corbata que hacen uso de sus influencias para actuar bajo la mayor impunidad que otorga el sistema.

La serie también cumple con la importancia de otorgar expectación tras el término de cada episodio, donde los finales que te dejan con el ceño fruncido frente a la crudeza de la historia se interrumpe con la cumbia villera que resuena cuando aparecen los créditos.

Estados Unidos compró los derechos para realizar su propia versión, aunque dudamos que las prisiones en el país con la población de reclusos más alta del mundo, se comparen un poco a las de América Latina. Porque El Marginal te hace reflexionar de todas las maneras posibles sobre la falta de condiciones dignas de un sistema que no funciona, además de encontrar espacio para el humor con actuaciones de primera calidad que ponen a Hispanoamérica como el gran foco de atención para las plataformas de streaming.