Es bien posible que necesites ver “Nosotros” dos veces.

Nosotros

Posterior a su debut con “Get Out”, Jordan Peele vuelve a empapar con tinta roja y negra sus timbres en torno a la raza y la identidad de los oprimidos. Porque si anteriormente la mirada crítica estaba puesta en el cuerpo de color, visto como un objeto de consumo por parte del hombre blanco progre, ahora conduce la acción por un laberinto de espejos e identidades trizadas, con unas pendientes donde espectador y personajes son puestos a correr para hallar la salida.

Como en un escape room. Pero solo hay una llave disponible.

Aún no se cumple una semana desde su estreno y la historia protagonizada por Lupita Nyong’o (12 años de esclavitud) y Winston Duke (Black Panther), ya venció por lejos a exitosas aperturas del género como lo fueron las de “It” (2017) y la secuela-reboot de “Halloween” (2018).

¿Estamos ante la nueva armada blaxploitation? De ser así, bienvenida sea.

Algo hay ahí adentro, en este Home invasion ahumado de humor irónico y de citas pop, desde Michael Jackson a “Funny Games”, “Nosotros” funciona como una historia de violación de morada y también como una aventura familiar maliciosa, y sin mayor esfuerzo, le alcanza para ser una fábula acerca de olvidados y desclasados.

Nosotros, “Us” en inglés, funciona como lo primero pero también es un llamado de atención a Estados Unidos (United States, US, ¿se entiende?), uno que muchas veces se comporta como su peor enemigo. Uno que de tanto disociar, mirar para el lado, olvida su verdadero rostro.

Nosotros

Aunque hubiera sido conveniente trabajar una sola ruta.

Peele hace hincapié en lo colectivo (O de cómo va la mano con eso hoy), y de ese espíritu tribal amenazado, abusado y atomizado por monologuistas odiosos. Y es en la familia Wilson donde nada es lo que parece. Emulando esos tagline efectivos -y efectistas- de los thrillers setenteros de Brian De Palma.

Porque hay una carga vital importante con esa década aquí; flirteos que van desde las mandíbulas de “Tiburón” (1975), estampadas en la polera del hijo menor del clan, a la paranoia ramificada de los dopplegänger de “La invasión de los usurpadores de cuerpos” (1978), e incluso le alcanza el tiempo para guiñar a la visionaria “Las esposas de Stepford” (1975) (urgente de revisitar, se sugiere hacerlo como un teloneo previo al estreno de la tercera temporada de The Handmaid’s Tale).

No es antojadizo imaginar ese sideshow, sino cómo se explica la presencia de Elisabeth Moss (Kitty), como la ni-tan-amiga de Adelaide, (Lupita Nyong’o).

Nosotros

Un link fácilmente desencriptable. Perseguidos y perseguidores. Gatos y ratones intercambiando roles en un tablero donde las reglas del juego se escriben sobre la marcha. Como en un hilo de tuits cargados a la posverdad.

Pero Peele se atreve a más, reverenciando también a los sesentas; Siendo con “Los pájaros” (1960), y “La noche de los muertos vivientes” (1968), donde se cierra el decálogo. El terror está en el aire, lo sobrevuela, y también se palpa bajo tierra, en una catacumba sellada al vacío y a punto de generar un socavón.

Uno moral. Uno político.

Captando con agudeza los efectos del maremágnum ultraderechista de hoy, en ese calculado rechazo a las ideas, es donde a juicio de su director, comienzan a gestarse unos dobles bastardos, apartados como un doloroso secreto familiar.

Entonces hay retórica en el papel, nervio tras la cámara y un plausible equilibrio entre el criterio autoral y comercial. Básicamente esta “Nosotros”, se lee con una voz, por lejos, mucho más coloquial que la visión cerebral -Y duramente encriptada- de “El resplandor” (1980) de Stanley Kubrick.

Con menos simbolismo y dialéctica, -o con menos conejos y más cabos atados-, Nosotros podríamos haber sido todos.