Por Valentina Muñoz

Nunca he sido fan de Monserrat Bustamante. Ni en Rojo, ni en su digievolución bolera-mexicana a Mon Laferte. No me caía bien ni mal. A decir verdad, nunca me interesó. Pero independiente de su rol pop, nadie puede negar que Mon, en el nuevo Chile, dejó de ser sólo una artista: se convirtió en un ícono prócer del estallido y el país entero. Hoy se presenta en el festival.

La primera señal de la cantante tras el 18 de octubre fue al día siguiente. Aún se estaban cocinando los ánimos, Chile comenzaba a acabarse, se declaraba Estado de Excepción, Sebastián Piñera se convertía en el Pizzas y Mon reaccionaba con un tuit ofensivo: “La gente se manifiesta por su dignidad y tú reprimes al pueblo con la fuerza militar y toque de queda. Que sepa el mundo que eres un dictador que da órdenes comiendo pizza en el barrio alto“. Fue retuiteada más de 18 mil veces.

https://www.youtube.com/watch?v=HsZ2n3fAf-I

Y es que a diferencia de otrxs artistas chilenxs con alcance internacional, la viñamarina optó por tener un rol activo de difusión sobre la situación nacional: denunció en inglés, dio entrevistas en el extranjero, llamó a la solidaridad internacional, posó frente a la bandera negra y dedicó “La Carta” de Violeta Parra a Piñera.

También, tengo la teoría de que mantiene una participación del 100% en las colaboraciones de músicos a propósito de la crisis: cantó en cada canción temática-crisis-social (un nuevo género musical), festivales populares y participó en el “Largo Tour”, una gira con más de cuarenta músicos que visitó varias poblaciones y tomas del país. Mon fue una activista en el estallido, la Greta del asunto.

Y si la marca de Greta fue el cartel “Skolstrejk för Klimatet” frente al Parlamento, la de Mon Laferte definitivamente es “En Chile violan, torturan y matan” sobre su torso desnudo en la alfombra roja de los Grammy Latinos. Todo esto en medio del boom de Lastesis.

Y es que, a diferencia de ciertos artistas acusados de haberse “sumado al carro” de las injusticias sociales viniendo de familias acomodadas, Mon antes de Mon fue Normita, y Normita es oriunda de Gómez Carreño, una de las poblaciones más típicas de Viña del Mar.

Por esto, Mon Laferte revolucionaria no es un invento del marketing. Es decir, si nos ponemos haters no hay por dónde criticar el rol que ha tomado en la crisis social: no la puedes acusar de amarilla ni de falsa. Bueno, salvo que seas paco.

Vamos a eso.


Mon vs Pacos

Si el estallido social fuera un libro obviamente existiría un capítulo de esta pugna (o por lo menos un subtítulo), y no sabría si clasificarlo como un conflicto clásico de protagonista vs antagonista o simplemente como un episodio de humor.

Y es que no sabemos si reír o llorar cuando Carabineros se preocupa más de querellarse contra una cantante que se suma a las denuncias sociales, que de dejar de violar los derechos humanos. O por lo menos tener la decencia de preocuparse por su imagen pública.

Lo que le costó el odio institucionalizado a la artista, fue decir en una entrevista en la cadena latina Univisión que en los incendios del Metro hay “muchos casos donde la misma policía y los mismos militares fueron quienes estuvieron incendiando”.

Poco después, desde la institución postearon un comunicado en el que básicamente le dicen a la cantante que vaya a declarar lo que supuestamente sabe a los fiscales a cargo de las investigaciones de las quemas, después aclaran que lo que dijo es derechamente mentira y por último anuncian acciones legales en su contra.

Y ahora, en su paso por Chile a propósito del festival, Carabineros solicita a través de la Dirección de Justicia a Fiscalía que la cite a declarar por sus dichos en noviembre. Se presenta esta noche. Gente de derecha amenaza con arruinar el show a pifeas, en tanto todxs estamos expectantes a lo que ocurrirá realmente esta noche.

Se siente la tensión

Podríamos decir que como nunca Viña tiene una reina digna, guerrera del pueblo y ovacionada por la gente, pero Viña de Reginato no es digna de Mon Laferte.

Si esto fuera un capítulo de Game of Thrones me imagino a Monserrat Bustamante cerrando su show en un escenario en llamas, con su torso desnudo a lo Premios Grammy y un mensaje nuevo: “Comienza la verdadera revolución”.

La pantalla se va a negro.