El #8M dejó postales inolvidables.
8 de marzo y las mujeres en la calle. Pasaron meses desde el primer llamado a una huelga. Las mujeres se organizaron con tiempo, todas las feministas en el mundo de las comunicaciones hacían llamados a marchar, a movilizarse, a juntarse entre ellas ese día para generar lazos, conversaciones, para reflexionar y criticar el yugo social y cultural al que se ven constantemente sometidas por los hombres, en su mayoría.
Fue una marcha de los feminismos, en plural. Las disidencias marchaban, las travestis, las mujeres trans, las mujeres, todas convivían en la kilométrica marcha que unía todas las excluidas por el régimen heterosexual.
Cada pancarta significaba una lucha, significaba resistencia. Era el momento de poner todo sobre la mesa, y las marchantes lo sabían. Los gritos apuntaban a todas las violencias con las que se vive a diario.
Estuvimos detenidos dos horas en Plaza Italia. Eran muchas mujeres concentradas, la marcha no lograba avanzar por la convocatoria. Luego de dos horas estancados en el epicentro de la exigencia de derechos, comenzamos a marchar por el costado. Avanzamos por la calle Merced junto a un gran grupo de personas que, aburridas de estar estancadas, vieron como una óptima oportunidad el salir corriendo.
Pasaban las calles y la marcha aún no se movía. Por un momento creímos que nos habíamos dispersado, hasta que en Lastarria a lo lejos se escuchó un grito, que todo el resto seguimos como un coro. No estábamos ni pérdidas, ni solas, ni marchando por un camino equivocado, todas las personas venían de diferentes lugares, de diferentes calles buscando cómo entrar a la marcha, esa marcha que con el paso de los minutos nos iríamos dando cuenta que era una histórica e importante.
Cuando por fin logramos unirnos, ya íbamos en el GAM. LAs veredas estaban llenas de gente, por las ventanas de los edificios la gente gritaba y movía banderas y pañuelos abortistas. También vendedores ambulantes y meseros se unían a las protestas con los gritos a todo pulmón.
Dentro de la misma marcha se creaban otras más pequeñas que se movían y dialogaban constantemente con la principal, con sus carteles y con sus gritos. Desde nuestra ubicación se escuchaban los gritos de adelante y de atrás. No se veía ni un inicio ni un final. Todo era marcha. Todo era feminismo. La calle era feminista.
Protesta feminista
La protesta feminista culminó con un día de actividades, entre ellas talleres y stand up comedy, que contó con comediantes como Paloma Salas y Su Opazo.
La jornada estuvo llena de carteles que explotaron la creatividad de todas las mujeres. Aquí puedes ver nuestra selección.