Hay veces en que las malas críticas pueden aleonar más que dañar una obra. O a lo mejor pueden justamente aleonarla por medio del daño. Se sabe, no hay nada más feroz que un animal herido.
So riesgo de lanzar el carnet hasta el paleolítico, esto recuerda a cuando los críticos hicieron pedazos “Mala Onda”, de Fuguet. Esos dardos más que adormecer o matar la novela, provocaron todo lo contrario. Le otorgaron el valor de ser algo que desafiaba generacionalmente a la anterior. Una cosa de “me gusta más, porque a ti no”. Como cuando ponías la música a toda callampa solo por joder a tus padres.
En este caso y siguiendo una de las metáforas y/o elementos claves de la “Ema”, las malas críticas le echan más leña al fuego. Y esta película, sospecho, quiere ser un incendio y quemarlo todo. Así que está bien.
“Una obra de experimentalismo autoconsciente que es demasiado forzada y distante para invitar a la participación, obtiene algo de kilometraje de los ritmos pulsantes del baile callejero de reggaetón, pero por lo demás está tan fragmentado que carece de movimiento hacia adelante”, escribió florido y rimbombante David Rooney del Hollywood Reporter. ¿Están los tiempos para ser florido y rimbombante? Lo dudo seriamente.
“Comercialmente, sospecho, está condenada a ser casi nadie. No tiene historia en absoluto. Es más como una serie aleatoria de eventos, y lo que se desarrolla durante algunos de ellos es lo suficientemente enigmático como para existir en un reino entre la realidad y la metáfora”, escribe el crítico de 60 años de Owen Gleiberman, para Variety.
Sin embargo, en el Festival de Venecia, donde la película se presentó al mundo, deliraron con la actuación de Mariana Di Girolamo. Aparte ahí se ganó un premio que dice bastante sobre la película, el de un “jurado alternativo” compuesto por jóvenes de entre 18 y 25 y que están ahí cubriendo el festival para sus medios, valga la redundancia, alternativos.
Una de las cosas más bonitas del arte, encuentro, es cuando invitan a tomar posición, partido. ¿En qué lado de la cancha te vas a parar?
Ema, la nueva película de Pablo Larraín, protagonizada por Mariana Di Girolamo y Gael García Bernal, cuenta la historia de una pareja que se fisura, se triza, se parte y se desmorona hasta separarse a años luz de distancia emocional, tras un fallido y traumático proceso de adopción.
De ahí para adelante, las palabras entre ambos se convierten en cuchillas. Y las chispas que saltan del cruce entre navajas se convierten en un fuego enorme a punto de descontrolarse inexorablemente. Entonces Ema encuentra refugio, sororidad y fuerza en su grupo de amigas con las que conforma un cuerpo de baile. Atención al concepto “cuerpo de baile”, que significa la mutación de un grupo en un solo ente. Una para todas y todas para una, parece decir.
Que la película transcurra en Valparaíso no es aleatorio. Bautizada anteriormente por sus primeros habitantes como “Piropolis” (ciudad del fuego) y Aliamapa (tierra quemada), la ciudad se convierte en un bello pero chamuscado personaje más.
En este universo Ema (Mariana Di Girolamo) buscará, con la ferocidad de una leona herida y la ayuda de su manada, recuperar lo que le amputaron. Aunque en el camino, entre neo perreo, reggaeton y baile y sexo, haya que quemarlo todo. Y eso, con su anarquía, su caos y descontrol, por supuesto que va a escandalizar y desconcertar a tu mamá, a la mía, a todos nuestros tíos y tías y por sobre todo a buena parte de la crítica.
Ema se estrena hoy en la gran mayoría de los cines del país.